Qué bello es el amor. Qué hermosa la convivencia. Qué gusto ver a tu pareja cada día. Conocer sus sueños, sus inquietudes, sus manías. SUS MANÍAS. Porque, ahora que lo piensas, tiene bastantes de esas. Como lo de cortar el queso de ESA manera. O tocarse el pelo. O tocarte el pelo a ti. ¡Tú no soportas que te toquen el pelo! ¿Cómo puede ser que no se dé cuenta? Dios santo, tu novio es insoportable.

Tranquilidad. Solo sufres del clásico empachamiento por exceso de romance. Quieres a tu pareja, pero la tienes tan vista que necesitas un poco de distancia para echarle de menos y recuperar la ilusión.

¿Y esto cómo se hace?

Pues como casi todas las cosas buenas de la vida: FUERA DE CASA Y CON AMIGAS.

Primer paso: grupo de WhatsApp. Sugiero nombres como “Caravana de Mujeres”, “Las Chicas de Oro” o “Telma & Louise Reloaded”.

Segundo paso: sacar el calendario y fijar una fecha solo para vosotras.

Tercer paso: un plan. Aquí van cinco:

De tapas y vinos por Logroño

Ay, si Carrie, Charlotte, Samantha y Miranda hubieran descubierto Logroño. ¡Cuántos disgustos (y dinero) se hubieran ahorrado! La ruta por la calle del Laurel, en el centro histórico, es perfecta para saltar de bar en bar probando pinchos, bebiendo tinto joven y, entre copa y copa, tirándole la caña a otros grupitos de amigos. Recordad: lo que pasa en Logroño, se queda en Logroño.

Avistando bellezas en Copenhague

Una forma muy sencillita de olvidarte un rato de tu pareja es visitando la capital de los tíos buenos del mundo. Te lo aseguro: bajarte del avión y no recordar el nombre de tu chico será todo uno. Y, además, la capital danesa también es una gozada para comprar y comer. (Mi amiga @berlinmeinelieb me chiva que en Mother, además de buenas pizzas, hay excelentísimos camareros. Ejem, ya me entendéis…).

“Aprendiendo”

Sí, las comillas son deliberadas. Sabes perfectamente que, en un taller con tus mejores amigas, aprender, lo que se dice aprender, no lo vais a hacer. Eso sí, pasaréis un buen rato desconectadas de todo. Mis sugerencias: taller de cócteles (también conocido como “otra excusa más para beber”, clase de Swing (“por favor, que me toque de pareja el guapo”) o taller de improvisación (“anécdotas ridículas hasta el final de nuestros días”).

Una foto publicada por Elisa Jacoby Herren (@muyfrances) el

Horas y horas en el tren

El destino es lo de menos. Lo de más es llevar un buen arsenal de pipas, Cuores, barajas de cartas y suelto para comprar cervezas en el bar. Elegid una ciudad al azar (yo apostaría por París, Santiago o Granada) y poneros cómodas. El traqueteo del tren y vuestras ganas de poneros al día harán el resto.

  Una foto publicada por Petitebrunette (@thepetitebrunette) el

Como reinas casi en casa

¿La apretada agenda no os da para salir de la ciudad? Montad vuestro propio Centro de Desintoxicación de Novios, Novias, Rolletes y Sucedáneos en un hotelazo cercano. Imprescindible que tenga buen servicio de habitaciones y brunch de categoría: necesitaréis recuperar fuerzas después de una noche de copas y cotilleos en pijama. Si te toca pagar a ti, el Villa Emilia es una opción razonable. Si apoquinan tus amigas, llévatelas al Mandarin Oriental.

Tranquilidad. Solo sufres del clásico empachamiento por exceso de romance. Quieres a tu pareja, pero la tienes tan vista que necesitas un poco de distancia para echarle de menos y recuperar la ilusión.

¿Y esto cómo se hace?

Pues como casi todas las cosas buenas de la vida: FUERA DE CASA Y CON AMIGAS.

Primer paso: grupo de WhatsApp. Sugiero nombres como “Caravana de Mujeres”, “Las Chicas de Oro” o “Telma & Louise Reloaded”.

Segundo paso: sacar el calendario y fijar una fecha solo para vosotras.

Tercer paso: un plan. Aquí van cinco:

De tapas y vinos por Logroño

Ay, si Carrie, Charlotte, Samantha y Miranda hubieran descubierto Logroño. ¡Cuántos disgustos (y dinero) se hubieran ahorrado! La ruta por la calle del Laurel, en el centro histórico, es perfecta para saltar de bar en bar probando pinchos, bebiendo tinto joven y, entre copa y copa, tirándole la caña a otros grupitos de amigos. Recordad: lo que pasa en Logroño, se queda en Logroño.

Avistando bellezas en Copenhague

Una forma muy sencillita de olvidarte un rato de tu pareja es visitando la capital de los tíos buenos del mundo. Te lo aseguro: bajarte del avión y no recordar el nombre de tu chico será todo uno. Y, además, la capital danesa también es una gozada para comprar y comer. (Mi amiga @berlinmeinelieb me chiva que en Mother, además de buenas pizzas, hay excelentísimos camareros. Ejem, ya me entendéis…).

“Aprendiendo”

Sí, las comillas son deliberadas. Sabes perfectamente que, en un taller con tus mejores amigas, aprender, lo que se dice aprender, no lo vais a hacer. Eso sí, pasaréis un buen rato desconectadas de todo. Mis sugerencias: taller de cócteles (también conocido como “otra excusa más para beber”, clase de Swing (“por favor, que me toque de pareja el guapo”) o taller de improvisación (“anécdotas ridículas hasta el final de nuestros días”).

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Horas y horas en el tren

El destino es lo de menos. Lo de más es llevar un buen arsenal de pipas, Cuores, barajas de cartas y suelto para comprar cervezas en el bar. Elegid una ciudad al azar (yo apostaría por París, Santiago o Granada) y poneros cómodas. El traqueteo del tren y vuestras ganas de poneros al día harán el resto.

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Como reinas casi en casa

¿La apretada agenda no os da para salir de la ciudad? Montad vuestro propio Centro de Desintoxicación de Novios, Novias, Rolletes y Sucedáneos en un hotelazo cercano. Imprescindible que tenga buen servicio de habitaciones y brunch de categoría: necesitaréis recuperar fuerzas después de una noche de copas y cotilleos en pijama. Si te toca pagar a ti, el Villa Emilia es una opción razonable. Si apoquinan tus amigas, llévatelas al Mandarin Oriental.

mm
Creativa publicitaria por el día, lavo mi conciencia en internet por las noches. Siempre preparada para montar en un tren, avión o caballito humano en busca de nuevas vistas y buen comer.