No importa que viajes en familia. O con tus amigas a lo Sexo en Nueva York. O con tu chica. Estas vacaciones conocerás a estos espontáneos a los que quizás les caiga tu pelota de ping-pong.

 

El tete

Procedente de Levante, el tete lo peta. Su ideal de vuelta al mundo es aquella que incluya Ibiza, Miami y cualquier festival de música hardcore. Le encantan los tattoos y pasa más tiempo en el gym que en el trabajo. Si es que no es un nini, claro. ¡Ah! Y duerme poco, muy poco. Pero por alguna razón siempre está on fire.

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Las bingueras

Un buen día, tres amigas de sesenta años decidieron dejar a sus maridos en casa, comprarse el Pronto y montarse en un avión al grito de “¡Qué locas estamos!”. Su misión en cualquier destino es conquistar playas a golpe de cartón de bingo portátil mientras intercambian impresiones sobre la receta de las torrijas. Adorables.

 El hippie

Dijisteis que esto era un viaje de chicas y que los hombres no eran bienvenidos. Pero en esa cala de Ibiza coincides en la barra del chiringuito con él, el de las rastas y la guitarra. Una mirada, una risa tonta y para cuando termina tocándote una canción de Ed Sheeran apagas el móvil. Te pondrán de vuelta y media, ya te aviso.

El de la camiseta de “Alguien que estuvo en Benidorm se acordó de ti”

La persona que luce este tipo de camiseta a veces cambia de vestuario y se decanta por una camisa abierta, mostrando el pelo blanco del pecho y una cadena de oro. Normalmente suele veranear en la misma playa llevando consigo todo el arsenal de hamacas y, por supuesto, la radio que retransmite los partidos del Mundial. Aunque algunos pueden llegar a ser más 2.0., de los que acaban de descubrir algo llamado “streaming” y que consume los 15 GB de datos antes de las semifinales. Por supuesto, es el cuñado que más chistes malos cuenta en la cena de Nochebuena.

El surfero

Similar al hippie, pero con camiseta Hollister y algo más joven, el surfero juega a hacerse el independiente durante todo el día. Pero es un chaval sanote y muy sociable. Lo comprobarás en la barbacoa del hostel cuando te bebas con él media botella de Jagger. O una. O dos. Son insaciables.

El noruego sin visa

Usual en los destinos cálidos, especialmente en lugares del Caribe, este tipo de turista decidió un buen día que no tenía ganas de volver a Laponia. Y claro, con el tiempo tiene la piel peor que Freddy Krueger de tanto sol, se conoce a todas las vendepaleos chinas de la playa y, si le pillas en buen momento, puede resultar hasta filosófico. ¡Fuckin’ system!

La pareja en crisis

Dicen que es a la vuelta de las vacaciones cuando más divorcios se suceden de todo el año. Y tú quizás seas testigo de algún fatal clímax. Algunos son más discretos y se dan codazos bajo la mesa del restaurante. Otros forman verdaderos pifostios en mitad de la playa, recriminándose por qué la suegra ha tenido que venir o alguien pasa más tiempo de la cuenta mirando al vigilante. Y mientras, los pobres niños siguen haciendo castillos de arena.

PD: Esto último es verídico.

 El nómada

Este tipo de viajero considera la palabra “vacaciones” o “turismo” como un insulto. Porque él no está en esa playa de vacaciones. Esta es solo una parada más en su periplo hacia la Verdad, hacia los muchos beneficios de dejar atrás una vida estable para irse a buscar focas a Ecuador y no volver. Es un libro de filosofía zen andante y candidato a amor imposible del que acordarse a los sesenta años en mitad de la noche.

La instagrammer

No importa que su destino de vacaciones sea una playa de Grecia o la tumba de un monje tibetano. Incluso si está buceando con una rodilla sangrando rodeada de tiburones blancos. La instagrammer vive para publicar 200 stories por minuto y siempre tiene una sonrisa para sus followers. De hecho, se pasa más tiempo frente a la función Boomerang que en el mundo real.

 

El nudista

A la persona que le gusta lucir como Dios la trajo al mundo no le es fácil encontrar su sitio en una playa llena de familias. Por eso, cuando por fin ha encontrado su lugar se olvida por completo de la ropa para vivir su propia versión de El Lago Azul. Aunque se tope con un recepcionista o una monja de las Carmelitas. También aprovecha cualquier momento para exponer los beneficios del nudismo, su amor por la naturaleza o su opinión sobre las grasas trans. Viajero recurrente en cualquier playa española, especialmente en las de Almería y Gran Canaria.

Los Preysler

Polo de Ralph y vestido ibicenco enfundado, este tipo de pareja pasa más tiempo en alta mar a bordo de su yate que en tierra. Y para cuando lo están, se camuflan entre el proletariado con total elegancia, enlazando marisquerías con tiendas Bulgari y reservados en discotecas mientras toman champán francés. Al final de la noche, se quedan observando al resto de mortales bailando trap mientras murmuran aquello de “Perdonales Señor, porque no saben lo que hacen”.

El padre de tus hijos

No todo es digno de una película de Berlanga. De hecho, puede que con suerte conozcas al amor de tu vida. A ese con el que tener hijos y nietos a los que contar en el futuro, junto a una chimenea, que os conocisteis bailando El Tiburón durante unas vacaciones en Formentera. O que él era el jardinero del hotel y te rescató justo antes de echarle cloro a la piscina. Todo depende del toque Sandra Bullock que le eches a la situación.

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Y del destino que elijas para tus vacaciones.

Pero vuelve sin camisetas innecesarias.

Que tu padre y tu prima pequeña ya saben bien que te acuerdas de ellos.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.