Imagina un mundo fantástico lleno de magia y seres fascinantes. Imagina que en él viven gigantes, brujas, reyes, caballeros y vikingos. Imagina que su paisaje de acantilados, montañas verdes y fiordos es el escenario de una historia épica. Ahora, agrega lo mejor del mundo moderno, incluyendo la cerveza. Bienvenido a las dos Irlandas, un lugar donde el pasado y el presente se unen en perfecta armonía, y lo mejor es que solo estás a un vuelo de conocerlas.

Si estuviésemos en el universo de Juego de Tronos, Irlanda sería el mejor de los Siete Reinos para vivir o, como mínimo, el más interesante. A mí me queda claro porqué la familia Stark siempre quiere volver al Norte, y por norte me refiero a Irlanda.  

Dublín

Si siguiéramos el ejemplo de James Joyce y nos proponemos conocer Dublín en tan solo un día, nos vamos a quedar con ganas de más.

Empecemos por una parada obligada en un típico pub irlandés: el Davy Byrnes, mundialmente conocido por ser frecuentado por James Joyce, hijo pródigo de la ciudad. Un must do, es comer un sándwich de gorgonzola y una copa de Borgoña, tal y como lo hace Leopold Bloom en Ulises.


Ahora que si lo tuyo es la cerveza, seguramente ya sabes que ir a Dublín y no visitar la Guinness Storehouse es como salirse de la función a media peli, simplemente no se hace. Si ya vas alegre y aún quieres más, recorre las calles del Temple Bar y déjate seducir por el encanto de sus pubs y la música. Y ¿por qué no?, tómate otra Guinness.

Piérdete en sus parques

Dublín es sinónimo de verde, pero la ciudad no decepciona cuando el otoño llega, y el verde se transforma en naranjas y bronces. No me imagino una tarde de otoño más romántica que un paseo por los jardines de Iveagh o de St. Stephen’s Green. Si te apetece coger la bicicleta, el Parque Phoenix es una gran opción; además que te verás rodeado de venados. Aww. No importa cual elijas, las vistas y, sobre todo, la bocanada de aire fresco en medio de la ciudad te hará feliz. Créeme.

Si las paredes hablaran…

Irlanda es famosa por sus leyendas y qué mejor manera de descubrirlas que a través de su arquitectura. Una vez en el centro aprovecha para visitar las Catedrales de la Santísima Trinidad y de San Patricio, sí, el mismo que cada 17 de marzo lo peta en Instagram.  Ambas son de las pocas joyas medievales que quedan en la ciudad, así que ya te darás una idea de su importancia. Pero las mejores leyendas sabemos que se guardan en los castillos y más si tienen casi 900 años de antigüedad. Ve andando al Castillo de Dublín, todo un icono de la ciudad y una cajita llena de secretos. Solo te diré que el autor de Drácula, Bram Stoker, trabajó allí un tiempo. Ya te imaginarás lo que este castillo puede inspirar. Descubre los misterios y leyendas de Dublín y luego hablamos.

Una cárcel que encierra secretos

Un poco alejada del centro está la Cárcel de Kilmainham. Uno de los sitios más emblemáticos de Dublín y de la historia irlandesa reciente. Recorrer sus pasillos te transportará al pasado cual Tardis. Te recomiendo que te tomes el tiempo necesario y reserves con antelación. No te dejará indiferente.

¿Y la comida?

Y después de tanto paseo y cerveza algo habrá que comer. Una gran opción es ir al Temple Bar Food Market, no muy lejos de allí. Este mercado ofrece una variedad impresionante de comida y productos orgánicos. Te advierto que no podrás resistirte a los panes, quesos y la increíble oferta gastronómica. En esta época, las tardes pueden ser un poco frías, así que recarga baterías con un delicioso y tradicional café irlandés o un rico chocolate en Butlers Chocolate Café.

Una escapada…o quizás dos

Ya que estás aquí, no puedes dejar pasar la oportunidad de conocer un poco más de Irlanda. Disfruta de un ‘finde’ o una tarde de ensueño a las afueras de Dublín sin alejarte mucho de la ciudad. Desconecta un poco la mente, coge el Dart y descubre pueblos mágicos y llenos de historia como Dalkey, uno de mis favoritos. Con un hermoso castillo medieval y vistas a la bahía en la que puedes disfrutar una tarde de pesca o simplemente una buena comida en un acogedor restaurante junto a la chimenea.

Si eres un viajero de alma aventurera que disfruta de actividades al aire libre, Howth te quedará como anillo al dedo y no, no me refiero al anillo de Gollum. Sus senderos y acantilados será la excusa perfecta para perderte y disfrutar de los paisajes con una buena caminata. No olvides botas cómodas y tu cámara, porque lo querrás todo para tu colección de fotos.

Belfast

Hace unos meses pude entrevistar a parte del elenco de ‘Juego de Tronos’ y, cuando pregunté qué era lo que más habían disfrutado de la última temporada, la respuesta fue unánime: ¡los paisajes de Irlanda del Norte! Y, como no, si en pantalla ya te parecen una pasada, espera a verlos en vivo y a todo color.

Recorre sus calles

Belfast es como un libro abierto. Cada rincón de la ciudad y cada edificio cuentan una historia, cada cual más fascinante que la otra. La mejor manera de recorrerla es cogiendo un tour en taxi negro y perderte por la ciudad, así tal cual. Por muy raro que suene, esta es la manera más efectiva de ver lo que en las guías turísticas no encontrarás. Especialmente recorre los dos barrios imprescindibles: el barrio católico de Falls y el barrio protestante de Shankill y enterate qué hay detrás ‘the trouble’ el conflicto que por años dividió a los habitantes de Belfast y del que hoy quedan grafitis y murales.  

Toda una oda a la era naval

Todos lloramos cuando el pobre de Jack se muere en la película Titanic. Sí todos y, quien diga que no, está mintiendo. Lo cierto es que la película revivió la leyenda del transatlántico y Belfast ha sabido aprovechar la nostalgia naval en el Titanic Quarter, que es probablemente es el barrio más de moda en la ciudad. Podrás recrear la experiencia que los pasajeros vivieron a bordo del Titanic en el barco SS Nomadic, y por qué no, sentirte Rose o Jack por un momento. Por cierto, allí también están los estudios de ‘Juego de Tronos, así que no te sorprendas si te encuentras con El Perro, un amante de la ciudad, lo sé porque él me lo dijo.

El amor entra por el estómago

Viajar y no comer es como viajar a medias, por eso no puedes dejar de ir al Mercado de St. George. Eso sí, ve con hambre. Si vas por la mañana prueba el clásico y delicioso Ulster Fry, el desayuno tradicional y un orgullo nacional, perfecto para empezar el día. Ya que estamos con el tema naval, te recomiendo probar el pescado y los mariscos, y los platillos típicos, como el pan de soda o “belly-buster”. Con un poco de suerte hasta podrás disfrutar de buena música en directo.

Paisajes que inspiran

Lo ideal sería dedicarle varios días a descubrir los tesoros naturales de todo el país, pero la vida es injusta y más si vas un poco corto de tiempo. Por fortuna, existen opciones cercanas y de fácil acceso, como el Parque Natural de Cave Hill. Famoso porque se dice fue la inspiración para la novela de ‘Los Viajes de Gulliver’ y ojo porque las vistas hacia Belfast podrían despertar al escritor oculto que llevas dentro. Ya en la cima no olvides visitar el Castillo y tomar el afternoon tea en The Cellar Restaurant, con dedito meñique levantado, si no, no cuenta.

Créditos: Turismo de Irlanda

Y ningún viaje estaría completo si vas a una isla y no pasas por el mar. Una planazo puede ser ir a los acantilados de los Gobbins, que tienen millones de años. Cruza los puentes elevados, adéntrate en sus cuevas y mira las maravillas que la naturaleza ha creado y ¡sin filtros de Instagram!

Las noches en Belfast son lo más

Vuelves a Belfast. Y como todo lo que empieza tiene que terminar, qué mejor manera de cerrar con broche de oro la noche, que en un clásico pub irlandés con una pinta en la mano y música de fondo. Te recomiendo darte una vuelta por Commercial Street, una calle muy chula llena de grafitis y pubs. Que no te sorprenda si al cabo de unas horas te encuentras con que ya has hecho por lo menos un par de amigos y empiezas a sentirte como en casa. Has sido hechizado por el efecto Irlanda.

Si estuviésemos en el universo de Juego de Tronos, Irlanda sería el mejor de los Siete Reinos para vivir o, como mínimo, el más interesante. A mí me queda claro porqué la familia Stark siempre quiere volver al Norte, y por norte me refiero a Irlanda.  

Dublín

Si siguiéramos el ejemplo de James Joyce y nos proponemos conocer Dublín en tan solo un día, nos vamos a quedar con ganas de más.

Empecemos por una parada obligada en un típico pub irlandés: el Davy Byrnes, mundialmente conocido por ser frecuentado por James Joyce, hijo pródigo de la ciudad. Un must do, es comer un sándwich de gorgonzola y una copa de Borgoña, tal y como lo hace Leopold Bloom en Ulises.


Ahora que si lo tuyo es la cerveza, seguramente ya sabes que ir a Dublín y no visitar la Guinness Storehouse es como salirse de la función a media peli, simplemente no se hace. Si ya vas alegre y aún quieres más, recorre las calles del Temple Bar y déjate seducir por el encanto de sus pubs y la música. Y ¿por qué no?, tómate otra Guinness.

Piérdete en sus parques

Dublín es sinónimo de verde, pero la ciudad no decepciona cuando el otoño llega, y el verde se transforma en naranjas y bronces. No me imagino una tarde de otoño más romántica que un paseo por los jardines de Iveagh o de St. Stephen’s Green. Si te apetece coger la bicicleta, el Parque Phoenix es una gran opción; además que te verás rodeado de venados. Aww. No importa cual elijas, las vistas y, sobre todo, la bocanada de aire fresco en medio de la ciudad te hará feliz. Créeme.

Si las paredes hablaran…

Irlanda es famosa por sus leyendas y qué mejor manera de descubrirlas que a través de su arquitectura. Una vez en el centro aprovecha para visitar las Catedrales de la Santísima Trinidad y de San Patricio, sí, el mismo que cada 17 de marzo lo peta en Instagram.  Ambas son de las pocas joyas medievales que quedan en la ciudad, así que ya te darás una idea de su importancia. Pero las mejores leyendas sabemos que se guardan en los castillos y más si tienen casi 900 años de antigüedad. Ve andando al Castillo de Dublín, todo un icono de la ciudad y una cajita llena de secretos. Solo te diré que el autor de Drácula, Bram Stoker, trabajó allí un tiempo. Ya te imaginarás lo que este castillo puede inspirar. Descubre los misterios y leyendas de Dublín y luego hablamos.

Una cárcel que encierra secretos

Un poco alejada del centro está la Cárcel de Kilmainham. Uno de los sitios más emblemáticos de Dublín y de la historia irlandesa reciente. Recorrer sus pasillos te transportará al pasado cual Tardis. Te recomiendo que te tomes el tiempo necesario y reserves con antelación. No te dejará indiferente.

¿Y la comida?

Y después de tanto paseo y cerveza algo habrá que comer. Una gran opción es ir al Temple Bar Food Market, no muy lejos de allí. Este mercado ofrece una variedad impresionante de comida y productos orgánicos. Te advierto que no podrás resistirte a los panes, quesos y la increíble oferta gastronómica. En esta época, las tardes pueden ser un poco frías, así que recarga baterías con un delicioso y tradicional café irlandés o un rico chocolate en Butlers Chocolate Café.

Una escapada…o quizás dos

Ya que estás aquí, no puedes dejar pasar la oportunidad de conocer un poco más de Irlanda. Disfruta de un ‘finde’ o una tarde de ensueño a las afueras de Dublín sin alejarte mucho de la ciudad. Desconecta un poco la mente, coge el Dart y descubre pueblos mágicos y llenos de historia como Dalkey, uno de mis favoritos. Con un hermoso castillo medieval y vistas a la bahía en la que puedes disfrutar una tarde de pesca o simplemente una buena comida en un acogedor restaurante junto a la chimenea.

Si eres un viajero de alma aventurera que disfruta de actividades al aire libre, Howth te quedará como anillo al dedo y no, no me refiero al anillo de Gollum. Sus senderos y acantilados será la excusa perfecta para perderte y disfrutar de los paisajes con una buena caminata. No olvides botas cómodas y tu cámara, porque lo querrás todo para tu colección de fotos.

Belfast

Hace unos meses pude entrevistar a parte del elenco de ‘Juego de Tronos’ y, cuando pregunté qué era lo que más habían disfrutado de la última temporada, la respuesta fue unánime: ¡los paisajes de Irlanda del Norte! Y, como no, si en pantalla ya te parecen una pasada, espera a verlos en vivo y a todo color.

Recorre sus calles

Belfast es como un libro abierto. Cada rincón de la ciudad y cada edificio cuentan una historia, cada cual más fascinante que la otra. La mejor manera de recorrerla es cogiendo un tour en taxi negro y perderte por la ciudad, así tal cual. Por muy raro que suene, esta es la manera más efectiva de ver lo que en las guías turísticas no encontrarás. Especialmente recorre los dos barrios imprescindibles: el barrio católico de Falls y el barrio protestante de Shankill y enterate qué hay detrás ‘the trouble’ el conflicto que por años dividió a los habitantes de Belfast y del que hoy quedan grafitis y murales.  

Toda una oda a la era naval

Todos lloramos cuando el pobre de Jack se muere en la película Titanic. Sí todos y, quien diga que no, está mintiendo. Lo cierto es que la película revivió la leyenda del transatlántico y Belfast ha sabido aprovechar la nostalgia naval en el Titanic Quarter, que es probablemente es el barrio más de moda en la ciudad. Podrás recrear la experiencia que los pasajeros vivieron a bordo del Titanic en el barco SS Nomadic, y por qué no, sentirte Rose o Jack por un momento. Por cierto, allí también están los estudios de ‘Juego de Tronos, así que no te sorprendas si te encuentras con El Perro, un amante de la ciudad, lo sé porque él me lo dijo.

El amor entra por el estómago

Viajar y no comer es como viajar a medias, por eso no puedes dejar de ir al Mercado de St. George. Eso sí, ve con hambre. Si vas por la mañana prueba el clásico y delicioso Ulster Fry, el desayuno tradicional y un orgullo nacional, perfecto para empezar el día. Ya que estamos con el tema naval, te recomiendo probar el pescado y los mariscos, y los platillos típicos, como el pan de soda o “belly-buster”. Con un poco de suerte hasta podrás disfrutar de buena música en directo.

Paisajes que inspiran

Lo ideal sería dedicarle varios días a descubrir los tesoros naturales de todo el país, pero la vida es injusta y más si vas un poco corto de tiempo. Por fortuna, existen opciones cercanas y de fácil acceso, como el Parque Natural de Cave Hill. Famoso porque se dice fue la inspiración para la novela de ‘Los Viajes de Gulliver’ y ojo porque las vistas hacia Belfast podrían despertar al escritor oculto que llevas dentro. Ya en la cima no olvides visitar el Castillo y tomar el afternoon tea en The Cellar Restaurant, con dedito meñique levantado, si no, no cuenta.

Créditos: Turismo de Irlanda

Y ningún viaje estaría completo si vas a una isla y no pasas por el mar. Una planazo puede ser ir a los acantilados de los Gobbins, que tienen millones de años. Cruza los puentes elevados, adéntrate en sus cuevas y mira las maravillas que la naturaleza ha creado y ¡sin filtros de Instagram!

Las noches en Belfast son lo más

Vuelves a Belfast. Y como todo lo que empieza tiene que terminar, qué mejor manera de cerrar con broche de oro la noche, que en un clásico pub irlandés con una pinta en la mano y música de fondo. Te recomiendo darte una vuelta por Commercial Street, una calle muy chula llena de grafitis y pubs. Que no te sorprenda si al cabo de unas horas te encuentras con que ya has hecho por lo menos un par de amigos y empiezas a sentirte como en casa. Has sido hechizado por el efecto Irlanda.

mm
Abre bien los ojos, nada es como parece.