A veces ocurre que, de repente, nos vemos metidos en un viaje en grupo. Puede ser una despedida pre boda, un cumpleaños o un concierto fuera de nuestra ciudad. O puede ser un fin de semana cualquiera sin motivo especial, como me ocurrió a mí. Lo importante en estos casos, aparte de mantener la calma e ir con la mejor de las actitudes, es organizarse y no caer en errores tontos que te impedirán disfrutar al cien por cien. No te preocupes: he venido aquí a desgranártelos uno a uno.

Si te pasa como a mí y en tu grupo de amigos os “engoriláis” (palabra maravillosa que quiere decir, “envalentonarse”) por WhatsApp al grito de “mirad qué barato está Canarias para este puente”, os ponéis a pedir permisos en el trabajo y acabáis comprando un vuelo a Las Palmas para diecisiete personas (amigo arriba amigo abajo), tengo unos cuantos consejos que, gracias a mi experiencia personal, sé que vais a necesitar.

Volar en aviones distintos: primer error

Una publicación compartida de @henarrr el


Sí, cada amigo tiene sus restricciones de agenda y su hora de salida del trabajo u otros quehaceres… Pero aterrizar cada uno a una hora distinta es un jaleo. Lo mismo con la vuelta, pero con el añadido del tostón de ir a llevar a gente al aeropuerto. Las malas noticias son que, a la hora de la verdad, esto va a ser siempre así porque no solo los factores antes mencionados intervienen, también los precios fluctúan y aquí cada uno va a por lo que más le convenga económicamente. Pero que sepas que si se puede evitar, mejor. Y siempre es más divertido volar con amigos y que se queden sin existencias de cervezas en el avión.

Prohibido ir sin un buen Excel de vehículos disponibles

Los coches deben ir super organizados: No basta con dividir entre los que sois y contar con X coches. Lo importante es que la hoja de cálculo tenga en cuenta fechas y horas de llegadas y salidas, con toda la logística que eso conlleva, para designar quién va con quién. También hay que cruzar todos los datos con quién duerme dónde, así que un buen curso de Excel que te enseñe tablas dinámicas te vendrá bien para organizar este pitote. Una vez veas la luz será la pera limonera.

Guárdate las manías en casa

Ir con tus rarezas tipo “me gustan los cereales crujientes pero no crunchy” o “esta marca yo no la tomo” o, incluso “yo no puedo dormir sin persiana” no puede ser en estos casos de viaje masivo: asúmelo. Por supuesto que adelantarte a todas las posibles casuísticas (sin calentar la cabeza con preguntas continuas por WhatsApp, ¡por favor!) será lo mejor que hagas: llévate antifaz, mete en la maleta un minitupper de esos cereales que tanto te gustan, o acércate tú al súper a coger lo que quieras.

Baja tus expectativas respecto a los primeros momentos del día

En serio: son planes con mucha gente. La mañana es el talón de Aquiles de muchas personas, y levantarse de mala leche es algo bastante común -que no necesariamente socialmente aceptado-. Ni te vas a levantar a la hora que te gustaría (si eres dormilón/a como yo, vas a sufrir), ni vas a desayunar ese mollete espectacular que tomas todos los días comprado en la panadería “puturrú de fuá”, ni vas a poder pasar en el baño todo el rato que a ti te apetezca, ni podrás extenderte con una relajante ducha porque dejarás sin agua caliente al siguiente. Acepta esto y tu viaje iré mucho mejor.

No dejes las cuentas para el final

Esto va súper en serio. Ir haciendo “la cuenta de la vieja” mentalmente o apuntada en papelitos por ahí no ayuda. Hoy en día existen aplicaciones móviles súper prácticas para ir metiendo cada gasto compartido, y dividiéndolo entre las personas involucradas, como por ejemplo Settle Up o Piggy. Mete cada cosa a ratitos día a día y no te arrepentirás. Al final del viaje tienes la opción de enviar el resumen de las cuentas a cada participante, con la cantidad que debe pagar y a quién.

Prohibido mandar todo por mensajes de voz

Y en esa sempiterna cadena de WhatsApp que vais a usar durante el viaje ni se os ocurra ir comunicándoos a base de mensajes de voz. No, no y no. Según estás oyendo el primero llegan otros tres. No te da tiempo a escucharlos todo y se convierte en una conversación idiota de teléfono escacharrado. Nada de notas voz para cosas importantes o temas de cambio de decisiones o de rumbo con el coche. Mucho mejor unos buenos textos, sin generar demasiado lío, y justificando la cosa si el cambio es muy radical con respecto a lo acordado con anterioridad.

Fotos de Henar Ortega

Pasa de grandes expectativas

En general, recomiendo no ir con grandes expectativas ni gastronómicas ni de aprovechamiento milimétrico del tiempo. Y es que, ¡estás de viaje con diecisiete amigos, qué mayor expectativa que esa! Que la comida de este sitio no es la que hubieras elegido: vaaaale. Que a ti te apetecía más una playa cercana y nos hemos ido lejísimos: bueeeeno. Que en este restaurante no cabemos tantos en una mesa y nos tienen que poner de seis en seis:  qué le vamos a hacer. Disfruta, pásalo bien, saca muchas fotos, y acuérdate de que es probable que nunca más viajes con tantos amigos a la vez, así que ¡dalo todo y guarda cada momento en tu cerebro y corazón!

Si te pasa como a mí y en tu grupo de amigos os “engoriláis” (palabra maravillosa que quiere decir, “envalentonarse”) por WhatsApp al grito de “mirad qué barato está Canarias para este puente”, os ponéis a pedir permisos en el trabajo y acabáis comprando un vuelo a Las Palmas para diecisiete personas (amigo arriba amigo abajo), tengo unos cuantos consejos que, gracias a mi experiencia personal, sé que vais a necesitar.

Volar en aviones distintos: primer error

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Sí, cada amigo tiene sus restricciones de agenda y su hora de salida del trabajo u otros quehaceres… Pero aterrizar cada uno a una hora distinta es un jaleo. Lo mismo con la vuelta, pero con el añadido del tostón de ir a llevar a gente al aeropuerto. Las malas noticias son que, a la hora de la verdad, esto va a ser siempre así porque no solo los factores antes mencionados intervienen, también los precios fluctúan y aquí cada uno va a por lo que más le convenga económicamente. Pero que sepas que si se puede evitar, mejor. Y siempre es más divertido volar con amigos y que se queden sin existencias de cervezas en el avión.

Prohibido ir sin un buen Excel de vehículos disponibles

Los coches deben ir super organizados: No basta con dividir entre los que sois y contar con X coches. Lo importante es que la hoja de cálculo tenga en cuenta fechas y horas de llegadas y salidas, con toda la logística que eso conlleva, para designar quién va con quién. También hay que cruzar todos los datos con quién duerme dónde, así que un buen curso de Excel que te enseñe tablas dinámicas te vendrá bien para organizar este pitote. Una vez veas la luz será la pera limonera.

Guárdate las manías en casa

Ir con tus rarezas tipo “me gustan los cereales crujientes pero no crunchy” o “esta marca yo no la tomo” o, incluso “yo no puedo dormir sin persiana” no puede ser en estos casos de viaje masivo: asúmelo. Por supuesto que adelantarte a todas las posibles casuísticas (sin calentar la cabeza con preguntas continuas por WhatsApp, ¡por favor!) será lo mejor que hagas: llévate antifaz, mete en la maleta un minitupper de esos cereales que tanto te gustan, o acércate tú al súper a coger lo que quieras.

Baja tus expectativas respecto a los primeros momentos del día

En serio: son planes con mucha gente. La mañana es el talón de Aquiles de muchas personas, y levantarse de mala leche es algo bastante común -que no necesariamente socialmente aceptado-. Ni te vas a levantar a la hora que te gustaría (si eres dormilón/a como yo, vas a sufrir), ni vas a desayunar ese mollete espectacular que tomas todos los días comprado en la panadería “puturrú de fuá”, ni vas a poder pasar en el baño todo el rato que a ti te apetezca, ni podrás extenderte con una relajante ducha porque dejarás sin agua caliente al siguiente. Acepta esto y tu viaje iré mucho mejor.

No dejes las cuentas para el final

Esto va súper en serio. Ir haciendo “la cuenta de la vieja” mentalmente o apuntada en papelitos por ahí no ayuda. Hoy en día existen aplicaciones móviles súper prácticas para ir metiendo cada gasto compartido, y dividiéndolo entre las personas involucradas, como por ejemplo Settle Up o Piggy. Mete cada cosa a ratitos día a día y no te arrepentirás. Al final del viaje tienes la opción de enviar el resumen de las cuentas a cada participante, con la cantidad que debe pagar y a quién.

Prohibido mandar todo por mensajes de voz

Y en esa sempiterna cadena de WhatsApp que vais a usar durante el viaje ni se os ocurra ir comunicándoos a base de mensajes de voz. No, no y no. Según estás oyendo el primero llegan otros tres. No te da tiempo a escucharlos todo y se convierte en una conversación idiota de teléfono escacharrado. Nada de notas voz para cosas importantes o temas de cambio de decisiones o de rumbo con el coche. Mucho mejor unos buenos textos, sin generar demasiado lío, y justificando la cosa si el cambio es muy radical con respecto a lo acordado con anterioridad.

Fotos de Henar Ortega

Pasa de grandes expectativas

En general, recomiendo no ir con grandes expectativas ni gastronómicas ni de aprovechamiento milimétrico del tiempo. Y es que, ¡estás de viaje con diecisiete amigos, qué mayor expectativa que esa! Que la comida de este sitio no es la que hubieras elegido: vaaaale. Que a ti te apetecía más una playa cercana y nos hemos ido lejísimos: bueeeeno. Que en este restaurante no cabemos tantos en una mesa y nos tienen que poner de seis en seis:  qué le vamos a hacer. Disfruta, pásalo bien, saca muchas fotos, y acuérdate de que es probable que nunca más viajes con tantos amigos a la vez, así que ¡dalo todo y guarda cada momento en tu cerebro y corazón!

mm
Henar con H de hedonismo. Recomendadora profesional. Muchos años enviando a gente a los sitios adecuados. Camino por la vida en una eterna vacación (o eso intento). Profesional camaleónica, soy periodista, consultora de comunicación y gestora cultural freelance. No conoces a nadie a quien le flipe más Madrid (y mi barrio, Antón Martín). Cine, música, arte, ocio urbano, comer, beber, salir, y demás. Bajar a comprar pan y acabar en una despedida de soltero en Ibiza (de La Costa Brava) como way of life.