El invierno ha llegado a Juego de Tronos, pero está claro que en Madrid (durante agosto conocido como ‘Infernalia’) queda todavía mucho para que llegue el fresquito. Para los norteños como yo, sobrevivir a este calor puede ser todo un desafío, así que te invito a descubrir conmigo algunos rincones a la sombra en la capital.

Uno de mis trucos para conocer mundo sin arruinarte es viajar fuera de la temporada alta. Si puedes cogerte vacaciones en meses raros te será más fácil encontrar destinos menos transitados y podrás permitirte ir a lugares para los que los precios se disparan en verano o Semana Santa. La parte mala es que quedarse en casa con todo el calorazo puede hacerse cuesta arriba y atrincherarse en la oficina con el aire acondicionado puesto no es una opción, así que cuantos más planes tengamos, mejor.  

Vaya vaya, ¿aquí no hay playa?

Si ya te habías hecho ilusiones, siento decirte que la respuesta es no. No tenemos playa; sin embargo, contamos con dos honrosos intentos: La playa de Lavapiés, un chiringuito en toda regla donde podrás sentir la arena en tus pies y tomarte algo refrescante, y el restaurante Ojalá, que vale tanto para hacer un brunch mañanero como para montarte una fiesta nocturna en la playita que está en la planta de abajo. Aunque no se puede nadar, sí está permitido bailar como si no hubiera un mañana. 

Hay hierba más allá del Retiro

Si no quieres, o puedes, gastar dinero, esconderse bajo los frondosos árboles de los parques siempre es una buena opción. Aunque en Infernalia Madrid no abundan las zonas verdes, y a veces parece que El Retiro es el único pulmón madrileño, hay algunos otros jardines que merecen una visita. Para los que no salen de la M-30 está el Campo del Moro: ubicado a la sombra del Palacio Real, se trata de un no-tan-pequeño jardín inglés en el que te darán ganas de ponerte a jugar al croquet con Alicia.

Pero mi favorito es El Capricho. No, no hablo del de Gaudí… ¡que no sea por caprichos! Este parque es para aventureros por dos razones: la primera es que puedes visitar el búnker que se encuentra allí; la segunda es que el parque está en el quinto pino y la línea 5 de metro está cerrada, así que tendrás que llegar o bien en bus, o bien andando, aunque no te recomiendo esta última opción. Por cierto, te dejo aquí la explicación del origen de la expresión “en el quinto pino”, para que fardes con tus colegas.

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¡Hora de… comer!

Hasta los más aguerridos aventureros necesitan parar de vez en cuando a llenar el buche. Si te apetece merendar puedes acercarte a Cereal Hunters, el paraíso traído a la tierra si este delicioso alimento es tu perdición. Y también un pequeño infierno si, como yo, tienes problemas para tomar decisiones. Allí puedes elegir entre cerca de cien tipos de cereales, además de varios tipos de leche y toppings. ¡Limpieza! Pasillo 5. Tenemos un lector babeando en modo Homer Simpson.

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Calor. Trabajo. Rutina. Aun a riesgo de fusionarte con la acera, querrás salir de casa para ir a Dans le noir?, un restaurante donde puedes probar un menú creado por Manu Nuñez, concursante de Top Chef… a oscuras. Además de darte cuenta de lo importante que es la vista a la hora de reconocer y saborear lo que comemos, quizás llegues a entender un poco mejor a las personas con discapacidad visual.

“Aburrimiento” no está en mi diccionario

Cine, cañas, museos… a veces te da por pensar, ¿esto es todo? Pues no. Ahora que se han puesto tan de moda las Escape Room, y que conste en acta que soy muy muy fan, y que parece que hemos alcanzado la cumbre del entretenimiento, la realidad virtual se cuela en nuestras vidas (lentamente, todo hay que decirlo) con este juego en el que te verás en mitad de un apocalipsis zombie. Es como estar dentro del Left 4 Dead: mi sueño hecho realidad…virtual. Por cierto, Romero, ¡que la tierra te sea leve!

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También hay opciones más tranquilitas. En mi caso, saber pintar es una espina que tengo clavada desde siempre, así que pasar la tarde pintando tu propio cuadro con un instructor que te irá guiando durante todo el proceso me parece un planazo, pero si eres más de ver cuadros que de pintarlos yo no me perdería la ‘Exposición de Escher’ que han puesto en el Palacio de Gaviria.

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Al agua patos

Como sé que no se te ha pasado el enfado por lo de la playa, te voy a chivar algunos planes pasados por agua. De nada *guiño, guiño*. Cuando estoy sin unas buenas vacaciones durante un tiempo, me gusta hacer al menos escapadas de fin de semana para airearme, porque siempre siento que me ha cundido más el tiempo. En la sierra, además de estar al fresco, tienes un montón de opciones de ocio: piragüismo, paddle surf, piscinas naturales… yo me quedo con el barranquismo acuático, emoción y fresquito en un mismo plan.

“Me encantan las emociones fuertes… es solo que prefiero dejarlo para otro día”. Pues de cabeza al Hammam Al Ándalus. Yo he estado ya varias veces y es mi lugar preferido al que acudir cuando el estrés del día a día me supera. Allí solo oyes el sonido del agua y puedes desconectar de verdad.

Hasta aquí mis sugerencias veraniegas, me voy a relajar un rato al hammam.

Uno de mis trucos para conocer mundo sin arruinarte es viajar fuera de la temporada alta. Si puedes cogerte vacaciones en meses raros te será más fácil encontrar destinos menos transitados y podrás permitirte ir a lugares para los que los precios se disparan en verano o Semana Santa. La parte mala es que quedarse en casa con todo el calorazo puede hacerse cuesta arriba y atrincherarse en la oficina con el aire acondicionado puesto no es una opción, así que cuantos más planes tengamos, mejor.  

Vaya vaya, ¿aquí no hay playa?

Si ya te habías hecho ilusiones, siento decirte que la respuesta es no. No tenemos playa; sin embargo, contamos con dos honrosos intentos: La playa de Lavapiés, un chiringuito en toda regla donde podrás sentir la arena en tus pies y tomarte algo refrescante, y el restaurante Ojalá, que vale tanto para hacer un brunch mañanero como para montarte una fiesta nocturna en la playita que está en la planta de abajo. Aunque no se puede nadar, sí está permitido bailar como si no hubiera un mañana. 

Hay hierba más allá del Retiro

Si no quieres, o puedes, gastar dinero, esconderse bajo los frondosos árboles de los parques siempre es una buena opción. Aunque en Infernalia Madrid no abundan las zonas verdes, y a veces parece que El Retiro es el único pulmón madrileño, hay algunos otros jardines que merecen una visita. Para los que no salen de la M-30 está el Campo del Moro: ubicado a la sombra del Palacio Real, se trata de un no-tan-pequeño jardín inglés en el que te darán ganas de ponerte a jugar al croquet con Alicia.

Pero mi favorito es El Capricho. No, no hablo del de Gaudí… ¡que no sea por caprichos! Este parque es para aventureros por dos razones: la primera es que puedes visitar el búnker que se encuentra allí; la segunda es que el parque está en el quinto pino y la línea 5 de metro está cerrada, así que tendrás que llegar o bien en bus, o bien andando, aunque no te recomiendo esta última opción. Por cierto, te dejo aquí la explicación del origen de la expresión “en el quinto pino”, para que fardes con tus colegas.

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¡Hora de… comer!

Hasta los más aguerridos aventureros necesitan parar de vez en cuando a llenar el buche. Si te apetece merendar puedes acercarte a Cereal Hunters, el paraíso traído a la tierra si este delicioso alimento es tu perdición. Y también un pequeño infierno si, como yo, tienes problemas para tomar decisiones. Allí puedes elegir entre cerca de cien tipos de cereales, además de varios tipos de leche y toppings. ¡Limpieza! Pasillo 5. Tenemos un lector babeando en modo Homer Simpson.

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Calor. Trabajo. Rutina. Aun a riesgo de fusionarte con la acera, querrás salir de casa para ir a Dans le noir?, un restaurante donde puedes probar un menú creado por Manu Nuñez, concursante de Top Chef… a oscuras. Además de darte cuenta de lo importante que es la vista a la hora de reconocer y saborear lo que comemos, quizás llegues a entender un poco mejor a las personas con discapacidad visual.

“Aburrimiento” no está en mi diccionario

Cine, cañas, museos… a veces te da por pensar, ¿esto es todo? Pues no. Ahora que se han puesto tan de moda las Escape Room, y que conste en acta que soy muy muy fan, y que parece que hemos alcanzado la cumbre del entretenimiento, la realidad virtual se cuela en nuestras vidas (lentamente, todo hay que decirlo) con este juego en el que te verás en mitad de un apocalipsis zombie. Es como estar dentro del Left 4 Dead: mi sueño hecho realidad…virtual. Por cierto, Romero, ¡que la tierra te sea leve!

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También hay opciones más tranquilitas. En mi caso, saber pintar es una espina que tengo clavada desde siempre, así que pasar la tarde pintando tu propio cuadro con un instructor que te irá guiando durante todo el proceso me parece un planazo, pero si eres más de ver cuadros que de pintarlos yo no me perdería la ‘Exposición de Escher’ que han puesto en el Palacio de Gaviria.

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Al agua patos

Como sé que no se te ha pasado el enfado por lo de la playa, te voy a chivar algunos planes pasados por agua. De nada *guiño, guiño*. Cuando estoy sin unas buenas vacaciones durante un tiempo, me gusta hacer al menos escapadas de fin de semana para airearme, porque siempre siento que me ha cundido más el tiempo. En la sierra, además de estar al fresco, tienes un montón de opciones de ocio: piragüismo, paddle surf, piscinas naturales… yo me quedo con el barranquismo acuático, emoción y fresquito en un mismo plan.

“Me encantan las emociones fuertes… es solo que prefiero dejarlo para otro día”. Pues de cabeza al Hammam Al Ándalus. Yo he estado ya varias veces y es mi lugar preferido al que acudir cuando el estrés del día a día me supera. Allí solo oyes el sonido del agua y puedes desconectar de verdad.

Hasta aquí mis sugerencias veraniegas, me voy a relajar un rato al hammam.

Tags : MadridVerano
mm
Crecí en el norte y viajo buscando el mar. Me encanta el olor de los laboratorios de fotografía y los libros viejos. A veces me pongo digital y escribo en blogs sobre cosas.