El pasado fin de semana cogimos los coches y nos fuimos con toda la familia al Parque de Montseny. El día estaba perfecto: soleado con un cielo despegadísimo, por lo que durante el viaje pudimos deleitarnos de un paisaje inigualable.

Aunque eran sólo las 10am, ya en el camino vimos todo tipo de actividades en acción: globos aerostáticos y paracaídas. La adrenalina iba subiendo.

Nuestro destino era un pueblito llamado Viladrau, a 75 min de Barcelona. Ahí nos esperaba nuestra excursión del día: Segway. Estos maravillosos bichos de dos ruedas 4×4 que luego se convertirían en nuestros avatares.

Los guías muy simpáticos y atentos nos indicaron como subir, bajar, girar y retroceder. No hay más misterio.
Luego de unos minutos practicando, comenzamos nuestro recorrido. Primero a la plaza del pueblo y luego por caminos más aventureros, adentrándonos por maravillosos senderos.

Hay que decir que los Segway son una maravilla, se mueven según tu cuerpo, tu única misión es mantener una posición relajada, las rodillas un poco flexionadas y mantener el peso en el centro. Al final los sientes como extensiones de tu cuerpo. Te relajas y disfrutas del viaje. Tanto fue la afición que uno del grupo se lo quería traer a Barcelona.

En resumen, una actividad para todos y un 65º cumpleaños inolvidable para mi suegra.

¡Lánzate a buscar tus ruedas! ;)

El pasado fin de semana cogimos los coches y nos fuimos con toda la familia al Parque de Montseny. El día estaba perfecto: soleado con un cielo despegadísimo, por lo que durante el viaje pudimos deleitarnos de un paisaje inigualable.

Aunque eran sólo las 10am, ya en el camino vimos todo tipo de actividades en acción: globos aerostáticos y paracaídas. La adrenalina iba subiendo.

Nuestro destino era un pueblito llamado Viladrau, a 75 min de Barcelona. Ahí nos esperaba nuestra excursión del día: Segway. Estos maravillosos bichos de dos ruedas 4×4 que luego se convertirían en nuestros avatares.

Los guías muy simpáticos y atentos nos indicaron como subir, bajar, girar y retroceder. No hay más misterio.
Luego de unos minutos practicando, comenzamos nuestro recorrido. Primero a la plaza del pueblo y luego por caminos más aventureros, adentrándonos por maravillosos senderos.

Hay que decir que los Segway son una maravilla, se mueven según tu cuerpo, tu única misión es mantener una posición relajada, las rodillas un poco flexionadas y mantener el peso en el centro. Al final los sientes como extensiones de tu cuerpo. Te relajas y disfrutas del viaje. Tanto fue la afición que uno del grupo se lo quería traer a Barcelona.

En resumen, una actividad para todos y un 65º cumpleaños inolvidable para mi suegra.

¡Lánzate a buscar tus ruedas! ;)