1. Tabarca (Alicante)

Visitada por griegos, romanos y hasta piratas berberiscos, la isla de Tabarca yace a 22 kilómetros de una costa de Alicante llena de secretos. El perfecto lugar al que escaparse un día en busca del mejor arroz marinero antes de pasear por sus calles decoradas con banderines o nadar en unas playas transparentes tan solo matizadas por el verde de su posidonia. Porque a pesar de sus casi 2 kilómetros de longitud, en Tabarca cabe toda la esencia de la Costa Blanca.

2. La Geoda de Pulpí (Almería)

Almería es más que pueblos de western y playas de cuento. De hecho, basta con acercarse a la localidad de Pulpí para comprobar que aquí se encuentra la segunda mayor geoda del mundo después de la de Naica, en México. Una cavidad rellena de cristales fruto de la evaporación del propio Mediterráneo hace millones de años cuyas enormes estalagmitas transparentes dibujan un escenario tan desconocido. . . que aún no ha sido abierto. Por suerte, el próximo 1 de julio el mundo podrá acceder a un centro de visitantes que ha tardado más de dos décadas en llegar.

3. Cascada de Colores (La Palma)

De todas las islas Canarias, La Palma es posiblemente la más desconocida de todas. Un paraíso isleño tallado por bastos conos volcánicos que giran en torno a la Caldera de Taburiente, la gran atracción de la conocida como Isla Bonita. Un paraje ideal para iniciar una ruta de senderismo hasta seguir el riachuelo ocre que descubre la Cascada de Colores, un experimento de la naturaleza donde diferentes tonalidades tiñen este rincón marciano.

4. Palacio Episcopal de Astorga (León)

La obra de Gaudí no solo gira en torno a Barcelona o El Capricho de Comillas. O sino, que se lo digan al pueblo de Astorga, lugar donde en en 1893 la muerte del obispo Policarpo Arias llevó al genio catalán a abandonar el diseño de un palacio neogótico por desavenencias con el cabildo. Un hiatus que no impidió que el edificio aún contenga mucho de Gaudí, comenzando por sus torres de película Disney hasta los ángeles que salpican sus jardines.

5. Teatro romano de Medellín (Badajoz)

Hernán Cortés nació en 1485 en un pueblecito de Badajoz llamado Medellín cuyo máxima atracción era su condición de cuna del gran conquistador. Por suerte, el descubrimiento en 2007 de un teatro romano permitió sumar un nuevo hito histórico al amplio catálogo de ruinas romanas de Extremadura además del mejor mirador del castillo de Medellín, el pueblo y sus alrededores agrestes.

Si tu presupuesto no te alcanza para México o Colombia, en España también tenemos una geoda y un Medellín.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.