El sol en lo alto. Un refrigerio en la mano. Una guitarra sonando. El olor a sardinas estimula tu pituitaria. Un buen rollo que no es normal recorre todo tu cuerpo. ¿Te lo imaginas? Pues si quieres, puedes. Las vacaciones de verano ya están aquí y puedes recorrer Andalucía como si fuera un capítulo especial de Willy Fog en el sur de España. Fuera falsas modestias. Descubre la tierra en la que se fijó Dios para crear el paraíso.

Suena un silbato muy agudo. Y alguien grita: “Pasajeros, al tren.” Comienza el viaje. El chacachá del tren (como dice la canción) ya parece que tiene acento andaluz. Todo ha cambiado. No hay e-mails urgentes, ni reuniones de negocios. Fuera estreses. No hay que irse muy lejos para desconectar. Viajar es un estado mental. Una voz por megafonía anuncia: “Próxima parada: Córdoba”

En busca del patio Andaluz

Recorres las calles de Córdoba sin más inquietud que, como decía Gloria Fuertes, paladear “el ir llegando”. Buscas, aunque de forma distraída, encontrar el típico patio andaluz del que tanto has oído hablar. Aquí hasta se celebran Concursos de Patios, así que alguno tiene que haber.

En tu andar distraído, sin darte apenas cuenta has llegado a la Catedral-Mezquita de Córdoba y dentro descubres un patio lleno de limoneros que impregna el aire de un olor muy particular, dulce y afrutado. Continúas tu peregrinaje recorriendo los jardines del Alcázar Viejo. La majestuosidad de sus fuentes y vergeles te deja sin palabras.

Pero es fuera de allí, caminando “sin ton ni son”, donde descubres lo que estabas buscando. Una pequeña callejuela, con una pared de un blanco inmaculado que está por todas partes inundado de coloridas flores en macetas de un azul muy vivo. Y de fondo, se ve el pico de la Mezquita. La postal perfecta del patio andaluz. Sacas el móvil y ¡foto! Esta va para Instagram. Check. Y a otra cosa mariposa. Próximo destino: Cádiz

Córdoba

Música, playa y atardeceres de película

En verano, un festival de música te tienes que meter entre pecho y espalda. Eso es así, y los pimientos son ‘asaos’. En el puerto de Cádiz se celebra cada año el “No Sin Música” que reúne a los más granado del panorama musical patrio. Autores consagrados, salpimentados con un poco de indie. Perfecto.

Y después de unos días de festival, tu cuerpo te pide un respiro. Necesitas paz, silencio y reposo. Bajas a Zahara de los Atunes y es ahí donde descubres que el paraíso tiene acento andaluz. Playas interminables, donde estás a tu bola. Nadie te molesta. Y cuando se va haciendo tarde, el sol se acuesta tras el mar y sus rayos se reflejan en el agua dando lugar a un atardecer tan bonito, que es difícil de explicar con palabras. Una luz roja lo inunda todo y te sientes en armonía con el mundo. Ya te puedes morir tranquilo.

Check. Próxima Estación: Jaén.

Cádiz

Jaén: historia y aceite

Si uno piensa en Jaén, lo primero que le viene a la mente son campos y campos hasta donde alcanza la vista repletos de olivares. Y, eso, obviamente hay. Pero no hay que olvidar las grandes historias que se esconden en esta provincia que es considerada: La Puerta de Andalucía.

Visitando sus calles y museos descubres que todavía hoy se conservan vestigios de fenicios, griegos y cartagineses. Que en 1212 fue en estas tierras donde se desarrolló la batalla de Tolosa, y en 1808 fue derrocado aquí el mismísimo Napoleón Bonaparte en la batalla de Bailén. Y entre tanta guerra y tanta batalla, tienes que darle alguna ‘pringá’ a este aceite que quita el sentío… Porque la historia con un poco de aceite, pasa mejor…

Próxima Estación: Clint Eastwood. ¿Clint Eastwood? Sí, sí, sigue leyendo…

Prepárate para ser un auténtico vaquero en Almería

Sólo se escuchan unos clincs muy agudos de alguien caminando con espuelas. Un brisa de aire cargada de arena pasa frente a ti. Seguido de un matojo seco. Las puertas de un bar del lejano oeste se bambolean hacia fuera y hacia dentro. Has visto esta secuencia mil veces. Ahora aparece Clint Eastwood: – ¿Sabes que aquí se rodó La Trilogía del Dólar, vaquero? Y tú le dices que sí, que has venido al Desierto de las Tabernas con toda la intención de ver el mítico pueblo del Spaghetti Western.

Almería

El amigo Clint sigue su camino y tu disfrutas de un día de película. Pides una zarzaparrilla en la taberna. Te haces una foto con el cartel de “Se Busca. Vivo o Muerto” como si fueras un villano de la época (esta en Instagram lo va a petar). Buscas la estación de ferrocarril más cercana y sigues con tu viaje, vaquero. Porque la vida del cowboy es nómada. De pueblo en pueblo. De ciudad y ciudad. Metiéndote en líos…

Y como quien no quiere la cosa, pasas de Clint Eastwood a Pablo Picasso.

El Museo Picasso de Málaga

Tanto estar al Sol en el lejano oeste no puede ser bueno. Ahora toca pasar una temporada a la sombra. Pero no en la cárcel. Sino en un Museo. Y para eso estás aquí, en Málaga. Para disfrutar de una ciudad repleta de actividad cultural, y que posee uno mejores museos de toda nuestra geografía. Y es que si sólo relacionas Málaga con costa, sol y chiringuito, te estarías perdiendo una parte muy importante de la ciudad como es su gran oferta cultural.

Picasso nació en Málaga y eso le ha imprimido a ciudad una pátina de cultura donde quiera que mires. Pero obviamente, el que se lleva la palma es el Museo Picasso. Donde además, ahora mismo hay una colección de la escuela de arte de Londres que te deja saciado de pintura hasta nueva orden.

Próximo Destino: La Sierra de Huelva.

Los pueblos de la sierra de Huelva

Visitas la sierra de Huelva y por el camino vas haciendo pequeñas paradas en varios pueblos: Aracena, Cortelazor, Zufre, Jabugo (sí, efectivamente, la capital del jamón), Campofrío, Linares de Sierra… Pueblos de casas blancas, escarpadas en la montaña, que tienen todo lo que se le puede pedir. Una iglesia, una tasca y la plaza del pueblo. Este pequeño tour por los pueblos de este precioso entorno natural reorganiza tus percepciones y te sientes más auténtico. De la tierra. Conocedor de lo que realmente importa: el calor de la gente.

Pero ya está bien de tanto turismo rural. Ahora toca la ciudad. Next Stop: Sevilla.

Huelva

El urbanita en Sevilla

Ha llegado el momento de tomarse unas cañitas por el centro de Sevilla. Disfrutas del Tapeo. Te pierdes por sus callejuelas. Te tomas algo por sus terracitas. Lo que se ha llamado toda la vida: turisteo del bueno. Visitas el barrio de la Santa Cruz. Otra cervecita, con unas olivas por favor. ¿Una de gambas? Venga, va. Oiga, que así hace turismo cualquiera.

Toca hacer algo típico. ¿Por qué no? El sonido de las calesas te acompaña (como si fuera la banda sonora de Sevilla) en el paseo que lleva desde la Giralda hasta la plaza de España. Allí busca tu provincia y ¡foto! (no serás el primero ni el último en hacerlo…)

Bueno, creo que a lo mejor conviene relajar el pistón. ¿Y ahora qué toca? Una pista: té y pastas moriscas para desayunar. ¿Siguiente Parada? Granada.

Granada tiene un color especial

¿O no era así? Granada es una ciudad diferente. De pronto, parece que has viajado a Brunei. Teterías, mercadillos con telas de mil colores, ese olor a cuero y especias recorre las calles. Visitas unos baños árabes porque te quieres cuidar y aunque no lo quieres pensar, lo sabes. El final se acerca. Reflexionas sobre esto mientras paseas por el Paseo de los Tristes… ¿Casualidad?

Dar una vuelta por el Albaicín debería ser asignatura en secundaria. Y si acabas en el Mirador de San Nicolás, sobresaliente al canto. Te maravillas con esa vetusta construcción que es La Alhambra. Es curioso como desde La Alhambra se ve el Albaicín, y desde el Albaicín se ve La Alhambra. Son las dos caras de esta monumental moneda que es Granada.

Y toca volver. Las vacaciones se acaban. En la estación, una voz anuncia por megafonía: “Próxima Estación: el hogar. Pero no te preocupes ni un poco, que Andalucía siempre estará aquí para ti, esperando que vuelvas. Y vivas intensamente el verano. Como lo has hecho.”

Granada

No te salen las palabras, ni sabes con qué quedarte del viaje, ha sido todo espectacular. Susurras para ti mismo: “Hasta otra escapada, Andalucía. Nos vemos pronto.”

Suena un silbato muy agudo. Y alguien grita: “Pasajeros, al tren.” Comienza el viaje. El chacachá del tren (como dice la canción) ya parece que tiene acento andaluz. Todo ha cambiado. No hay e-mails urgentes, ni reuniones de negocios. Fuera estreses. No hay que irse muy lejos para desconectar. Viajar es un estado mental. Una voz por megafonía anuncia: “Próxima parada: Córdoba”

En busca del patio Andaluz

Recorres las calles de Córdoba sin más inquietud que, como decía Gloria Fuertes, paladear “el ir llegando”. Buscas, aunque de forma distraída, encontrar el típico patio andaluz del que tanto has oído hablar. Aquí hasta se celebran Concursos de Patios, así que alguno tiene que haber.

En tu andar distraído, sin darte apenas cuenta has llegado a la Catedral-Mezquita de Córdoba y dentro descubres un patio lleno de limoneros que impregna el aire de un olor muy particular, dulce y afrutado. Continúas tu peregrinaje recorriendo los jardines del Alcázar Viejo. La majestuosidad de sus fuentes y vergeles te deja sin palabras.

Pero es fuera de allí, caminando “sin ton ni son”, donde descubres lo que estabas buscando. Una pequeña callejuela, con una pared de un blanco inmaculado que está por todas partes inundado de coloridas flores en macetas de un azul muy vivo. Y de fondo, se ve el pico de la Mezquita. La postal perfecta del patio andaluz. Sacas el móvil y ¡foto! Esta va para Instagram. Check. Y a otra cosa mariposa. Próximo destino: Cádiz

Córdoba

Música, playa y atardeceres de película

En verano, un festival de música te tienes que meter entre pecho y espalda. Eso es así, y los pimientos son ‘asaos’. En el puerto de Cádiz se celebra cada año el “No Sin Música” que reúne a los más granado del panorama musical patrio. Autores consagrados, salpimentados con un poco de indie. Perfecto.

Y después de unos días de festival, tu cuerpo te pide un respiro. Necesitas paz, silencio y reposo. Bajas a Zahara de los Atunes y es ahí donde descubres que el paraíso tiene acento andaluz. Playas interminables, donde estás a tu bola. Nadie te molesta. Y cuando se va haciendo tarde, el sol se acuesta tras el mar y sus rayos se reflejan en el agua dando lugar a un atardecer tan bonito, que es difícil de explicar con palabras. Una luz roja lo inunda todo y te sientes en armonía con el mundo. Ya te puedes morir tranquilo.

Check. Próxima Estación: Jaén.

Cádiz

Jaén: historia y aceite

Si uno piensa en Jaén, lo primero que le viene a la mente son campos y campos hasta donde alcanza la vista repletos de olivares. Y, eso, obviamente hay. Pero no hay que olvidar las grandes historias que se esconden en esta provincia que es considerada: La Puerta de Andalucía.

Visitando sus calles y museos descubres que todavía hoy se conservan vestigios de fenicios, griegos y cartagineses. Que en 1212 fue en estas tierras donde se desarrolló la batalla de Tolosa, y en 1808 fue derrocado aquí el mismísimo Napoleón Bonaparte en la batalla de Bailén. Y entre tanta guerra y tanta batalla, tienes que darle alguna ‘pringá’ a este aceite que quita el sentío… Porque la historia con un poco de aceite, pasa mejor…

Próxima Estación: Clint Eastwood. ¿Clint Eastwood? Sí, sí, sigue leyendo…

Prepárate para ser un auténtico vaquero en Almería

Sólo se escuchan unos clincs muy agudos de alguien caminando con espuelas. Un brisa de aire cargada de arena pasa frente a ti. Seguido de un matojo seco. Las puertas de un bar del lejano oeste se bambolean hacia fuera y hacia dentro. Has visto esta secuencia mil veces. Ahora aparece Clint Eastwood: – ¿Sabes que aquí se rodó La Trilogía del Dólar, vaquero? Y tú le dices que sí, que has venido al Desierto de las Tabernas con toda la intención de ver el mítico pueblo del Spaghetti Western.

Almería

El amigo Clint sigue su camino y tu disfrutas de un día de película. Pides una zarzaparrilla en la taberna. Te haces una foto con el cartel de “Se Busca. Vivo o Muerto” como si fueras un villano de la época (esta en Instagram lo va a petar). Buscas la estación de ferrocarril más cercana y sigues con tu viaje, vaquero. Porque la vida del cowboy es nómada. De pueblo en pueblo. De ciudad y ciudad. Metiéndote en líos…

Y como quien no quiere la cosa, pasas de Clint Eastwood a Pablo Picasso.

El Museo Picasso de Málaga

Tanto estar al Sol en el lejano oeste no puede ser bueno. Ahora toca pasar una temporada a la sombra. Pero no en la cárcel. Sino en un Museo. Y para eso estás aquí, en Málaga. Para disfrutar de una ciudad repleta de actividad cultural, y que posee uno mejores museos de toda nuestra geografía. Y es que si sólo relacionas Málaga con costa, sol y chiringuito, te estarías perdiendo una parte muy importante de la ciudad como es su gran oferta cultural.

Picasso nació en Málaga y eso le ha imprimido a ciudad una pátina de cultura donde quiera que mires. Pero obviamente, el que se lleva la palma es el Museo Picasso. Donde además, ahora mismo hay una colección de la escuela de arte de Londres que te deja saciado de pintura hasta nueva orden.

Próximo Destino: La Sierra de Huelva.

Los pueblos de la sierra de Huelva

Visitas la sierra de Huelva y por el camino vas haciendo pequeñas paradas en varios pueblos: Aracena, Cortelazor, Zufre, Jabugo (sí, efectivamente, la capital del jamón), Campofrío, Linares de Sierra… Pueblos de casas blancas, escarpadas en la montaña, que tienen todo lo que se le puede pedir. Una iglesia, una tasca y la plaza del pueblo. Este pequeño tour por los pueblos de este precioso entorno natural reorganiza tus percepciones y te sientes más auténtico. De la tierra. Conocedor de lo que realmente importa: el calor de la gente.

Pero ya está bien de tanto turismo rural. Ahora toca la ciudad. Next Stop: Sevilla.

Huelva

El urbanita en Sevilla

Ha llegado el momento de tomarse unas cañitas por el centro de Sevilla. Disfrutas del Tapeo. Te pierdes por sus callejuelas. Te tomas algo por sus terracitas. Lo que se ha llamado toda la vida: turisteo del bueno. Visitas el barrio de la Santa Cruz. Otra cervecita, con unas olivas por favor. ¿Una de gambas? Venga, va. Oiga, que así hace turismo cualquiera.

Toca hacer algo típico. ¿Por qué no? El sonido de las calesas te acompaña (como si fuera la banda sonora de Sevilla) en el paseo que lleva desde la Giralda hasta la plaza de España. Allí busca tu provincia y ¡foto! (no serás el primero ni el último en hacerlo…)

Bueno, creo que a lo mejor conviene relajar el pistón. ¿Y ahora qué toca? Una pista: té y pastas moriscas para desayunar. ¿Siguiente Parada? Granada.

Granada tiene un color especial

¿O no era así? Granada es una ciudad diferente. De pronto, parece que has viajado a Brunei. Teterías, mercadillos con telas de mil colores, ese olor a cuero y especias recorre las calles. Visitas unos baños árabes porque te quieres cuidar y aunque no lo quieres pensar, lo sabes. El final se acerca. Reflexionas sobre esto mientras paseas por el Paseo de los Tristes… ¿Casualidad?

Dar una vuelta por el Albaicín debería ser asignatura en secundaria. Y si acabas en el Mirador de San Nicolás, sobresaliente al canto. Te maravillas con esa vetusta construcción que es La Alhambra. Es curioso como desde La Alhambra se ve el Albaicín, y desde el Albaicín se ve La Alhambra. Son las dos caras de esta monumental moneda que es Granada.

Y toca volver. Las vacaciones se acaban. En la estación, una voz anuncia por megafonía: “Próxima Estación: el hogar. Pero no te preocupes ni un poco, que Andalucía siempre estará aquí para ti, esperando que vuelvas. Y vivas intensamente el verano. Como lo has hecho.”

Granada

No te salen las palabras, ni sabes con qué quedarte del viaje, ha sido todo espectacular. Susurras para ti mismo: “Hasta otra escapada, Andalucía. Nos vemos pronto.”

Tags : Andalucía
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Lo que más me gusta del siglo XXI es que todavía seguimos usando un palo metálico que pone El Siguiente para distinguir nuestra compra de la de los demás en el supermercado.