¿Se puede ser aventurero e intrépido siendo padre? ¿Existe la familia Houdini? Es muy complicado mantener la filosofía hedonista del escapista mientras decides asumir la responsabilidad de tener pequeños seres a tu cargo. Por eso, además de lograr hallar y conservar una pareja más escurridiza que el propio Houdini, habrá que cultivar la cultura del escapismo en el seno de la familia.

Podemos aspirar a algo mejor que saltar en un Chiquipark, mirar la competición de petanca del parque o hacer carreras con los carros en el supermercado. Quedan 3 largos meses de días cortos y frío intenso, y se trata, no sólo de sobrevivir mental y físicamente, sino de relajarnos y convertirnos en alguien con estilo que, además de buscarse la vida para educar y entretener a la prole, mantiene su porte y su  fama de tipo vivido e interesante (¿alguna vez lo fuimos?). Para aunar aventura y cultura, recuerda estas palabrejas que nunca te van a fallar: Pirineos de Cataluña.

Respira tranquilo: el mushing no es el nuevo baile latino

Dicen que la música amansa las fieras (Melendi no cuenta como música, quizás como fiera), pero he descubierto que la nieve también. La nueva moda del mushing, heredada de los nórdicos, te permite surcar la Val d’Aran a toda velocidad en un trineo tirado por perros cual Marc Márquez versión yeti. Lo bueno es que, a pesar de emular a los escandinavos, el trineo viene montado (no sé si existe la opción previa de comprar un THRINHËOR en Ikea y montarlo para añadir emoción al plan).

Pero si lo tuyo es más de recogimiento, el plan perfecto lo tienes en la Vall de Boí, que ofrece estupendas visitas guiadas en familia para conocer de cerca algunas de las iglesias románicas más importantes del mundo. No encontrarás mejor forma para empezar a culturizar a los aspirantes a Houdinis que descubrirles la impresionante iglesia de Santa María de Taüll o la de Sant Climent de Taüll. Si la UNESCO dice que son Patrimonio de la Humanidad, no vas a ser tú quien se lo discuta ni quien desperdicie la oportunidad de presentárselo en persona.

vall_boi

Hay vida más allá del zoo

Si sois de los que tenéis el abono anual del zoo, es recomendable experimentar con otro tipo de fauna de vez en cuando para que tus hijos no crean que el hábitat natural de las fieras son piscinas, rocas valladas y solariums artificiales. En MónNatura Pirineus, en Son (Alt Àneu), ofrecen actividades de educación ambiental para sensibilizar sobre la conservación de la naturaleza. ¿O acaso creías que el siestear con un documental sobre los lagartos de los desiertos de Australia era sensibilizar? No, querido amigo, igual que ver el Tour de Francia no es practicar ciclismo. Las rutas en MónNatura a través de los bosques permiten observar la fauna en su propio medio. Y si además aún estás en la gloriosa fase de “papá lo sabe todo”, disfrútala, hínchate y pavonéate más que Pep Guardiola y, por una vez, podrás dejar de hablar de Iniesta o de Gerard Moreno y pontificar sobre el quebrantahuesos, el urogallo, el rebeco o la gineta.

Una foto publicada por Fardatxa Iau (@fardaxa) el 24 de Ago de 2016 a la(s) 5:25 PDT

De algún lado tenía que salir la fama de los chefs catalanes

A estas alturas, podemos decir que hemos cumplido sobradamente como representantes de esa especie que mantenemos escondida pero que existe: los buenos padres Houdinis. Así, tras alimentar el intelecto y el alma del clan escapista con un fin de semana redondo en un paraje incomparable, nos podemos permitir un pequeño homenaje gastronómico para acabar. Pongamos a Serrat a todo trapo y vayamos, por ejemplo, al Hotel Terradets, en el Pallars Jussà: Cocina de mercado, contemporánea, con raíces gastronómicas de la comarca y una bodega plagada de clásicos de primer nivel, con la que te das cuenta de que te has hecho mayor, porque prefieres los matices de un buen vino a un happy hour de ron-cola. Bendita madurez.

Pero la tierra catalana está hecha de diversidad, y tiene tanto de Serrat como de Mónica Naranjo. Y qué gusto de oferta, porque mientras escribo no dejo de pensar en Can Boix, en el Alt Urgell, en sus habitas al estilo de la comarca o en  la costilla de cerdo ibérico con caviar de pimiento asado y puré de guisantes. Como lo prueben los de la UNESCO, no querrán salir de ahí.
En definitiva, somos Houdinis. Y tenemos familia. Y tenemos el deber de transmitir nuestras ansias de aventura a la siguiente generación. Y si después de un fin de semana en el Pirineo catalán, abarrotado de trineos, naturaleza, arte románico, fauna pirenaica y alta cocina no hemos creado ni siquiera un pequeño Mago Pop, tus descendientes están cercanos a ser considerados pequeños muggle con adoración al sofá. En cualquier caso, no olvides que un Houdini nunca se rinde: puede que te pierdas su primer día de colegio, pero por nada del mundo querrás perderte el momento en que tu hijo descubra que por sus venas también corre sangre aventurera.

Podemos aspirar a algo mejor que saltar en un Chiquipark, mirar la competición de petanca del parque o hacer carreras con los carros en el supermercado. Quedan 3 largos meses de días cortos y frío intenso, y se trata, no sólo de sobrevivir mental y físicamente, sino de relajarnos y convertirnos en alguien con estilo que, además de buscarse la vida para educar y entretener a la prole, mantiene su porte y su  fama de tipo vivido e interesante (¿alguna vez lo fuimos?). Para aunar aventura y cultura, recuerda estas palabrejas que nunca te van a fallar: Pirineos de Cataluña.

Respira tranquilo: el mushing no es el nuevo baile latino

Dicen que la música amansa las fieras (Melendi no cuenta como música, quizás como fiera), pero he descubierto que la nieve también. La nueva moda del mushing, heredada de los nórdicos, te permite surcar la Val d’Aran a toda velocidad en un trineo tirado por perros cual Marc Márquez versión yeti. Lo bueno es que, a pesar de emular a los escandinavos, el trineo viene montado (no sé si existe la opción previa de comprar un THRINHËOR en Ikea y montarlo para añadir emoción al plan).

Pero si lo tuyo es más de recogimiento, el plan perfecto lo tienes en la Vall de Boí, que ofrece estupendas visitas guiadas en familia para conocer de cerca algunas de las iglesias románicas más importantes del mundo. No encontrarás mejor forma para empezar a culturizar a los aspirantes a Houdinis que descubrirles la impresionante iglesia de Santa María de Taüll o la de Sant Climent de Taüll. Si la UNESCO dice que son Patrimonio de la Humanidad, no vas a ser tú quien se lo discuta ni quien desperdicie la oportunidad de presentárselo en persona.

vall_boi

Hay vida más allá del zoo

Si sois de los que tenéis el abono anual del zoo, es recomendable experimentar con otro tipo de fauna de vez en cuando para que tus hijos no crean que el hábitat natural de las fieras son piscinas, rocas valladas y solariums artificiales. En MónNatura Pirineus, en Son (Alt Àneu), ofrecen actividades de educación ambiental para sensibilizar sobre la conservación de la naturaleza. ¿O acaso creías que el siestear con un documental sobre los lagartos de los desiertos de Australia era sensibilizar? No, querido amigo, igual que ver el Tour de Francia no es practicar ciclismo. Las rutas en MónNatura a través de los bosques permiten observar la fauna en su propio medio. Y si además aún estás en la gloriosa fase de “papá lo sabe todo”, disfrútala, hínchate y pavonéate más que Pep Guardiola y, por una vez, podrás dejar de hablar de Iniesta o de Gerard Moreno y pontificar sobre el quebrantahuesos, el urogallo, el rebeco o la gineta.

Una foto publicada por Fardatxa Iau (@fardaxa) el 24 de Ago de 2016 a la(s) 5:25 PDT

De algún lado tenía que salir la fama de los chefs catalanes

A estas alturas, podemos decir que hemos cumplido sobradamente como representantes de esa especie que mantenemos escondida pero que existe: los buenos padres Houdinis. Así, tras alimentar el intelecto y el alma del clan escapista con un fin de semana redondo en un paraje incomparable, nos podemos permitir un pequeño homenaje gastronómico para acabar. Pongamos a Serrat a todo trapo y vayamos, por ejemplo, al Hotel Terradets, en el Pallars Jussà: Cocina de mercado, contemporánea, con raíces gastronómicas de la comarca y una bodega plagada de clásicos de primer nivel, con la que te das cuenta de que te has hecho mayor, porque prefieres los matices de un buen vino a un happy hour de ron-cola. Bendita madurez.

Pero la tierra catalana está hecha de diversidad, y tiene tanto de Serrat como de Mónica Naranjo. Y qué gusto de oferta, porque mientras escribo no dejo de pensar en Can Boix, en el Alt Urgell, en sus habitas al estilo de la comarca o en  la costilla de cerdo ibérico con caviar de pimiento asado y puré de guisantes. Como lo prueben los de la UNESCO, no querrán salir de ahí.
En definitiva, somos Houdinis. Y tenemos familia. Y tenemos el deber de transmitir nuestras ansias de aventura a la siguiente generación. Y si después de un fin de semana en el Pirineo catalán, abarrotado de trineos, naturaleza, arte románico, fauna pirenaica y alta cocina no hemos creado ni siquiera un pequeño Mago Pop, tus descendientes están cercanos a ser considerados pequeños muggle con adoración al sofá. En cualquier caso, no olvides que un Houdini nunca se rinde: puede que te pierdas su primer día de colegio, pero por nada del mundo querrás perderte el momento en que tu hijo descubra que por sus venas también corre sangre aventurera.

mm
Siempre creo que me he dejado la llave del gas abierta.