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Santafixie y la locura de volar a piñón fijo

Todos hemos soñado alguna vez con volar, pero por mucho que lo hemos intentado no hemos sido capaces ni de levantar un pie del suelo más de veinte segundos.

Todos hemos soñado alguna vez con volar, pero por mucho que lo hemos intentado no hemos sido capaces ni de levantar un pie del suelo más de veinte segundos. Y con volar no me refiero a subirse a un avión, sino a la adrenalina que debe sentir un ave rapaz atravesando el cielo y las montañas en lo alto de los pirineos, o un gorrión visitando los balcones del barrio en busca de su desayuno.

Aun así, hoy os revelamos que estamos muy, muy cerca de tocar el cielo, sin necesidad de tener alas; simplemente necesitamos una “fixie”. Tranquilo, no se trata de ningún gel fijador, sino de una bicicleta tan simple como maravillosa que no te puedes perder. Y aunque el término “fixie” suene muy millenial, te quedarás de piedra cuando descubras cuando nació este transporte que, si le das una oportunidad, está dispuesto a cambiarte la vida.

Las “fixie” son de piñón fijo, y fueron las primeras bicicletas que aparecieron, abriendo la puerta a un mundo que hoy hace pedalear a millones de personas. Está claro que los primeros modelos fueron evolucionando con el tiempo, y la tecnología y materiales que hoy tenemos son muy superiores, pero la esencia es la misma, y muchos fans aseguran que existe una la conexión casi mística entre este tipo de bicis y los ciclistas que vuelan sobre ellas.

Las bicicletas “Raval”, de la marca “Santafixie”, son auténticas piezas de museo, estéticamente muy llamativas y modernas, pero con un toque clásico y “vintage” que combinará a la perfección con tu “outfit”. Estos modelos no solamente unen belleza y ecología, sino que además te permiten desarrollar la fuerza física mientras disfrutas como un enano. Si vives en la ciudad, no encontrarás mejor manera de ir de un lado para otro, y además contribuirás con el medio ambiente y llevarás un estilo de vida super “healthy”.

La fiebre de volar sobre ruedas se ha extendido mucho últimamente, y cada vez son más los locos que se lanzan a la aventura del piñón fijo. Tanto es así, que se organizan competiciones exclusivas para este tipo de velocípedos, en las que los pedales van a toda velocidad y los competidores hacen más gemelos que en veinticuatro horas intensivas de gimnasio. Los adictos a este tipo de “lifestyle” son conocidos como “fixieros” y aseguran que no hay adicción más sana.

Aún así, antes de iniciarte es más que recomendable que te leas las instrucciones, si no quieres ver el asfalto muy de cerca. La primera vez que te montes en una “fixie” notarás una sensación extraña al comprobar que no puedes controlar los pedales a tu aire, ya que en las bajadas seguirán girando aunque no pedalees, y para frenar no existen frenos, sino que tú mismo debes bajar el ritmo y la velocidad del pedaleo hasta que se pare por completo.

Cuando le hayas cogido el “tranquillo” comprobarás que el nuevo mejor amigo del hombre es la bicicleta, que producirá en ti las sensaciones más puras sobre ruedas. Deja a un lado las suspensiones y transmisiones, y siente el camino que hay bajo tus pies.

Así que ya sabes, olvídate de coger la bici solo para dar paseos por la playa o bajar una montaña de vez en cuando. Elige tu modelo favorito y siente la adrenalina… ¡todos los días del año!

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Amante de la música y las letras desde que tengo uso de razón, sueño con aprender todos los idiomas del mundo antes de los 30. No hay puzzle que se me resista, y tengo siempre las maletas listas para salir a la aventura. Las tres veces que he estado en África, he querido quedarme.