“No quiero recordarte. Quiero descubrir el mundo contigo”. Eso es lo que nos propuso Rosa justo hace un año cuando buscábamos la mejor declaración de amor por San Valentín. Y ganó.

Incluimos su declaración ganadora en el catálogo de Vales de Atrápalo de San Valentín, pues su amor nos pareció como nuestros vales regalo: atrevido, original, generoso y sin caducidad.

Hace unos días estábamos hablando de San Valentín (¡oh, vaya!) y nos picó la curiosidad: ¿cómo les estaría yendo a los que el año pasado nos encandilaron con sus declaraciones de amor? Nos pusimos en contacto con ellos y Rosa respondió.

Mi chico y yo estamos en una compañía de teatro amateur. El dia 24 de febrero del año pasado estrenamos la obra “Descripció d’un Paisatge” de Josep Mª Benet i Jornet, y en ella está incluida esta frase. Desde el primer momento que la escuché me encantó, sobre todo porque para nosotros dos, como pareja, tiene mucho sentido, pues ambos venimos de un matrimonio anterior fallido y juntos realmente estamos ahora descubriendo el mundo.

¿Y qué hicieron con el Vale de Atrápalo que les enviamos en caja regalo?

La caja se la regalamos de recuerdo a nuestro director y con el vale compramos entradas para un concierto.

Ésta es la historia de amor de Rosa y Albert escrita por ellos mismos:

“You’re every minute of my everyday” (eres cada minuto de mi cada día). Esto reza Michael Bublé en su Everything, la primera canción que escuchamos juntos, aunque fuera oído a oído compartiendo auriculares unos minutos antes de un entreno de voleibol.

Nuestro amor acabó de cocerse a los pies de un lago, en plena montaña, tras una rápida respuesta a un inquieto “¿sí o no?”. Aquel fin de semana improvisado decidimos que nuestras inquietudes estaban demasiado interrelacionadas entre sí. Jamás nos habíamos imaginado que llevarlas a cabo nos haría sentir algo tan maravilloso.

Y eso es simplemente lo que hacemos y lo que nos mantiene: estar siempre  activos y unidos, porqué es lo que necesitamos hacer, es como queremos estar, como queremos vivir. No queremos recordarnos el uno al otro, queremos descubrir el mundo. No tener jamás la sensación de que nos dejamos cosas en el tintero, compartir aquel “cada minuto de nuestro cada día” que Michael Bublé nos enseñó desde el primer día:  aprender el uno del otro, enseñar, observar, hablar, escuchar, soñar…  y contagiar esta filosofía a nuestros hijos. Al fin y al cabo, no hay sensación mejor que la de oírlos decir “qué hacemos este fin de semana”, que te hace pensar que estás haciendo bien las cosas.

El nuestro ha sido desde siempre un “largo domingo de noviazgo”. El amor debe ser una conquista continuada, porque sólo manteniendo la mágica sensación de “no acabar de creerlo del todo” te mantiene en un estado constante de alerta y te recuerda que nunca debes olvidar que el corazón de quien tienes a tu lado deber irse alimentando.

Los primeros meses de nuestra relación estuvieron llenos de una intensa calma: concursos literarios, presentaciones de libros, largas y nocturnas conversaciones por chat, entrenamientos de voleibol, cine, ensayos de teatro, algún coctel y sobre todo los largos paseos por la playa, muchísimas veces sin decirnos nada y otras hablando sin parar. Conversaciones que para la gran mayoría resultarían intrascendentes pero que en boca y oído de la persona adecuada se convierten en los temas más interesantes del mundo. En la distancia uno advierte cuán importantes fueron aquellos paseos y cuántas son las ganas de repetirlos cada día.

Y un día, sin saber bien porqué, uno descubre que no puede vivir sin aquellas sensaciones ni sin aquella persona que te las proporciona, porque primero te das cuenta que cada día te sientes mejor con ella, pero en realidad, sabes que te has sentido así desde la primera vez que compartiste con ella un solo instante de su vida.

Gracias, Rosa y Albert. Que seáis muy felices :)

“No quiero recordarte. Quiero descubrir el mundo contigo”. Eso es lo que nos propuso Rosa justo hace un año cuando buscábamos la mejor declaración de amor por San Valentín. Y ganó.

Incluimos su declaración ganadora en el catálogo de Vales de Atrápalo de San Valentín, pues su amor nos pareció como nuestros vales regalo: atrevido, original, generoso y sin caducidad.

Hace unos días estábamos hablando de San Valentín (¡oh, vaya!) y nos picó la curiosidad: ¿cómo les estaría yendo a los que el año pasado nos encandilaron con sus declaraciones de amor? Nos pusimos en contacto con ellos y Rosa respondió.

Mi chico y yo estamos en una compañía de teatro amateur. El dia 24 de febrero del año pasado estrenamos la obra “Descripció d’un Paisatge” de Josep Mª Benet i Jornet, y en ella está incluida esta frase. Desde el primer momento que la escuché me encantó, sobre todo porque para nosotros dos, como pareja, tiene mucho sentido, pues ambos venimos de un matrimonio anterior fallido y juntos realmente estamos ahora descubriendo el mundo.

¿Y qué hicieron con el Vale de Atrápalo que les enviamos en caja regalo?

La caja se la regalamos de recuerdo a nuestro director y con el vale compramos entradas para un concierto.

Ésta es la historia de amor de Rosa y Albert escrita por ellos mismos:

“You’re every minute of my everyday” (eres cada minuto de mi cada día). Esto reza Michael Bublé en su Everything, la primera canción que escuchamos juntos, aunque fuera oído a oído compartiendo auriculares unos minutos antes de un entreno de voleibol.

Nuestro amor acabó de cocerse a los pies de un lago, en plena montaña, tras una rápida respuesta a un inquieto “¿sí o no?”. Aquel fin de semana improvisado decidimos que nuestras inquietudes estaban demasiado interrelacionadas entre sí. Jamás nos habíamos imaginado que llevarlas a cabo nos haría sentir algo tan maravilloso.

Y eso es simplemente lo que hacemos y lo que nos mantiene: estar siempre  activos y unidos, porqué es lo que necesitamos hacer, es como queremos estar, como queremos vivir. No queremos recordarnos el uno al otro, queremos descubrir el mundo. No tener jamás la sensación de que nos dejamos cosas en el tintero, compartir aquel “cada minuto de nuestro cada día” que Michael Bublé nos enseñó desde el primer día:  aprender el uno del otro, enseñar, observar, hablar, escuchar, soñar…  y contagiar esta filosofía a nuestros hijos. Al fin y al cabo, no hay sensación mejor que la de oírlos decir “qué hacemos este fin de semana”, que te hace pensar que estás haciendo bien las cosas.

El nuestro ha sido desde siempre un “largo domingo de noviazgo”. El amor debe ser una conquista continuada, porque sólo manteniendo la mágica sensación de “no acabar de creerlo del todo” te mantiene en un estado constante de alerta y te recuerda que nunca debes olvidar que el corazón de quien tienes a tu lado deber irse alimentando.

Los primeros meses de nuestra relación estuvieron llenos de una intensa calma: concursos literarios, presentaciones de libros, largas y nocturnas conversaciones por chat, entrenamientos de voleibol, cine, ensayos de teatro, algún coctel y sobre todo los largos paseos por la playa, muchísimas veces sin decirnos nada y otras hablando sin parar. Conversaciones que para la gran mayoría resultarían intrascendentes pero que en boca y oído de la persona adecuada se convierten en los temas más interesantes del mundo. En la distancia uno advierte cuán importantes fueron aquellos paseos y cuántas son las ganas de repetirlos cada día.

Y un día, sin saber bien porqué, uno descubre que no puede vivir sin aquellas sensaciones ni sin aquella persona que te las proporciona, porque primero te das cuenta que cada día te sientes mejor con ella, pero en realidad, sabes que te has sentido así desde la primera vez que compartiste con ella un solo instante de su vida.

Gracias, Rosa y Albert. Que seáis muy felices :)