Como buena viejoven cada vez me gusta menos salir de marcha. Pero he descubierto un gran placer: levantarme no muy tarde, dar un paseíto y quedar para tomar el aperitivo. En invierno la cosa también funciona: Madrid tiene muchas terrazas en las que pega un solete que calienta en pleno enero.

El sol de invierno / fundió el hielo / y tú no sabes / si yo te quiero. (Niños Mutantes).

Perdón, perdón, ya me centro. Madrid es un sitio conocido por su ausencia de primavera y otoño. Pasamos del núcleo del Sol al interior de un iceberg a un ritmo pasmoso. Sin embargo, esto no puede ser una excusa para quedarse en casa todo el año. Madrid, el paraíso de los bares, tiene además mogollón de terrazas esparcidas por toda la ciudad donde podrás tomarte algo aunque no haga día de playa piscina. Ya no hay excusas para quedarte con la vitamina D bajo mínimos: planta tu cuerpo paliducho sobre una silla, pídete una caña y absorbe rayos de sol como si no hubiera un mañana.

Los sitios que os voy a enseñar valen para cualquier hora del día, pero yo tengo mi momento favorito para visitarlos, así que os los doy ordenaditos para que no tengáis que pensar y solo os hagan falta un par de amigos y unos cuantos euros en el bolsillo.

Desayuno en Malasaña: ojalá no llueva

Nuestro día empieza en Malasaña. La verdad es que no es la primera vez que os hablo del Ojalá porque me flipa: no hay quien se resista a sus margaritas y su brunch a base de huevos benedict. Así que ya lo sabes, si la playa que tienen montada en el sótano era apta para los veranos más abrasadores, en invierno no te puedes perder la terraza de colorines situada en la plaza.

Aperitivo castizo… o no tan castizo

Aunque hay quien dice que el desayuno es la comida más importante del día, yo prefiero el aperitivo. Y todo el mundo sabe que el aperitivo sabe mejor en bar de toda la vida. En la terraza de La Ardosa de Santa Engracia podrás disfrutar del sol y el vermú de grifo con tapa incluida. No son las tapas de Almería, no os voy a engañar, pero algo es algo, y más en Madrid.

Si te has apuntado al paseo por el Rastro y necesitas descansar después de buscar gangas, deslízate hasta la plaza de la Paja y siéntate en la terraza de El Cosaco. A parte del atractivo de la cocina rusa, la plaza más antigua de Madrid es una de las más tranquilas y agradables de la ciudad. Pegados a la plaza están los Jardines del Palacio del Príncipe de Anglona, un jardín secreto casi único en su especie.

Comer rico y sano

Los productos ecológicos, de proximidad y de producción sostenible están de moda… pero si alguien está haciendo de ese rollo un arte es Mamá Campo. En la misma manzana de Chamberí puedes encontrar una escuela de cocina para peques, una tienda, un restaurante y una cantina del grupo. La comida que dan en los dos últimos sitios está para chuparse los dedos y además tienen cerveza La Virgen y limonada Linda, que si por mi fuera serían mi alimento de por vida. Es una maravilla sentarse en la plaza de Olavide, lejos del ruido del tráfico, y disfrutar de algunas de sus tapas al solete.

Uno de los sitios en los que mejor he comido en Madrid es el Restaurante Cornucopia. Tiene pan casero y opciones vegetarianas y una terraza en una calle tranquilísima que no te creerás que está en el puritito centro de la ciudad.

Una copa con vistas en la Terraza de Sabatini

Si algo tiene Madrid son terrazas y azoteas ocultas, muchas de ellas convertidas en bares supercool en los que tomar algo. La Terraza de Sabatini fue uno de mis descubrimientos más inesperados. El sitio en cuestión tiene una panorámica flipante del Palacio Real, los Jardines de Sabatini… Es un lugar estupendo para bajar la comida después de empacharte: los San Francisco con vistas saben mejor.

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Libertad

Siempre asocio la calle Libertad a la música, pero en esta ocasión os voy a hablar de la terracita de Libertad 26. Tiene servicio ininterrumpido de cocina, que es perfecto para alguien como yo que no entiende de horarios, y unos menús estupendos (ejem ejem, paella). Y todo esto, al son del sol de invierno.

Y al caer la noche… El Jardín de SB

Cuando las noches son frías y la cultura del terraceo nos puede traer una buena pulmonía el Jardín de SB, en la calle Montera, nos da la solución. Es una especie de pequeño oasis en la última planta de la tienda de Salvador Bachiller. Allí puedes disfrutar de una estupenda terraza, más recogida que las demás, en la que te sentirás como en un frondoso jardín, ¡con columpio incluido!

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Podría escribir una Biblia sobre bares de Madrid, pero lo que espero es haberos despertado el gusanillo de disfrutar del invierno de las terrazas en las que pega el solete. Y, por supuesto, espero que compartáis conmigo vuestros rincones secretos. ¡Felices cañas!

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Crecí en el norte y viajo buscando el mar. Me encanta el olor de los laboratorios de fotografía y los libros viejos. A veces me pongo digital y escribo en blogs sobre cosas.