De entre todos los atributos de la cerveza el color es el que nos da una idea más clara del estilo de la misma, y a diferencia de otras bebidas su espectro es mucho más amplio.

Su color se debe principalmente a las maltas: las denominadas base (como la Pilsner y la Pale, entre otras) aportan el color amarillo pálido base, y las maltas coloreadas (Cristal, Chocolate y Negra, entre otras) son las encargadas de dar cuerpo, carácter y color. El color de las maltas depende del secado del grano: a temperaturas de secado más altas se obtienen resultados más oscuros.

Pero, ¿para qué distinguir el color de la cerveza si el objetivo es bebérsela? Pues para practicar bien el arte de maridar la cerveza con los alimentos. ;)

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A pesar de que esto del maridaje de bebidas y alimentos es algo extensamente popularizado cuando se habla de vino, no lo es cuando se habla de cerveza (que para muchos continúa siendo una bebida poco glamurosa con una fastidiosa tendencia a hacer crecer la barriga), aunque lo cierto es que también tiene sus secretos y un enorme poder de compensación de sabores y texturas.

La cerveza contribuye a equilibrar los sabores en platos donde abunden los ácidos (recetas con vinagre, tomate, mostaza y algunas verduras), así como en las combinaciones agriducles y los sabores amargos. Y calma el picante, sobre todo si es clara de color, puesto que no actuará de forma violenta al entrar en contraste con dichas sensaciones gustativas -que tienden a permanecer en el paladar largo rato-.

Con el pescado también va bien. Cuando la cerveza entra en contacto con los platos de pescado ahumado o marinado, se desprende en un juego sensitivo de gran refinamiento. La recomendación: una cerveza con buen cuerpo.

Otra buena opción es tomarla como acompañante de alimentos altos en grasa, puesto que contrarresta las sensaciones más densas en el paladar y actúa como un purificante devolviendo la textura habitual a nuestras papilas gustativas (listas para seguir degustando el banquete). ¿Nuestra recomendación? Cervezas negras para sabores fuertes y cervezas ligeras para sabores delicados.

Y con el postre la cerveza negra es una de las mejores compañeras, va genial con el chocolate. 

En fin, todo un mundo por degustar. Si quieres saber más te recomendamos que eches un vistazo a esta cata de cervezas artesanales, donde te sumergirás en un mundo de sabores, olfatos y colores que te permitirá distinguir el maridaje perfecto para tus menús favoritos.

Y si es tu primer contacto con el flamante mundo de la cerveza también hay un lugar para ti en el curso de iniciación a la cata de cerveza.

¡Salud! ;)

 

De entre todos los atributos de la cerveza el color es el que nos da una idea más clara del estilo de la misma, y a diferencia de otras bebidas su espectro es mucho más amplio.

Su color se debe principalmente a las maltas: las denominadas base (como la Pilsner y la Pale, entre otras) aportan el color amarillo pálido base, y las maltas coloreadas (Cristal, Chocolate y Negra, entre otras) son las encargadas de dar cuerpo, carácter y color. El color de las maltas depende del secado del grano: a temperaturas de secado más altas se obtienen resultados más oscuros.

Pero, ¿para qué distinguir el color de la cerveza si el objetivo es bebérsela? Pues para practicar bien el arte de maridar la cerveza con los alimentos. ;)

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A pesar de que esto del maridaje de bebidas y alimentos es algo extensamente popularizado cuando se habla de vino, no lo es cuando se habla de cerveza (que para muchos continúa siendo una bebida poco glamurosa con una fastidiosa tendencia a hacer crecer la barriga), aunque lo cierto es que también tiene sus secretos y un enorme poder de compensación de sabores y texturas.

La cerveza contribuye a equilibrar los sabores en platos donde abunden los ácidos (recetas con vinagre, tomate, mostaza y algunas verduras), así como en las combinaciones agriducles y los sabores amargos. Y calma el picante, sobre todo si es clara de color, puesto que no actuará de forma violenta al entrar en contraste con dichas sensaciones gustativas -que tienden a permanecer en el paladar largo rato-.

Con el pescado también va bien. Cuando la cerveza entra en contacto con los platos de pescado ahumado o marinado, se desprende en un juego sensitivo de gran refinamiento. La recomendación: una cerveza con buen cuerpo.

Otra buena opción es tomarla como acompañante de alimentos altos en grasa, puesto que contrarresta las sensaciones más densas en el paladar y actúa como un purificante devolviendo la textura habitual a nuestras papilas gustativas (listas para seguir degustando el banquete). ¿Nuestra recomendación? Cervezas negras para sabores fuertes y cervezas ligeras para sabores delicados.

Y con el postre la cerveza negra es una de las mejores compañeras, va genial con el chocolate. 

En fin, todo un mundo por degustar. Si quieres saber más te recomendamos que eches un vistazo a esta cata de cervezas artesanales, donde te sumergirás en un mundo de sabores, olfatos y colores que te permitirá distinguir el maridaje perfecto para tus menús favoritos.

Y si es tu primer contacto con el flamante mundo de la cerveza también hay un lugar para ti en el curso de iniciación a la cata de cerveza.

¡Salud! ;)