A continuación os ofrecemos unos cuantos y sólidos argumentos con los que defender la cerveza en cualquier foro público.

No diga cerveza, diga elixir de los dioses. No diga “póngame una caña”, diga “póngame un vaso de deliciosa panacea bien fría”.

Algunos siempre nos hemos cantado sus alabanzas, pero ahora ya es oficial: la cerveza es buena.

(Son datos contrastados, pero bajo la premisa de que se haga un consumo moderado y responsable.)

 

 

Y sin embargo, y  a pesar del creciente interés por las cervezas artesanas y los muchos cursos de cata y degustación que elevan el estatus de esta refrescante y milenaria bebida a la altura del mejor vino, para muchos, la cerveza continúa siendo una bebida poco glamurosa, apenas por encima del vino de cartón, puerta de acceso a formas de alcohol más elaboradas, favorita de hooligans y con una fastidiosa tendencia a hacer crecer la barriga.

No vamos a decir que eso no sea así en algunos casos, pero por trayectoria y popularidad, la cerveza se merece un respeto. A continuación os ofrecemos unos cuantos y sólidos argumentos con los que defender la cerveza en cualquier foro público. Y ahora tenemos las pruebas:

  1. La cerveza es una de las bebidas más antiguas: su elaboración y consumo se remonta a las culturas curdas –¿de ahí lo de “pillar una curda”? – y sumerias del actual Irán de hace más de 5.500 años.
  2. La cerveza no da resaca: la buena cerveza, esto es. Las cervezas no industriales, elaboradas con ingredientes naturales de calidad, no contienen alcoholes superiores, que son los culpables del molesto dolor de cabeza del día después.
  3. En España se beben unos 70 litros de cerveza por persona. No está mal, pero como podéis imaginar, lejos de los 107 de Alemania o de los 132 de la República Checa, sin duda el país más cervecero del mundo, aunque bastante más que, por ejemplo, Argentina (43 litros), Kenya (12) o la India (2).
  4. La cerveza es buena para el corazón: exacto, igual que el vino. Está clínicamente demostrado que un consumo moderado de cerveza (de uno a tres vasos al día) favorecen la presencia del colesterol “bueno” en nuestro organismo y el descenso del “malo”, lo que  reduce los riesgos de enfermedades y accidentes cardiovasculares entre un 10 y un 40%.
  5. La cerveza es buena para la menopausia: o, mejor dicho, para retrasar su aparición y rebajar sus efectos negativos. La cerveza tiene mucho silicio (un litro aporta el 100% de la dosis diaria recomendado) lo que ayuda a incrementar la masa ósea y evitar la osteoporosis.
  6. La cerveza engorda menos que otros alcoholes: dependiendo del contenido alcohólico de la cerveza, entre 30 y 45 calorías por 100 ml. Eso es bastante menos que algunas bebidas de alta gradación alcohólica, que pueden llegar a proporcionar 200-400 calorías/100 ml, y algo menos que los refrescos (entre 40-50). Lo que más engorda son las tapas con las que las acompañamos.

Ey, y lo dicho: son datos contrastados, pero bajo la premisa de que se haga un consumo moderado y responsable.

No diga cerveza, diga elixir de los dioses. No diga “póngame una caña”, diga “póngame un vaso de deliciosa panacea bien fría”.

Algunos siempre nos hemos cantado sus alabanzas, pero ahora ya es oficial: la cerveza es buena.

(Son datos contrastados, pero bajo la premisa de que se haga un consumo moderado y responsable.)

 

 

Y sin embargo, y  a pesar del creciente interés por las cervezas artesanas y los muchos cursos de cata y degustación que elevan el estatus de esta refrescante y milenaria bebida a la altura del mejor vino, para muchos, la cerveza continúa siendo una bebida poco glamurosa, apenas por encima del vino de cartón, puerta de acceso a formas de alcohol más elaboradas, favorita de hooligans y con una fastidiosa tendencia a hacer crecer la barriga.

No vamos a decir que eso no sea así en algunos casos, pero por trayectoria y popularidad, la cerveza se merece un respeto. A continuación os ofrecemos unos cuantos y sólidos argumentos con los que defender la cerveza en cualquier foro público. Y ahora tenemos las pruebas:

  1. La cerveza es una de las bebidas más antiguas: su elaboración y consumo se remonta a las culturas curdas –¿de ahí lo de “pillar una curda”? – y sumerias del actual Irán de hace más de 5.500 años.
  2. La cerveza no da resaca: la buena cerveza, esto es. Las cervezas no industriales, elaboradas con ingredientes naturales de calidad, no contienen alcoholes superiores, que son los culpables del molesto dolor de cabeza del día después.
  3. En España se beben unos 70 litros de cerveza por persona. No está mal, pero como podéis imaginar, lejos de los 107 de Alemania o de los 132 de la República Checa, sin duda el país más cervecero del mundo, aunque bastante más que, por ejemplo, Argentina (43 litros), Kenya (12) o la India (2).
  4. La cerveza es buena para el corazón: exacto, igual que el vino. Está clínicamente demostrado que un consumo moderado de cerveza (de uno a tres vasos al día) favorecen la presencia del colesterol “bueno” en nuestro organismo y el descenso del “malo”, lo que  reduce los riesgos de enfermedades y accidentes cardiovasculares entre un 10 y un 40%.
  5. La cerveza es buena para la menopausia: o, mejor dicho, para retrasar su aparición y rebajar sus efectos negativos. La cerveza tiene mucho silicio (un litro aporta el 100% de la dosis diaria recomendado) lo que ayuda a incrementar la masa ósea y evitar la osteoporosis.
  6. La cerveza engorda menos que otros alcoholes: dependiendo del contenido alcohólico de la cerveza, entre 30 y 45 calorías por 100 ml. Eso es bastante menos que algunas bebidas de alta gradación alcohólica, que pueden llegar a proporcionar 200-400 calorías/100 ml, y algo menos que los refrescos (entre 40-50). Lo que más engorda son las tapas con las que las acompañamos.

Ey, y lo dicho: son datos contrastados, pero bajo la premisa de que se haga un consumo moderado y responsable.