Acantilados, aludes, desprendimientos, inundaciones, curvas imposibles y arenas movedizas conforman algunas de las carreteras más desconocidas del mundo.

Si estás harto de autopistas, carreteras perfectamente asfaltadas y bien señalizadas no te puedes perder algunas de las vías de circulación más insólitas del planeta.

[redbox text=”Para perderte, desplázate al Himalaya oriental, donde se encuentra el paso de Rohtang” position=“right”]

Pero olvídate de las típicas carreteras de la muerte que todo el mundo conoce y adéntrate en aquellas en las que solo tú y los sufridos lugareños os atreveréis a transitar. Están repartidas por todo el planeta y en la mayoría de los casos requieren destreza al volante y mucha sangre fría.

Rohtang está a más de 4.000 metros de altura y el lodo y los corrimientos de tierra convierten a esta vía en una trampa que le ha valido el sobrenombre de Pila de cadáveres. Cada año, las brigadas de carreteras necesitan orientarse con aparatos de GPS para poder encontrar el camino y abrirlo de nuevo al tráfico una vez pasado el invierno.

SONY DSC
¿Adrenalina o pánico?

 

Mucho más cerca podemos encontrar una carretera para gente sin vértigo y con vehículos que no sobrepasen los 2,2 metros de ancho. Se trata de la Stada delle 52 gallerie en Pasubio (Vicenza, Italia). Un trayecto de poco más de 6 kilómetros que combina acantilados de infarto, desprendimientos constantes y galerías escavadas a mano durante la primera Guerra Mundial en la montaña. El alto número de accidentes mortales obligó a cerrar al tráfico esta vía que muchos aventureros transitan de forma clandestina.

Si te gustan las alturas puedes llegar a conducir a más de 6.600 metros sobre el nivel del mar. Pero primero tendrás que llegar a los Andes chilenos, justo en la frontera con Argentina. Allí se encuentra la vía de circulación más elevada del mundo: Los Ojos del Salado. Sus cambios bruscos de tiempo, la falta de oxígeno y las imponentes vistas al volcán más alto del planeta convierten en una aventura inolvidable conducir. Coge ropa de abrigo, un buen todoterreno y prepárate a cruzar zonas de nieve, arenas movedizas, rocas afiladas como cuchillos e incluso glaciares.

Imagínate ahora conducir con un barranco de 300 metros a tu izquierda y un muro de roca vertical de dimensiones inabarcables a tu derecha. Pero además tener que sortear cascadas de hielo, rocas cayendo a tu lado o aludes de nieve que pueden superar los 24 metros de alto. Esta experiencia sólo se puede vivir en Montana, en la carretera conocida como Going-to-the-Sun (Glacier National Park) que atraviesa uno de los parajes naturales más bellos y extremos de Estados Unidos. Sólo los valientes osan a adentrarse en este paso de 163 kilómetros de largo que permanece abierto de junio a octubre y para turismos de dimensiones reducidas.

Pero no siempre el peligro se encuentra en las cumbres. En Francia, en la localidad de Bourgneuf (departamento de Vandea) se encuentra el Paso de Gois (Passage du Gois) una ruta de 4,5 kilómetros que unen la isla de Noirmoutier con el continente y que se inunda dos veces al día. Su construcción, a nivel del océano Atlántico, provoca que cuando sube la marea el agua alcance entre 1,3 y 4 metros de altura. Es todo un ritual para muchos franceses atravesar esta vía momentos antes de que se produzca la pleamar y disfrutar sintiendo que somos engullidos por el mar.

[redbox text=”¿Te atreverías a conducir a -70 grados?” position=“left”]

Por su parte, la carretera federal M56 que une Moscú con la ciudad siberiana de Yakutsk (también conocida como la Ruta Kolyma o Carretera del Infierno) es la vía más intransitable del mundo. Durante 10 meses al año permanece congelada y sepultada por la nieve. Pero el problema llega en verano, cuando el deshielo la convierte en un barrizal de dimensiones épicas. Durante días, centenares de vehículos quedan atrapados cada año a lo largo de los últimos 100 kilómetros de recorrido. La falta de asfalto convierte en un verdadero caos la parte construida durante la época de Stalin, con presos obligados a trabajar a temperaturas de 70 grados bajo cero. Desde el año 2011 se están realizando labores de asfaltado, cuando el tiempo lo permite.

Nus_de_sa_Corbatablog
Y rezar que no venga ningún autocar de cara, ¿verdad?

 

No podemos acabar este repaso aventurero sin recalar en España, donde también podemos encontrar alguna de las rutas más increíbles del mundo. Y es que los 10 kilómetros de la carretera de Sa Calobra, en Mallorca, quita el hipo a quienes la transitan. Son tantas y tan cerradas las curvas que una de ellas, conocida como El nus de sa corbada (El nudo de la corbata) gira sobre sí misma más de 360 grados. Los días de lluvia y la alta ocupación durante el verano convierte a esta serpenteante vía en una de las más peligrosas de nuestro país. Eso sí, la recompensa al llegar al mar merece la pena.

Si estás harto de autopistas, carreteras perfectamente asfaltadas y bien señalizadas no te puedes perder algunas de las vías de circulación más insólitas del planeta.

[redbox text=”Para perderte, desplázate al Himalaya oriental, donde se encuentra el paso de Rohtang” position=“right”]

Pero olvídate de las típicas carreteras de la muerte que todo el mundo conoce y adéntrate en aquellas en las que solo tú y los sufridos lugareños os atreveréis a transitar. Están repartidas por todo el planeta y en la mayoría de los casos requieren destreza al volante y mucha sangre fría.

Rohtang está a más de 4.000 metros de altura y el lodo y los corrimientos de tierra convierten a esta vía en una trampa que le ha valido el sobrenombre de Pila de cadáveres. Cada año, las brigadas de carreteras necesitan orientarse con aparatos de GPS para poder encontrar el camino y abrirlo de nuevo al tráfico una vez pasado el invierno.

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¿Adrenalina o pánico?

 

Mucho más cerca podemos encontrar una carretera para gente sin vértigo y con vehículos que no sobrepasen los 2,2 metros de ancho. Se trata de la Stada delle 52 gallerie en Pasubio (Vicenza, Italia). Un trayecto de poco más de 6 kilómetros que combina acantilados de infarto, desprendimientos constantes y galerías escavadas a mano durante la primera Guerra Mundial en la montaña. El alto número de accidentes mortales obligó a cerrar al tráfico esta vía que muchos aventureros transitan de forma clandestina.

Si te gustan las alturas puedes llegar a conducir a más de 6.600 metros sobre el nivel del mar. Pero primero tendrás que llegar a los Andes chilenos, justo en la frontera con Argentina. Allí se encuentra la vía de circulación más elevada del mundo: Los Ojos del Salado. Sus cambios bruscos de tiempo, la falta de oxígeno y las imponentes vistas al volcán más alto del planeta convierten en una aventura inolvidable conducir. Coge ropa de abrigo, un buen todoterreno y prepárate a cruzar zonas de nieve, arenas movedizas, rocas afiladas como cuchillos e incluso glaciares.

Imagínate ahora conducir con un barranco de 300 metros a tu izquierda y un muro de roca vertical de dimensiones inabarcables a tu derecha. Pero además tener que sortear cascadas de hielo, rocas cayendo a tu lado o aludes de nieve que pueden superar los 24 metros de alto. Esta experiencia sólo se puede vivir en Montana, en la carretera conocida como Going-to-the-Sun (Glacier National Park) que atraviesa uno de los parajes naturales más bellos y extremos de Estados Unidos. Sólo los valientes osan a adentrarse en este paso de 163 kilómetros de largo que permanece abierto de junio a octubre y para turismos de dimensiones reducidas.

Pero no siempre el peligro se encuentra en las cumbres. En Francia, en la localidad de Bourgneuf (departamento de Vandea) se encuentra el Paso de Gois (Passage du Gois) una ruta de 4,5 kilómetros que unen la isla de Noirmoutier con el continente y que se inunda dos veces al día. Su construcción, a nivel del océano Atlántico, provoca que cuando sube la marea el agua alcance entre 1,3 y 4 metros de altura. Es todo un ritual para muchos franceses atravesar esta vía momentos antes de que se produzca la pleamar y disfrutar sintiendo que somos engullidos por el mar.

[redbox text=”¿Te atreverías a conducir a -70 grados?” position=“left”]

Por su parte, la carretera federal M56 que une Moscú con la ciudad siberiana de Yakutsk (también conocida como la Ruta Kolyma o Carretera del Infierno) es la vía más intransitable del mundo. Durante 10 meses al año permanece congelada y sepultada por la nieve. Pero el problema llega en verano, cuando el deshielo la convierte en un barrizal de dimensiones épicas. Durante días, centenares de vehículos quedan atrapados cada año a lo largo de los últimos 100 kilómetros de recorrido. La falta de asfalto convierte en un verdadero caos la parte construida durante la época de Stalin, con presos obligados a trabajar a temperaturas de 70 grados bajo cero. Desde el año 2011 se están realizando labores de asfaltado, cuando el tiempo lo permite.

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Y rezar que no venga ningún autocar de cara, ¿verdad?

 

No podemos acabar este repaso aventurero sin recalar en España, donde también podemos encontrar alguna de las rutas más increíbles del mundo. Y es que los 10 kilómetros de la carretera de Sa Calobra, en Mallorca, quita el hipo a quienes la transitan. Son tantas y tan cerradas las curvas que una de ellas, conocida como El nus de sa corbada (El nudo de la corbata) gira sobre sí misma más de 360 grados. Los días de lluvia y la alta ocupación durante el verano convierte a esta serpenteante vía en una de las más peligrosas de nuestro país. Eso sí, la recompensa al llegar al mar merece la pena.

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Javier Silvestre Grau, licenciado en Periodismo por la Universitat Ramón Llull (Barcelona). Ha colaborado con los principales medios de comunicación españoles (La Vanguardia, El País, Onda Cero, ABC Punto Radio, Antena 3 y Cuatro) y autor de la novela La Revolución de los Ángeles.