Podríamos afirmar que la seguridad en los aeropuertos cada vez es más exigente. Somos conscientes de que la tecnología avanza rapidamente y la seguridad no puede quedarse atrás. Esto nos lleva a una situación de desventaja total frente a personas u organizaciones que quieran dañar.

Aeropuertos
Foto: @José Camba

Pero esta seguridad la acaba pagando el ciudadano de a pié y el proceso de subir al avión y de salir del aeropuerto en el destino, ha llegado a convertirse en una experiencia verdaderamente engorrosa, e incluso, humillante.

El 11/S de 2001 ha desatado una verdadera psicosis en los aeropuertos, ya que dejó en evidencia la seguridad de uno de los países con más controles de entrada y salida en sus aeropuertos. Quedó claro que la seguridad necesitaba una actualización.

El escaner que desnuda

Entre otras medidas como la de prohibición de líquidos y aerosoles o el endurecimiento de las exigencias para entrar en el país, se ha desarrollado el controvertido escáner personal, que permite ver directamente debajo de la ropa, exponiendo al individuo a rayos X en el 100% de su cuerpo.

Si se viaja a menudo, es un hecho preocupante, de ahí la polémica creada. No sólo vulnera la intimidad, puesto que se ve desnuda a la persona, sino que puede ser nocivo para la salud. Además, favorecerá las colas y colapsos, puesto que es necesario pasar uno a uno y el proceso completo de escaneado lleva unos minutos.

Aunque, algunos países como Alemania lo han rechazado rotundamente, ya existen aeropuertos como el de Shirphol (Holanda) y algunos estadounidenses que han puesto en marcha este nuevo sistema.


Foto: @publik16

Otros proyectos de ley en aeropuertos

Por otro lado, los gobiernos del G8 y la UE, podrían establecer una nueva ley anti-piratería en los aeropuertos, que les permitiría confiscar a los pasajeros equipos electrónicos personales (portátiles, iPods, Mp3, etc.) amparados en salvaguardar los derechos de autor. En resumen, se atenta contra el viajero en lugar de buscar soluciones más efectivas, pero más costosas. Podríamos llegar a un punto en que, si el guardia de seguridad del aeropuerto encuentra una canción descargada de Internet en algún equipo electrónico, tendría derecho a “confiscarlo”. Otra violación, por cierto del derecho a la intimidad.

¿Cuál es el límite para la seguridad?

No puede ser que una madre que viaja con un bebé en un viaje largo, solo pueda subir al avión 100ml de líquido, o que alguien que usa desodorante en spray tenga que “regalárselo” al guardia de seguridad porque no se puede subir al avión con aerosoles. Hoy en día, hay explosivos químicos que con mucho menos de 100ml pueden hacer muchísimo daño, pero como actualmente no hay tecnología para analizar al instante el contenido real de lo que lleva el pasajero, la precaria solución es confiscarlo.

Aunque la mayoría estemos dispuestos a pagar un cierto precio por esta seguridad, las leyes preventivas pueden acabar siendo abusivas. Si el aeropuerto no dispone de la infraestructura o tecnología necesarias para ofrecer una seguridad ágil y efectiva sin atentar contra los derechos de los pasajeros, la solución pasa por invertir en ella.

Por tanto, ¿nos encontramos ante seguridad o abuso de poder? Coger un avión hoy en día, ¿placer o preocupación? ¿qué opináis vosotros?

Podríamos afirmar que la seguridad en los aeropuertos cada vez es más exigente. Somos conscientes de que la tecnología avanza rapidamente y la seguridad no puede quedarse atrás. Esto nos lleva a una situación de desventaja total frente a personas u organizaciones que quieran dañar.

Aeropuertos
Foto: @José Camba

Pero esta seguridad la acaba pagando el ciudadano de a pié y el proceso de subir al avión y de salir del aeropuerto en el destino, ha llegado a convertirse en una experiencia verdaderamente engorrosa, e incluso, humillante.

El 11/S de 2001 ha desatado una verdadera psicosis en los aeropuertos, ya que dejó en evidencia la seguridad de uno de los países con más controles de entrada y salida en sus aeropuertos. Quedó claro que la seguridad necesitaba una actualización.

El escaner que desnuda

Entre otras medidas como la de prohibición de líquidos y aerosoles o el endurecimiento de las exigencias para entrar en el país, se ha desarrollado el controvertido escáner personal, que permite ver directamente debajo de la ropa, exponiendo al individuo a rayos X en el 100% de su cuerpo.

Si se viaja a menudo, es un hecho preocupante, de ahí la polémica creada. No sólo vulnera la intimidad, puesto que se ve desnuda a la persona, sino que puede ser nocivo para la salud. Además, favorecerá las colas y colapsos, puesto que es necesario pasar uno a uno y el proceso completo de escaneado lleva unos minutos.

Aunque, algunos países como Alemania lo han rechazado rotundamente, ya existen aeropuertos como el de Shirphol (Holanda) y algunos estadounidenses que han puesto en marcha este nuevo sistema.


Foto: @publik16

Otros proyectos de ley en aeropuertos

Por otro lado, los gobiernos del G8 y la UE, podrían establecer una nueva ley anti-piratería en los aeropuertos, que les permitiría confiscar a los pasajeros equipos electrónicos personales (portátiles, iPods, Mp3, etc.) amparados en salvaguardar los derechos de autor. En resumen, se atenta contra el viajero en lugar de buscar soluciones más efectivas, pero más costosas. Podríamos llegar a un punto en que, si el guardia de seguridad del aeropuerto encuentra una canción descargada de Internet en algún equipo electrónico, tendría derecho a “confiscarlo”. Otra violación, por cierto del derecho a la intimidad.

¿Cuál es el límite para la seguridad?

No puede ser que una madre que viaja con un bebé en un viaje largo, solo pueda subir al avión 100ml de líquido, o que alguien que usa desodorante en spray tenga que “regalárselo” al guardia de seguridad porque no se puede subir al avión con aerosoles. Hoy en día, hay explosivos químicos que con mucho menos de 100ml pueden hacer muchísimo daño, pero como actualmente no hay tecnología para analizar al instante el contenido real de lo que lleva el pasajero, la precaria solución es confiscarlo.

Aunque la mayoría estemos dispuestos a pagar un cierto precio por esta seguridad, las leyes preventivas pueden acabar siendo abusivas. Si el aeropuerto no dispone de la infraestructura o tecnología necesarias para ofrecer una seguridad ágil y efectiva sin atentar contra los derechos de los pasajeros, la solución pasa por invertir en ella.

Por tanto, ¿nos encontramos ante seguridad o abuso de poder? Coger un avión hoy en día, ¿placer o preocupación? ¿qué opináis vosotros?