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Magia post-vacacional en Barcelona para superar el “mono”

Si tus hijos sufren depresión post-navideña, aquí tienes un plan para irlos desenganchando de la magia progresivamente.

Han pasado la Nochebuena cantando villancicos en bucle, Navidad poniéndose ciegos a sopa y turrones, ha venido Papá Noel y les ha dejado regalos (en varias casas, varias veces), han descubierto que el día de los inocentes pueden decir mentiras y hacer gamberradas sin miedo a represalias, se han pegado su primera juerga de fin de año, han visto camellos, pajes, carrozas y Reyes magos… Toootal, que el 7 de enero los niños se plantarán con una sobredosis de azúcar y regalos y un nivel de desgobierno horario y alimenticio, que es un milagro que puedan volver al colegio en enero sin sufrir efectos secundarios graves.

Si efectivamente tus hijos son de los que suelen sufrir depresión post-navideña, no te preocupes, aquí tienes un plan para irlos desenganchando de la magia progresivamente.

ZAS!

Aunque los Reyes todavía están de camino, sabes que va a ser difícil superar lo del oro, el incienso y la mirra, y lo de cruzar el mundo en trineo o a camello en una sola noche, pero tampoco eres Lauridsen jugando a fútbol y tu hijo te ve como un ídolo. Eso sí, la fase ídolo no dura eternamente, así que aprovecha ahora que tienes la tercera temporada de ¡ZAS! para que tus pequeños padawans descubran que hay magia más allá de oriente.

El espectáculo se construye a través de un viaje por el mundo en busca de alguien muy especial. El jovencísimo Pablo Barán (sí, ya estás en esa edad en la que ves gente mucho más joven que tú haciendo cosas increíbles) fusiona la magia de toda la vida y la danza en un formato muy ameno y visual. La colaboración de las bailarinas, los sorprendentes efectos visuales y los cuidados vestuarios y puesta en escena harán que sesenta minutos y más de treinta ilusiones te pasen volando como por arte de magia.

Así que ya sabes, si has sido lento de reflejos organizando planes navideños, temes no pillar buen sitio en la cabalgata o pifiarla bien con la carta a los Reyes, que no cunda el pánico: aquí tienes una oportunidad perfecta para quedar como un Rey. Además, la temporada dura hasta el 31 de marzo, para que puedas apaciguar el “mono” de magia progresivamente, según lo necesite tu familia.

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Siempre creo que me he dejado la llave del gas abierta.