¿Sabes mucho de geocaching? ¿O construir un robot y programarlo? ¿Y montar un cubo de Rubik? Tranquilos, que no estoy contratando gente para Google. Pero sí para un viaje a través de un planeta geek más alucinante que la última versión de Linux.

En este valle no hay vacas

Un viaje geek es la pizza con piña del turismo. Aquí no se trata de free tours o patrimonios Unesco, sino de cosplay, bebidas sacadas de Futurama o smartphones que causen más fervor que la Virgen de la Macarena.

O al menos, algo parecido es lo que ocurre cada año durante la Expo 3, la mayor feria de videojuegos de todo el mundo que se celebra en Los Ángeles. O en la Gamepolis de Málaga y la Gamescom de Colonia, en Alemania. Por paraísos gamers que no quede.

Si en tu caso eres más ambicioso, El Camino Real de San Francisco te lo pone fácil. Una carretera donde los carteles indican el camino a lugares tan cool como Facebook o Google.

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Y es que para cualquier mortal, visitar rascacielos corporativos o el garaje donde surgió el primer Mac puede ser más aburrido que un documental sobre ostras. Pero para quien vive por y para la tecnología, Silicon Valley es lo más cercano a una cuadra de unicornios.

Por si esto no fuera suficiente, existen otros muchos lugares para todo tipo de gustos: si hay un Pedro Duque escondido en ti, el Kennedy Space Center de Cabo Cañaveral te devuelve a 1969. Si te gusta la velocidad, la central de BMW en Múnich deja el tunning de Fast & Furious en paños menores. Y si ya eres un marqués de las bizarradas, la ucraniana Zona Muerta de Chernóbil te permite vivir  tu propio apocalipsis efímero.

Por el poder de Samsung

Todo lo imaginable no está en Amazon Prime o el próximo Black Friday, sino en Japón, el país de Doraemon, los otakus y los gatitos con un tic nervioso en el brazo.

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Tokio se convierte en la principal parada, siendo el distrito de Akihabara lo más parecido al cielo tecnológico: tiendas y tiendas de gadgets electrónicos que van desde webcams del 98 hasta droides del 2090, maid cafés donde los camareros se apuntan al cosplay y hasta Kanda Myojin, una iglesia de la tecnología.

Sí, sí. En este templo sintoísta se facilitan omamoris, o amuletos de madera, para proteger tus ordenadores de virus o la pantalla de tu smartphone de futuras caídas. Vamos, que cuando te acerques al cura este agradecerá más que le cuentes sobre tu última partida de Fortnite que de tus pecados cometidos.

Si por tu parte aterrizas en el aeropuerto Incheon de Seúl, en Corea del Sur, seguramente un hermano de R2D2 se acerque para preguntarte si todo está bien. El primer indicio de que la capital surcoreana no solo es la flamante sede de LG y Samsung (que ya con esto echas dos días), sino que su nivel geek se despliega de muchas formas: cafés de realidad virtual, barrios electrónicos y bares K-Pop que confirman el potencial del país del Gangnam Style.

El lado viajero siento en ti

Si Walt Disney despertase de su crionización, posiblemente se tomaría un trankimazin para procesar todo lo que Mickey Mouse ha hecho en su ausencia. Porque en 2018 ya no hay solo princesas que comen manzanas o se echan siestas de 10 años, sino también personajes como Luke Skywalker, Elsa o Tony Stark. Y eso por nombrar a unos pocos.

La adquisición de Marvel, Lucasfilm o Pixar por parte de Disney no ha hecho sino sumar más variedad a una oferta donde caben parques temáticos o eventos exclusivos como el D23 o el Star Wars Day.

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Y es que desde tours míticos como el de Dr. Who en Londres o Star Trek en Nueva York, pasando por la Comic Con de San Diego o un campeonato de Quidditch en Madrid, el cine y la televisión continúan siendo una mina de oro para todo geek.

Para todo aquel que aún no sepa muy bien en qué invertir sus bitcoins.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.