Si tu cuerpo te pide más marcha que a Gianluca Vacchi un viernes por la noche, felicítate: por la geografía patria las fiestas se suceden para que no puedas descansar ni un solo día desde ya mismo hasta septiembre. ¿Te apuntas a una ruta estivofestiva autóctona?

El mismo equipo de investigadores que todavía no ha sido capaz de resolver el enigma científico-filosófico “¿a qué huelen las nubes?” sí se ha puesto de acuerdo alrededor de un tema de vital importancia: en España, 11 de cada 10 localidades de mayor o menor tamaño celebran algún fiestorro durante el verano.

Según las conclusiones de su sesudo estudio, en cuanto las hogueras de San Juan comienzan a arder en plazas, playas y calles de todos los rincones del país, el verano se da oficialmente por inaugurado. Con él, la temporada de verbenas populares, celebraciones ancestrales, tradiciones estivales y, así en general, fiestas a cascoporro.

A ti, homo parranderus, te esperan noches memorables si estás dispuesto a patearte sin descanso la piel del toro y a pasar menos tiempo en casa que Màxim Huerta en el Ministerio de Cultura.

Ante todo, mucha juerga

Los ecos de la Novena Sinfonía Petardera de la Verbena de San Juan todavía no se han apagado y las brasas de las fogatas de la noche más corta del año aún humean. Pero ya se comienza a escuchar en ciudades y pueblos del país una melodía de energía descomunal: la del jolgorio popular que acompaña a fiestas locales que llenan el verano de regocijo. Desde las más grandes a las más pequeñas, de las más tradicionales a las más gamberras, de todo hay en la viña del Señor Juerguista.

Comencemos por dos clásicos, que ya se sabe que nunca fallan. El primero: San Fermín. Millones de turistas no pueden estar equivocados y, a menos que tengas astas y camines sobre cuatro patas terminadas en pezuñas, la semana pamplonica es garantía de calidad con Denominación de Farra Protegida. El segundo: carnaval. ¡Y no me he equivocado de calendario! Visita el tinerfeño Puerto de la Cruz a principios de septiembre y lo entenderás: allí celebran una fiesta carnavalesca que nada tiene que envidiar a su versión invernal.

¿Que eso de hacer running frente a un toro te ha abierto el hambre? Sigue mis consejos: pásate por las Fiestas del Pan y el Queso de Quel, (La Rioja); por la Fiesta del Pulpo, en O’Carballino (Ourense); por la asturiana Fiesta del Cordero, en Lena; o por la Fiesta de la Langosta de A Guarda (Pontevedra).

Y si necesitas algo de bebercio para hacer bajar tanto ágape, tu destino es Haro, en La Rioja, donde en la Batalla del vino no sólo deglutirás el caldo sino que te bañarán en él. O Nava, en Asturias, donde celebran un Festival de la Sidra que es lo más si eres fan del zumo de manzana (de manzana fermentada, se entiende). Vale, te dejo un par de días para que hagas la digestión y pongas una lavadora… ¡y seguimos de parranda!

Agua contra la sed… de fiesta

Si una cosa apetece en verano -además de no hacer nada de nada- es remojarse en cualquiera de las variedades refrescantes que la estación ofrece, a saber: playas, piscinas, riachuelos, arroyos, duchas, manguerazos, etc… Para ti, insaciable Explorador Fiesterocultural Caluroso, tengo una gran noticia. Y es que en algunas localidades han sabido mezclar a la perfección el agua con la jarana.

En Vallecas (Madrid) celebran una Batalla Naval donde barcos se ven pocos (entre cero y ninguno), pero hectolitros de H20 y humanos empapados hay a cascoporro. En Navia (Asturias) usan el fluido para nadar en el descenso de la Ría; en tierra firme, hay festejos de todo tipo que te ayudarán a recuperar fuerzas. En Ribadesella (Asturias) puedes elegir: si lo tuyo es el ejercicio en serio te puedes apuntar al tradicional (y cansado) Descenso del Sella; si te va la pachanga, quédate con la Fiesta de las Piraguas, con verbena incluida. Y en la Romería Vikinga de Catoira (Pontevedra) el líquido elemento en forma de ría sobre el que llegan las naves bárbaras comparte protagonismo con ferias medievales, almuerzos populares y músicas tradicionales.

Comeza a conta atrás.

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¿Cómo? ¿Que no has tenido suficiente y quieres más? ¡Vas a terminar más agotado que el esteticista de Cristiano Ronaldo! Pero bueno, si insistes…

Las grandes ciudades también saben divertirse

Los pueblos tienen una fama merecidísima en cuanto a festejos estivales se refiere, pero en las ciudades también saben cómo celebrar a lo grande en plena canícula.

En verano, 11 de cada 10 pueblos están de fiesta mayor

En Barcelona, durante las Festes de Gràcia, el barrio se convierte por una semana en una fiesta mayor con sabor añejo. Sus calles se disfrazan con espectaculares escenarios temáticos gracias al esfuerzo de los vecinos, y en cada esquina hay alguna orquestilla con ganas de sarao. En Madrid tendrás la sensación de viajar en el tiempo si te das un garbeo por la Verbena de la Paloma. Además de pasártelo fetén y no quitarte el chotis de la cabeza descubrirás cómo vestían los madrileños de antaño; muchos verbenopalomeros se pasean por allí con la ropa de sus bisabuelos.

En Bilbao se lanzan al Botxo durante el Aste Nagusia, su semana grande. La ciudad se convierte en una tasca gigante al aire libre con miles de humanos bebiendo alegremente de sus potes. Y durante la Feria de Málaga vivirás un no parar de algarabía, rebujito y flamenco, con la playa y el Real como epicentros del cachondeo.

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Ahora en serio: si este verano te aburres es porque quieres. ¡Haz las maletas más rápido que Lopetegui, que Fiestamayorlandia te espera!

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Bípedo humano miope y contraalopécico. Alma de rockero y cuerpo de oficinista. Hipocondríaco pasivo y airguitarrista activo. Juntador de palabras profesional y leedor de palabras vocacional. Todavía no sé qué quiero ser de mayor; mientras tanto, cotizo. Por lo demás todo bien, gracias.