La miro de arriba a abajo, de derecha a izquierda. Me acerco lentamente. Su olor me atrae como a un perro un entrecot cocinado en su punto. No evito darle un fuerte mordisco y, de la emoción, comerme Cataluña de un bocado.

Creo que estoy enamorado. Cataluña lo tiene todo. ¿Que quieres jarana? Te vas a Lloret a darlo todo. Si eres más sosegado, el Empordà será lo tuyo. Tiene mar y montaña, tamborí y flabiol, catalán y castellano, Nuñez y Navarro, Sergio Dalma y María del Mar Bonet. Hasta posee a Jorge Javier Vázquez y Òscar Dalmau para no quedarse corta. Pero lo que más me pone de su ser es la gastronomía, ahí la tía se sale.

No soy el único
Franc Aleu –gran reputado escenógrafo–, los hermanos Roca –genios de la cocina– y Joan Gràcia – Tricicle- están tan enamorados de la cocina catalana como yo, y han decidido rendirle un homenaje por todo lo alto creando un gastro-espacio surrealista en el Gran Teatre del Liceu que te dejará pasmado. Ópera Samfaina es el resultado de un curro importante con buenas intenciones detrás, que te dejará el estómago más que satisfecho.

Ópera Samfaina

Una entrada muy helada
Para acceder al interior del nuevo Ópera Samfaina atravieso la heladería del pequeño de los Roca llamada Rocambolesc. Sí, sí, como lo oyes, los fabulosos helados que acaban de aterrizar en Barcelona y que tanto nos gustan. O sea que miro al frente –que el helado viene después– y bajo las escaleras de mi derecha. Gente de bien me da una pulserita para cargar todos los gastos –la conciencia de los cuartos desaparece– y un submundo se abre enfrente de mis narices. Empiezo por los mágicos dioramas.

Muy a lo George Meliès, y me gusta
Seis dioramas animados me explican esta ópera gastronómica con un sinfín de iconografías catalanas. Un Zeus dando órdenes desde el cielo, un Neptuno furioso descargando una terrible tormenta por culpa de una anchoa, la muerte del dragón de Sant Jordi originando una explosión de deliciosos embutidos, un pesebre que ya hubiera deseado de pequeño, mucha fruta y una Barcelona colorista muy 90’s.

Opera Samfaina 04

Empieza el recreo
Lo primero, señoras y señores, es ir a por el brebaje. Me acerco a la vermutería y ojeo una buena selección de vinos, sangría de cava y vermut. Opto por un vino blanco que me aconseja el camarero –siempre me fío del staff– y me aproximo a la barra solidaria.

Tapas creadas y cedidas por conocidos chefs catalanes salen por una obertura a lo Charlie y la Fábrica de Chocolate creando expectación cada vez que se abre: el mollete del Albert Adrià –que ya había podido probar en el Tickets y me flipa–, el huevo Kinder de Carles Abellan –este no te lo puedes perder–, el Huevo Frito con Chipirones del Quim de la Boqueria da el toque más clásico, la versión del Fricandó de Nandu Jubany –muy bueno pero mi madre es una crack con este plato– y una de dulce: la Cuixa de Bollastre de Escribà –un satisfactorio buñuelo de viento sujeto a un hueso de rica galleta–. La chica me informa de que las tapas irán variando y que todos los beneficios van directos y calentitos al Casal del Infants del Raval. Estupendo. Me pido una de cada.

Adoro los mercados
Ya tengo una placentera base en la barriga y continúo con esta singular aventura. Como si de un mercado del futuro se tratara me encuentro con una parada de pescado: langostinos de Sant Carles de la Rápita, mejillones, y anchoas de l’Escala sobre un crujiente tostada son las tapas presentadas en este peculiar puesto de mercado. La pulsera empieza a echar humo cuando llego a la parada de embutidos y después a la de quesos. Todo producto de calidad y de Cataluña.

Opera Samfaina 11
Fotos: Sr. Boca

 

Adoro los souvenirs
Para qué engañarnos: soy de los que siempre se compra algo en las gift shops. Me encanta. Y en esta hay cosas que te sacan el hipo: una nariz de chocolate, aceitunas rellenas de verdadera anchoa, tote bags con mensajes muy de aquí y una infinidad de chorradas que te llevarías a casa.

¿Qué me va a costar esta broma tan molona?
El acceso a Opera Samfaina cuesta 29 euros, se cargan en la pulsera y si sobrepasas esa suma lo restante te lo cobran en la salida. Aunque te informo de que Atrápalo dispone una oferta con entradas por 19€ y con eso ya puedes pasar un buen rato. ¡Yuhu!

La ópera se acaba, y yo siempre guardo un espacio para el postre. Cae un helado de Rocambolesc y vuelvo a casa més content que un gínjol.

 

Creo que estoy enamorado. Cataluña lo tiene todo. ¿Que quieres jarana? Te vas a Lloret a darlo todo. Si eres más sosegado, el Empordà será lo tuyo. Tiene mar y montaña, tamborí y flabiol, catalán y castellano, Nuñez y Navarro, Sergio Dalma y María del Mar Bonet. Hasta posee a Jorge Javier Vázquez y Òscar Dalmau para no quedarse corta. Pero lo que más me pone de su ser es la gastronomía, ahí la tía se sale.

No soy el único
Franc Aleu –gran reputado escenógrafo–, los hermanos Roca –genios de la cocina– y Joan Gràcia – Tricicle- están tan enamorados de la cocina catalana como yo, y han decidido rendirle un homenaje por todo lo alto creando un gastro-espacio surrealista en el Gran Teatre del Liceu que te dejará pasmado. Ópera Samfaina es el resultado de un curro importante con buenas intenciones detrás, que te dejará el estómago más que satisfecho.

Ópera Samfaina

Una entrada muy helada
Para acceder al interior del nuevo Ópera Samfaina atravieso la heladería del pequeño de los Roca llamada Rocambolesc. Sí, sí, como lo oyes, los fabulosos helados que acaban de aterrizar en Barcelona y que tanto nos gustan. O sea que miro al frente –que el helado viene después– y bajo las escaleras de mi derecha. Gente de bien me da una pulserita para cargar todos los gastos –la conciencia de los cuartos desaparece– y un submundo se abre enfrente de mis narices. Empiezo por los mágicos dioramas.

Muy a lo George Meliès, y me gusta
Seis dioramas animados me explican esta ópera gastronómica con un sinfín de iconografías catalanas. Un Zeus dando órdenes desde el cielo, un Neptuno furioso descargando una terrible tormenta por culpa de una anchoa, la muerte del dragón de Sant Jordi originando una explosión de deliciosos embutidos, un pesebre que ya hubiera deseado de pequeño, mucha fruta y una Barcelona colorista muy 90’s.

Opera Samfaina 04

Empieza el recreo
Lo primero, señoras y señores, es ir a por el brebaje. Me acerco a la vermutería y ojeo una buena selección de vinos, sangría de cava y vermut. Opto por un vino blanco que me aconseja el camarero –siempre me fío del staff– y me aproximo a la barra solidaria.

Tapas creadas y cedidas por conocidos chefs catalanes salen por una obertura a lo Charlie y la Fábrica de Chocolate creando expectación cada vez que se abre: el mollete del Albert Adrià –que ya había podido probar en el Tickets y me flipa–, el huevo Kinder de Carles Abellan –este no te lo puedes perder–, el Huevo Frito con Chipirones del Quim de la Boqueria da el toque más clásico, la versión del Fricandó de Nandu Jubany –muy bueno pero mi madre es una crack con este plato– y una de dulce: la Cuixa de Bollastre de Escribà –un satisfactorio buñuelo de viento sujeto a un hueso de rica galleta–. La chica me informa de que las tapas irán variando y que todos los beneficios van directos y calentitos al Casal del Infants del Raval. Estupendo. Me pido una de cada.

Adoro los mercados
Ya tengo una placentera base en la barriga y continúo con esta singular aventura. Como si de un mercado del futuro se tratara me encuentro con una parada de pescado: langostinos de Sant Carles de la Rápita, mejillones, y anchoas de l’Escala sobre un crujiente tostada son las tapas presentadas en este peculiar puesto de mercado. La pulsera empieza a echar humo cuando llego a la parada de embutidos y después a la de quesos. Todo producto de calidad y de Cataluña.

Opera Samfaina 11
Fotos: Sr. Boca

 

Adoro los souvenirs
Para qué engañarnos: soy de los que siempre se compra algo en las gift shops. Me encanta. Y en esta hay cosas que te sacan el hipo: una nariz de chocolate, aceitunas rellenas de verdadera anchoa, tote bags con mensajes muy de aquí y una infinidad de chorradas que te llevarías a casa.

¿Qué me va a costar esta broma tan molona?
El acceso a Opera Samfaina cuesta 29 euros, se cargan en la pulsera y si sobrepasas esa suma lo restante te lo cobran en la salida. Aunque te informo de que Atrápalo dispone una oferta con entradas por 19€ y con eso ya puedes pasar un buen rato. ¡Yuhu!

La ópera se acaba, y yo siempre guardo un espacio para el postre. Cae un helado de Rocambolesc y vuelvo a casa més content que un gínjol.

 

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Lo mío es la búsqueda continua de nuevos locales que me descubran manjares para mi gran boca cómelotodo. Tengo una libreta con una lista de restaurantes pendientes que no tiene fin. Viajaría al fin del mundo por una buena hamburguesa.