Con esto de que el verano se alarga cada vez más no encontraba el momento de reuniros a todos para mirar juntos al nuevo año que empieza. O mejor dicho, a un otoño lleno de buenos propósitos.
Hacer algo “slow”
Hoy día, a refugiarse en un pueblo durante una semana se le llama turismo slow, y a cocinar un puchero como lo hacía tu abuela, comida lenta. Básicamente, una vuelta a los inicios que abraza un estilo de vida más contemplativo que un loto abriéndose a cámara lenta. Ponlo en práctica.
Nuevo año, nuevas series
Con esto de las vacaciones te has dejado a medias más series que libros comprados en el Relay del aeropuerto. Y claro, cuando llega el momento de retomarlas tienes que verte los “En capítulos anteriores…” en bucle. ¿Mi consejo? Empieza de 0 y prueba con la serie del verano: La casa de las flores, ese neo-culebrón mexicano que cuenta con personajes tan chidos como Paulina de la Mora. La-re-co-no-ce-rás-en-se-gui-di-ta.
Aprenderse los nombres de los concursantes de OT
El año pasado, mis amigos me metieron en un grupo de OT para introducirme en las galas de cada lunes por la noche. Yo me salí; los programas de canto nunca me sedujeron. Sin embargo, con la llegada de la segunda edición me lo he pensado. Y no porque quiera sumarme a la moda, sino porque podré tener algo que decir en el 70 % de las conversaciones que tenga el año que viene. Visión.
Poner de moda un bosque otoñal
El verano e Instagram son dos conceptos muy fáciles de combinar: un flotador de flamenco por aquí, un Algarve por allá… pero cuando comienza el otoño, las normas del feed perfecto son menos obvias. Sí, leer un libro envuelto en una manta o presentar tu nuevo juego de teteras puede estar bien, pero la ocasión requiere de bosques Disney y setos podados a lo Eduardo Manostijeras. Los bosques de Ordesa, en Huesca, o el Parque Natural de Urbasa de Navarra pueden ser buenos candidatos.
Vaciar una calabaza
Llevas varios años resistiéndote a la influencia yanki cuando se acerca el 31 de enero. O de octubre, perdón. Pero yo sé que ya no puedes más. Que quieres aporrear puertas en busca de caramelos, disfrazarte de una de las gemelas de El Resplandor y tener una calabaza vacía en la entradita de casa. Este Halloween, go on!
Dejar de fumar
Ahora sí, voy a ponerme en modo ‘Saber vivir’ y sugerirte un propósito clásico pero urgente: ¡deja de fumar! No solo porque darle una calada a un piti es algo muy de los 90, sino porque tú y tu salud os merecéis unos pulmones más grandes que los de Pavarotti. Lo de ir al gimnasio lo doy por hecho, pero ya sabes que al final de todo habrá una Navidad, no una playa. O sí…
Hacerte un #Veranero
Hace poco os hablaba de las ventajas de tener vacaciones en veroño, y para esta ocasión me he dejado mi especialidad: el veranero, véase irse de viaje a un destino tropical en enero. ¿En plena cuesta y justo después de Navidad? Tranquilo, que el hecho de que pocos viajen a Cuba o Sri Lanka en enero se traduce en precios menores.
Decir más te quiero
De por sí, nos hemos vuelto más individualistas. Personas que nos atrevemos a expresar más por una red social que tomando una caña entre amigos. Este otoño, ponte un cartel de “Abrazos gratis” cuando salgas a por el pan. O, por lo menos, estruja y dile te quiero a todo aquel que quieras.
Iniciar un proyecto
Las vacaciones dan mucho para hacer: darnos cuenta de que no nos cortamos las uñas tanto como deberíamos, leer o pensar qué queremos hacer con nuestra vida. Sea lo que quieras ser, desde community manager de un club de apuestas hasta acróbata del Circo del Sol, el otoño se convierte en la mejor inspiración para impulsarte a lanzar tus sueños. Mr. Wonderful estaría de acuerdo.
Refrescar Tinder
Sé que te lo has pasado muy bien con ese finlandés que conociste en Salou. Pero últimamente retrasa vuestro próximo encuentro y los clics azules del WhatsApp se quedan sin respuesta más tiempo de la cuenta. El otoño es amor, mantitas, batallas de hojas y largos paseos que acaban en un café caliente. Así que no renuncies y ponte al día con tus matches para encontrar al acompañante perfecto de esta Navidad.
Y si sabe contar mejores chistes que tu cuñado, mejor.