Llega un momento del año en donde nada me apetece más que tirarme frente a un hogar de leña encendida, ver las hojas y/o nieve caer sobre un paisaje bucólico, comer rico y no hacer nada. Pero…vivo en Barcelona, en la planta 5 de una finca sin calefacción y con una poco instagrameable estufa eléctrica. Por lo que, si de cumplir sueños se trata, hay que aprovechar los días libres de puente o finde para moverse y encontrar un sitio así.
¿Y qué lugar reúne mejor el buen comer con el buen paisaje otoñal? Sí señores, nuestro querido País Vasco y Navarra. Dos lugares que enamoran a todos, tengáis 8 apellidos vascos o no. ¡Si hasta los sevillanos han sucumbido a su encanto! Y eso que Sevilla tiene un color especial…
Porque, aunque no lo crean, en esta época del año tanto estas comunidades se parecen más a Narnia que a Mordor. Y, sobre todo, por la cantidad de leyendas y seres fantásticos que allí se encuentran, y no hablo solamente de los que veréis después de una larga noche de txakolí.
Dejamos de lado Bilbao, Donosti o Pamplona, son increíbles, lo sabemos. Pero lo que buscamos es adentrarnos a lo más profundo de sus corazones y, además, ubicarnos lo más lejos posible de ese bicho de ciudad que fuimos hasta el viernes a las 15:00 horas. ¡Empecemos!
Valle de Baztan, mucha historia bajo el puente.
La joya de la zona. Es un valle navarro con un pasado muy visible: desde las cuevas paleolíticas de Alkurdi y Berroberría (para pasar el tiempo, algunos de los muchachos de estas cuevas dibujaban y otros borraban sus dibujos arrojando piedracas “a lo vasco”, de allí este deporte nacional
¿Y qué lugar reúne mejor el buen comer con el buen paisaje otoñal? Sí señores, nuestro querido País Vasco y Navarra. Dos lugares que enamoran a todos, tengáis 8 apellidos vascos o no. ¡Si hasta los sevillanos han sucumbido a su encanto! Y eso que Sevilla tiene un color especial…
Porque, aunque no lo crean, en esta época del año tanto estas comunidades se parecen más a Narnia que a Mordor. Y, sobre todo, por la cantidad de leyendas y seres fantásticos que allí se encuentran, y no hablo solamente de los que veréis después de una larga noche de txakolí.
Dejamos de lado Bilbao, Donosti o Pamplona, son increíbles, lo sabemos. Pero lo que buscamos es adentrarnos a lo más profundo de sus corazones y, además, ubicarnos lo más lejos posible de ese bicho de ciudad que fuimos hasta el viernes a las 15:00 horas. ¡Empecemos!
Valle de Baztan, mucha historia bajo el puente.
La joya de la zona. Es un valle navarro con un pasado muy visible: desde las cuevas paleolíticas de Alkurdi y Berroberría (para pasar el tiempo, algunos de los muchachos de estas cuevas dibujaban y otros borraban sus dibujos arrojando piedracas “a lo vasco”, de allí este deporte nacional