En invierno en Alemania hace más frío que haciendo pipí en pijama en la cueva del Yeti a las 6:00 de la mañana en enero y, encima, a las 16.00 ya es noche cerrada.

Perfecto, tienes unos días tontos libres, has conseguido tus billetes en un vuelo a tres euros ida y vuelta a Berlín y, además, aunque está ahí la prima de tu ex compañero de piso haciendo unas prácticas, que no es que la chica te caiga muy bien, pero un día de fraternal borrachera te ofreció su casa, también has encontrado una oferta en un hotel del centro que sencillamente no puedes rechazar. Así que decidido: te vas unos díitas a Berlín.

[redbox text=”Visitar Berlín en invierno tiene la ventaja añadida de que conocerás el verdadero pulso de la ciudad.” position=”right”]

Te has mirado por adelantado todo lo que quieres visitar: te harás sellar el pasaporte en el Checkpoint Charlie, no quieres dejar de pagar los quince pepinos que cuesta atravesar las puertas de Ishtar en el museo del Pérgamo, vas a hacerte tu selfie sagrado en la East Side Gallery… peeeeroooo pones un pie en suelo berlinés y te das cuenta de por qué casi te han regalado los billetes de avión y el motivo de que Mallorca y la Costa del Sol estén colonizadas en su totalidad por alemanes. 

No desesperes, aquí van mis consejos para hacerte más llevaderos estos días de heroico y abnegado turismo.

Abrígate más que el Rey de espadas

Verás, da igual lo que te hayamos querido prevenir todos; tu madre, tu primo Santi que estuvo de Erasmus en 2011, yo… por mucho que te digamos no te vas a hacer una idea; en Berlín hace un frío que no te lo crees, por lo que toda la ropa de invierno que lleves no va a ser suficiente. Necesitarás abrigarte nivel “prepáreme la alforja, madre, que la patria me manda al frente ruso” así que te recomiendo que te dirijas a Garaje (Ahornstrasse, 2. Parada U. Kurfurstenstrasse) a comprarte un abrigo de los de pelete en el cuello y un gorro de la época de los zares. Es una tienda de segunda mano de las de sistema de “compre a kilo”, sólo que el kilo de ropa es muy barato y no se trata de ropa vintage colección otoño-invierno 2006 del Carrefour si no que te encuentras verdaderas maravillas. De la misma cadena son las tiendas Colours y Made in Berlin, que conservan el mismo sistema de venta a peso, solo que, al ser tiendas más céntricas están llenas de GUIRIS que se llevan todo lo bueno antes de que tú llegues.

garaje
Autor: Garaje.

Repite conmigo este mantra: desayuno de reyes, codillo y ramen

No me voy ni a preocupar en indicarte sitios buenos para comer en Berlín, tú y yo sabemos que tu dieta pendulará entre los dos platos NACIONALES berlineses: donner kebab y currywurst, porque son baratos, están muy ricos, hay locales por toda la ciudad y ¡qué demonios! ¿No estás de vacaciones? Ya harás régimen en primavera. Aunque, por otro lado, ¡Ay el frío! Por mucho que hayas tomado la respetable decisión de alimentarte de deliciosa comida basura, tu cuerpo te demandará alimentos calentitos y que se peguen al riñón para poder afrontar los largos paseos bajo el frío alemán. Conozco tres lugares que te van a salvar la vida, el estómago y el bolsillo:

Makoto. Alte Schonhauser, 13. Parada U Rosa Luxemburgo.

Es un restaurante de auténtica comida japonesa casera. Las sopas son buenísimas, abundantes, baratas y tan calentitas que querrás tirarte el cuenco por encima. También te las preparan para llevar. Mi recomendación de obligado cumplimento son los ramen de curry.

Gambrinus. Linienstrasse, 133. Parada S Oranienburguer Strasse.

A simple vista parece un bar para turistas pero no es el caso. Aquí se come la auténtica comida casera tradicional alemana y pagando poquito. Ojo porque las raciones son enormes y no te quedará sitio para su famoso apfelstrudel que está como para cantarle una saeta de bueno.

Wirsthaus. Hasenheide, 18. Parada U Hermannplatz.

Un buffet libre ultrarrecomendadísimo porque tienen de todo y muy bueno; salmón ahumado, arenques, quesos de todos los tipos, pasteles, salchichas, tal es la cantidad de comida que sirven que, por menos de ocho euros, te comes un brunch que sales calzao para todo el día.

¿Y qué visito yo con una temperatura en la calle tal que, si estuviera en mi ciudad, no me sacarían de casa ni para ir a recoger dinero?

Mi recomendación es que deambules lo mínimo y te vayas a un tour guiado. No te estoy proponiendo que cojas un bus turístico ni nada por el estilo, en Berlín hay varias compañías de visitas organizadas a pie, con guías españoles que son estupendas. Te recomiendo que empieces por este tour introductorio . Son dos horas y media caminando, con las manos enguantadas metiditas en los bolsillos del abrigo y no perdiéndote por la ciudad con un mapa en las manos, por el centro de Berlín visitando los lugares más emblemáticos: búnker de Hitler, Checkpoint Charlie, monumento al Holocausto, la Bebelplatz o plaza donde hubo la tristemente famosa quema de libros, antiguo cuartel de las SS. El tour es gratuito y el guía solo cobra lo que estés dispuesto a darle, aunque, el paseo se te hace tan ameno que te aseguro que verás justo pagarle una buena propina.

Si no te apetece nada caminar, una opción muy práctica y barata es la línea 100. Esta línea de autobús es emblemática porque fue la primera en hacer un recorrido que unía la zona oeste de la ciudad, estación Zoologischer Garden, con la zona este, plaza Alexander Platz. Son autobuses de dos plantas y, al ser un trayecto tan céntrico, por el precio de un billete regular de autobús, haces el mismo viaje que los mismísimos autobuses turísticos.

La otra opción al salir a la calle es dejar de luchar contra el invierno y sumergirte directamente en él yendo al Winterwelt (Mundo de invierno) en Postdamer Platz, allí encontrarás una pista de patinaje enorme, un tobogán de hielo de setenta metros de largo y cientos de puestecitos donde comprar dulces y, sobre todo, vasitos del requetedeliciosísimo Glühwein, un vino caliente y especiado uberútil a la hora de afrontar de los gélidos paseos berlineses.

vino_caliente
Autor: Christoph Stuhldreier.

Así que disfruta de tu viaje y piensa que, pese al frío y las pocas horas de luz, visitar Berlín en invierno tiene la ventaja añadida de que conocerás el verdadero pulso de la ciudad ya que ten la seguridad de que la gente que encuentres por la calle serán verdaderos berlineses y no GUIRIS como ocurre en las estaciones más calurosas (recuerda que tú odias a los guiris porque no eres uno de ellos; tú eres un aventurero, un viajero, un soñador, un ciudadano del mundo).

Perfecto, tienes unos días tontos libres, has conseguido tus billetes en un vuelo a tres euros ida y vuelta a Berlín y, además, aunque está ahí la prima de tu ex compañero de piso haciendo unas prácticas, que no es que la chica te caiga muy bien, pero un día de fraternal borrachera te ofreció su casa, también has encontrado una oferta en un hotel del centro que sencillamente no puedes rechazar. Así que decidido: te vas unos díitas a Berlín.

[redbox text=”Visitar Berlín en invierno tiene la ventaja añadida de que conocerás el verdadero pulso de la ciudad.” position=”right”]

Te has mirado por adelantado todo lo que quieres visitar: te harás sellar el pasaporte en el Checkpoint Charlie, no quieres dejar de pagar los quince pepinos que cuesta atravesar las puertas de Ishtar en el museo del Pérgamo, vas a hacerte tu selfie sagrado en la East Side Gallery… peeeeroooo pones un pie en suelo berlinés y te das cuenta de por qué casi te han regalado los billetes de avión y el motivo de que Mallorca y la Costa del Sol estén colonizadas en su totalidad por alemanes. 

No desesperes, aquí van mis consejos para hacerte más llevaderos estos días de heroico y abnegado turismo.

Abrígate más que el Rey de espadas

Verás, da igual lo que te hayamos querido prevenir todos; tu madre, tu primo Santi que estuvo de Erasmus en 2011, yo… por mucho que te digamos no te vas a hacer una idea; en Berlín hace un frío que no te lo crees, por lo que toda la ropa de invierno que lleves no va a ser suficiente. Necesitarás abrigarte nivel “prepáreme la alforja, madre, que la patria me manda al frente ruso” así que te recomiendo que te dirijas a Garaje (Ahornstrasse, 2. Parada U. Kurfurstenstrasse) a comprarte un abrigo de los de pelete en el cuello y un gorro de la época de los zares. Es una tienda de segunda mano de las de sistema de “compre a kilo”, sólo que el kilo de ropa es muy barato y no se trata de ropa vintage colección otoño-invierno 2006 del Carrefour si no que te encuentras verdaderas maravillas. De la misma cadena son las tiendas Colours y Made in Berlin, que conservan el mismo sistema de venta a peso, solo que, al ser tiendas más céntricas están llenas de GUIRIS que se llevan todo lo bueno antes de que tú llegues.

garaje
Autor: Garaje.

Repite conmigo este mantra: desayuno de reyes, codillo y ramen

No me voy ni a preocupar en indicarte sitios buenos para comer en Berlín, tú y yo sabemos que tu dieta pendulará entre los dos platos NACIONALES berlineses: donner kebab y currywurst, porque son baratos, están muy ricos, hay locales por toda la ciudad y ¡qué demonios! ¿No estás de vacaciones? Ya harás régimen en primavera. Aunque, por otro lado, ¡Ay el frío! Por mucho que hayas tomado la respetable decisión de alimentarte de deliciosa comida basura, tu cuerpo te demandará alimentos calentitos y que se peguen al riñón para poder afrontar los largos paseos bajo el frío alemán. Conozco tres lugares que te van a salvar la vida, el estómago y el bolsillo:

Makoto. Alte Schonhauser, 13. Parada U Rosa Luxemburgo.

Es un restaurante de auténtica comida japonesa casera. Las sopas son buenísimas, abundantes, baratas y tan calentitas que querrás tirarte el cuenco por encima. También te las preparan para llevar. Mi recomendación de obligado cumplimento son los ramen de curry.

Gambrinus. Linienstrasse, 133. Parada S Oranienburguer Strasse.

A simple vista parece un bar para turistas pero no es el caso. Aquí se come la auténtica comida casera tradicional alemana y pagando poquito. Ojo porque las raciones son enormes y no te quedará sitio para su famoso apfelstrudel que está como para cantarle una saeta de bueno.

Wirsthaus. Hasenheide, 18. Parada U Hermannplatz.

Un buffet libre ultrarrecomendadísimo porque tienen de todo y muy bueno; salmón ahumado, arenques, quesos de todos los tipos, pasteles, salchichas, tal es la cantidad de comida que sirven que, por menos de ocho euros, te comes un brunch que sales calzao para todo el día.

¿Y qué visito yo con una temperatura en la calle tal que, si estuviera en mi ciudad, no me sacarían de casa ni para ir a recoger dinero?

Mi recomendación es que deambules lo mínimo y te vayas a un tour guiado. No te estoy proponiendo que cojas un bus turístico ni nada por el estilo, en Berlín hay varias compañías de visitas organizadas a pie, con guías españoles que son estupendas. Te recomiendo que empieces por este tour introductorio . Son dos horas y media caminando, con las manos enguantadas metiditas en los bolsillos del abrigo y no perdiéndote por la ciudad con un mapa en las manos, por el centro de Berlín visitando los lugares más emblemáticos: búnker de Hitler, Checkpoint Charlie, monumento al Holocausto, la Bebelplatz o plaza donde hubo la tristemente famosa quema de libros, antiguo cuartel de las SS. El tour es gratuito y el guía solo cobra lo que estés dispuesto a darle, aunque, el paseo se te hace tan ameno que te aseguro que verás justo pagarle una buena propina.

Si no te apetece nada caminar, una opción muy práctica y barata es la línea 100. Esta línea de autobús es emblemática porque fue la primera en hacer un recorrido que unía la zona oeste de la ciudad, estación Zoologischer Garden, con la zona este, plaza Alexander Platz. Son autobuses de dos plantas y, al ser un trayecto tan céntrico, por el precio de un billete regular de autobús, haces el mismo viaje que los mismísimos autobuses turísticos.

La otra opción al salir a la calle es dejar de luchar contra el invierno y sumergirte directamente en él yendo al Winterwelt (Mundo de invierno) en Postdamer Platz, allí encontrarás una pista de patinaje enorme, un tobogán de hielo de setenta metros de largo y cientos de puestecitos donde comprar dulces y, sobre todo, vasitos del requetedeliciosísimo Glühwein, un vino caliente y especiado uberútil a la hora de afrontar de los gélidos paseos berlineses.

vino_caliente
Autor: Christoph Stuhldreier.

Así que disfruta de tu viaje y piensa que, pese al frío y las pocas horas de luz, visitar Berlín en invierno tiene la ventaja añadida de que conocerás el verdadero pulso de la ciudad ya que ten la seguridad de que la gente que encuentres por la calle serán verdaderos berlineses y no GUIRIS como ocurre en las estaciones más calurosas (recuerda que tú odias a los guiris porque no eres uno de ellos; tú eres un aventurero, un viajero, un soñador, un ciudadano del mundo).

mm
El primer día de Chiquito en la tele yo ya estaba allí. Así que un respetito.