Tal vez llegue un día en que las guarderías programen “Maridaje de Mocos, Tierra de las Macetas y Potitos”. Escrito con la primera letra de cada palabra en mayúsculas como si fueran nombres propios, únicos y singulares. Pero hasta que llegue ese día en el que esto del no poder parar de crear gastronómico se nos vaya de las manos, podremos disfrutar de uno de los mejores momentos del día ¡las cenas! con un aderezo de aventura, emoción y sentimiento. ¿Quién dijo miedo?

Cuando el alma se puede comer

Reconozco que escribo bajo los efectos producidos por la cena con alma a la que asistí recientemente. El evento se llamaba Chefs & Soul. Atrápalo había hecho confluir un espacio privilegiado, Roc35 en Poblenou (Barcelona), con el maestro Daisuke Fukamura y los cavas de D.O Cava presentados por el sumiller Juan Muñoz. ¿Qué podía ir mal? Pues, evidentemente, nada.

Elegancia, comida de firmamento entero y cava del que podrías beber botellas enteras y no tener ni gota de dolor de cabeza. La delicadeza del chef cocinando ante los comensales, la pasión del sumiller presentándonos los cavas y la mesa que nos tocó compartir con desconocidos a los que acabamos conociendo (en estos eventos les gusta mezclar), convirtieron un “¿quedamos este viernes?” en “¿cuándo lo repetimos?”. Por suerte, tenemos la opción de volver a vivir una cena con alma, ya que Atrápalo tiene programadas más experiencias como estas con distintos chefs y maridajes en Barcelona y Madrid.

Chefs & Soul. Fuente: Mireia Broca

Comer clandestino

Ahora que he decidido practicar el carpe diem de las aventuras gastronómicas y como me gustaría vivir al límite, pero soy una Bonnie cobarde, creo que aprovecharé para apuntarme a una cena clandestina. La mayoría de las veces, reservas tu plaza, pero lo haces a ciegas, sin saber dónde ni qué vas a comer. El día indicado, recibes más información y una contraseña que te permitirá acceder a la experiencia. Y es que el lugar, el menú y hasta el resto de la compañía lo eligen ellos. Imprebistró organiza cenas clandestinas en Madrid.

Hoy como en tu casa

¿Y si en vez de un restaurante fuéramos a comer a casa de un desconocido? A Xabi Bonilla le apetecía cocinar en zapatillas. ¿Se las podría haber puesto en la cocina de un restaurante? Sí, pero entonces, no las podría llevar para pisar la alfombra de su salón (todos sabemos que la norma número dos del club de las zapatillas es que nunca se puede ir más allá del contenedor de basura más próximo con ellas; la norma número uno es que nunca hablarás del club de las zapatillas). Así pues, decidió montar el restaurante en su casa. Con el Club gastronómico Sta. Rita, el chef propone cada mes una temática a base de productos locales y de temporada.

Espacio gastronómico. Fuente: Sta.Rita Club Gastronómico

No son lo que parecen

Hubo un tiempo en que cuando leías un cartel que ponía Casa Manolo, sabías que allí podrías comer, como mínimo, un pepito de lomo. Pero en un momento en que todo se fusiona hasta el punto que no sabes si estás viendo un Presidente del gobierno o un personaje de los Simpson, tenemos que ir con los ojos muy abiertos. Y es que, tal vez, estés paseando por la Travesía de San Mateo de Madrid, entres en una tienda para preguntar el precio de una lámpara y termines cenando. Asiana es una tienda de decoración durante las horas de Sol y cocina mediterránea con toques de fusión asiática por la noche.

En Barcelona, La contrasenya es una galería de arte. Como está en el ático de una nave industrial de Poblenou, nada hace sospechar desde la calle de que ofrece cenas de martes a sábado. Para acceder, debes reservar. Es entonces cuando te darán la contraseña del día. Sin ella, te quedas sin arte gastronómico.


Llevo unos días soñando con el tataki de atún de Fukamura y como cambiaban los sabores al mezclar el mousse de chocolate blanco y té matcha con crema gelificada de yuzu con el cava Pedregosa Reserva Mellésimé Brut Nature, 2012; y he llegado a una conclusión: aventura será comerme el tupper que me he preparado hoy y terminar el día de pie.

Cuando el alma se puede comer

Reconozco que escribo bajo los efectos producidos por la cena con alma a la que asistí recientemente. El evento se llamaba Chefs & Soul. Atrápalo había hecho confluir un espacio privilegiado, Roc35 en Poblenou (Barcelona), con el maestro Daisuke Fukamura y los cavas de D.O Cava presentados por el sumiller Juan Muñoz. ¿Qué podía ir mal? Pues, evidentemente, nada.

Elegancia, comida de firmamento entero y cava del que podrías beber botellas enteras y no tener ni gota de dolor de cabeza. La delicadeza del chef cocinando ante los comensales, la pasión del sumiller presentándonos los cavas y la mesa que nos tocó compartir con desconocidos a los que acabamos conociendo (en estos eventos les gusta mezclar), convirtieron un “¿quedamos este viernes?” en “¿cuándo lo repetimos?”. Por suerte, tenemos la opción de volver a vivir una cena con alma, ya que Atrápalo tiene programadas más experiencias como estas con distintos chefs y maridajes en Barcelona y Madrid.

Chefs & Soul. Fuente: Mireia Broca

Comer clandestino

Ahora que he decidido practicar el carpe diem de las aventuras gastronómicas y como me gustaría vivir al límite, pero soy una Bonnie cobarde, creo que aprovecharé para apuntarme a una cena clandestina. La mayoría de las veces, reservas tu plaza, pero lo haces a ciegas, sin saber dónde ni qué vas a comer. El día indicado, recibes más información y una contraseña que te permitirá acceder a la experiencia. Y es que el lugar, el menú y hasta el resto de la compañía lo eligen ellos. Imprebistró organiza cenas clandestinas en Madrid.

Hoy como en tu casa

¿Y si en vez de un restaurante fuéramos a comer a casa de un desconocido? A Xabi Bonilla le apetecía cocinar en zapatillas. ¿Se las podría haber puesto en la cocina de un restaurante? Sí, pero entonces, no las podría llevar para pisar la alfombra de su salón (todos sabemos que la norma número dos del club de las zapatillas es que nunca se puede ir más allá del contenedor de basura más próximo con ellas; la norma número uno es que nunca hablarás del club de las zapatillas). Así pues, decidió montar el restaurante en su casa. Con el Club gastronómico Sta. Rita, el chef propone cada mes una temática a base de productos locales y de temporada.

Espacio gastronómico. Fuente: Sta.Rita Club Gastronómico

No son lo que parecen

Hubo un tiempo en que cuando leías un cartel que ponía Casa Manolo, sabías que allí podrías comer, como mínimo, un pepito de lomo. Pero en un momento en que todo se fusiona hasta el punto que no sabes si estás viendo un Presidente del gobierno o un personaje de los Simpson, tenemos que ir con los ojos muy abiertos. Y es que, tal vez, estés paseando por la Travesía de San Mateo de Madrid, entres en una tienda para preguntar el precio de una lámpara y termines cenando. Asiana es una tienda de decoración durante las horas de Sol y cocina mediterránea con toques de fusión asiática por la noche.

En Barcelona, La contrasenya es una galería de arte. Como está en el ático de una nave industrial de Poblenou, nada hace sospechar desde la calle de que ofrece cenas de martes a sábado. Para acceder, debes reservar. Es entonces cuando te darán la contraseña del día. Sin ella, te quedas sin arte gastronómico.


Llevo unos días soñando con el tataki de atún de Fukamura y como cambiaban los sabores al mezclar el mousse de chocolate blanco y té matcha con crema gelificada de yuzu con el cava Pedregosa Reserva Mellésimé Brut Nature, 2012; y he llegado a una conclusión: aventura será comerme el tupper que me he preparado hoy y terminar el día de pie.

Tags : Gastronomía
mm
Solo llego puntal cuando voy al cine, no sé resistirme a un mal plan y soy tan inútil orientándome que me perdería en mi propio museo. Espero que algún día declaren las patatas chips pilar de la dieta mediterránea. Me acompaña un ratón vaquero de nombre Cowmouse.