Dije que me iba de viaje, que había contratado un circuito y todo el mundo se calló. Se oyó un tenedor estrellarse contra un plato y alguien atragantarse con el vino. Los que se sentaban a mi lado separaron discretamente las sillas. Igual les pegaba algo. ¿Se me había ido la mano con lo de recuperar los 80? ¿Y si era grave? ¿Y si el siguiente paso era organizar un evento y servir dátiles enrollados en beicon, cóctel de gambas con salsa rosa y melocotón en almíbar?

Intuía esa reacción y por eso lo confesé en voz baja y solo cuando me vi acorralada. Sí… Yo también dudaba de mi decisión hasta que lo probé.

Hay momentos para todo y muchos momentos para decantarse por los circuitos, unos viajes organizados en los que unos profesionales te planificarán la ruta y se encargan de que llegues a los lugares. ¿Por qué elegir esta opción? Aquí van algunos motivos:

Porque vas a última hora

Aunque hace tiempo que sabes que vienen cuatro días (cinco si aprovechas aquel sábado que trabajaste y que te dijeron que te tomaras libre cuando quisieras) de fiesta, no es hasta el día antes que recibes la llamada de una amiga que te propone: “¿Y si vamos a alguna parte?”. Evidentemente, tienes ganas, pero no tiempo de organizar nada. Necesitas cerrar el destino ya y asegurarte de que no la lías y disfrutarás del viaje. ¿Coges un billete a Viena y vas sobre la marcha? ¿O haces clic en un pack cerrado que te llevará por las tierras de Sissi y alrededores, y que te asegurará alojamiento, transfer y, si te apetece, entradas a mejor precio para cinco horas de Wagner?

Porque sale mejor de precio

Según qué ruta quieras hacer, solo tienes que comparar y puede que te lleves una grata sorpresa. Sí, elegimos el pack Viena porque íbamos a última hora y porque nos dimos cuenta de que nos salía bastante mejor de precio que ir por libre y, además, en hotel de cuatro estrellas (¡con jaboncitos para llevarte, zapatillas de toalla blanca y una nota en la mesilla que nos advertía de que encender velas no era la mejor idea que podríamos tener aquellos días!).

Porque puede ser una buena opción según con quien viajes

Hace poco que le conoces o sois uña y carne, pero cuando se trata de viajar sois una Peggy y un Sheldon en potencia. No te arriesgues, contrata un circuito y siempre podréis decir que la culpa es de ellos.

Porque te permite descubrir lugares que no te habías planteado

O lugares a los que no podrías entrar por tu cuenta, porque necesitas reservar con tiempo o tienen acceso limitado. Hasta puedes vivir experiencias únicas que convertirán el viaje en uno de tu tops. Puedo dar fe con la semana larga que pasé en un barco centenario de madera recorriendo las islas del norte de Holanda. ¿A qué suena bien? Pues fue aún mejor porque la Biodramina con cafeína es lo más y, aquí va el siguiente punto…

Porque casi siempre tienes la suerte de conocer a gente interesante

Hay circuitos, y no niego que a mí me gusta, con los que no estarás obligado a relacionarte con nadie más allá del chófer del transfer que te espera en el aeropuerto con un cartel con tu nombre mal escrito en la mano. Lo único que hacen es organizarte la logística de tu viaje. En cambio, hay otros, con los que irás coincidiendo con las mismas caras. El roce, ya se sabe, hace que cuando regreses a tu casa un impulso te lleve a crear un grupo de Whatsapp al que pondrás por nombre una broma interna que solo entenderéis los que estuvisteis allí viviendo la experiencia. Que sí, que hay gente maja en todas partes y haciendo circuitos, también.

Porque te permiten no perder tiempo

Seamos prácticos, si te puedes centrar en disfrutar del viaje, ¿por qué dedicar horas en hacer colas, tener que buscarte la vida para ir de un lugar a otro o tener que buscar alojamiento? Los circuitos te permiten ir directos a la esencia del viaje.

Porque no son los que eran

Hace años que se dejó atrás lo de “si hoy es martes, esto es Bélgica”. No te obligan a cenas temáticas, a excursiones a fábricas raras y a tener que pasarte dos horas en un mercadillo de alfombras. Tú decides lo que contratas. Hay tantos circuitos como viajeros. Se habla de circuitos, pero es casi casi un traje a medida. Ya lo dicen, en la vida tienes que plantar un árbol, escribir un blog, tener un gato, probar la Biodramina con cafeína y hacer un circuito.

Y los de la cena que se preparen, porque harás pase de diapositivas.

Hay momentos para todo y muchos momentos para decantarse por los circuitos, unos viajes organizados en los que unos profesionales te planificarán la ruta y se encargan de que llegues a los lugares. ¿Por qué elegir esta opción? Aquí van algunos motivos:

Porque vas a última hora

Aunque hace tiempo que sabes que vienen cuatro días (cinco si aprovechas aquel sábado que trabajaste y que te dijeron que te tomaras libre cuando quisieras) de fiesta, no es hasta el día antes que recibes la llamada de una amiga que te propone: “¿Y si vamos a alguna parte?”. Evidentemente, tienes ganas, pero no tiempo de organizar nada. Necesitas cerrar el destino ya y asegurarte de que no la lías y disfrutarás del viaje. ¿Coges un billete a Viena y vas sobre la marcha? ¿O haces clic en un pack cerrado que te llevará por las tierras de Sissi y alrededores, y que te asegurará alojamiento, transfer y, si te apetece, entradas a mejor precio para cinco horas de Wagner?

Porque sale mejor de precio

Según qué ruta quieras hacer, solo tienes que comparar y puede que te lleves una grata sorpresa. Sí, elegimos el pack Viena porque íbamos a última hora y porque nos dimos cuenta de que nos salía bastante mejor de precio que ir por libre y, además, en hotel de cuatro estrellas (¡con jaboncitos para llevarte, zapatillas de toalla blanca y una nota en la mesilla que nos advertía de que encender velas no era la mejor idea que podríamos tener aquellos días!).

Porque puede ser una buena opción según con quien viajes

Hace poco que le conoces o sois uña y carne, pero cuando se trata de viajar sois una Peggy y un Sheldon en potencia. No te arriesgues, contrata un circuito y siempre podréis decir que la culpa es de ellos.

Porque te permite descubrir lugares que no te habías planteado

O lugares a los que no podrías entrar por tu cuenta, porque necesitas reservar con tiempo o tienen acceso limitado. Hasta puedes vivir experiencias únicas que convertirán el viaje en uno de tu tops. Puedo dar fe con la semana larga que pasé en un barco centenario de madera recorriendo las islas del norte de Holanda. ¿A qué suena bien? Pues fue aún mejor porque la Biodramina con cafeína es lo más y, aquí va el siguiente punto…

Porque casi siempre tienes la suerte de conocer a gente interesante

Hay circuitos, y no niego que a mí me gusta, con los que no estarás obligado a relacionarte con nadie más allá del chófer del transfer que te espera en el aeropuerto con un cartel con tu nombre mal escrito en la mano. Lo único que hacen es organizarte la logística de tu viaje. En cambio, hay otros, con los que irás coincidiendo con las mismas caras. El roce, ya se sabe, hace que cuando regreses a tu casa un impulso te lleve a crear un grupo de Whatsapp al que pondrás por nombre una broma interna que solo entenderéis los que estuvisteis allí viviendo la experiencia. Que sí, que hay gente maja en todas partes y haciendo circuitos, también.

Porque te permiten no perder tiempo

Seamos prácticos, si te puedes centrar en disfrutar del viaje, ¿por qué dedicar horas en hacer colas, tener que buscarte la vida para ir de un lugar a otro o tener que buscar alojamiento? Los circuitos te permiten ir directos a la esencia del viaje.

Porque no son los que eran

Hace años que se dejó atrás lo de “si hoy es martes, esto es Bélgica”. No te obligan a cenas temáticas, a excursiones a fábricas raras y a tener que pasarte dos horas en un mercadillo de alfombras. Tú decides lo que contratas. Hay tantos circuitos como viajeros. Se habla de circuitos, pero es casi casi un traje a medida. Ya lo dicen, en la vida tienes que plantar un árbol, escribir un blog, tener un gato, probar la Biodramina con cafeína y hacer un circuito.

Y los de la cena que se preparen, porque harás pase de diapositivas.

mm
Solo llego puntal cuando voy al cine, no sé resistirme a un mal plan y soy tan inútil orientándome que me perdería en mi propio museo. Espero que algún día declaren las patatas chips pilar de la dieta mediterránea. Me acompaña un ratón vaquero de nombre Cowmouse.