Sol, arena y mar es todo lo que quiero ahora, decía la canción. Sí, vale, pero no en cualquier sitio. ¿Verdad que Santa Geri Halliwell no se iba a Yukón a preguntar dónde demonios estaba su chico latino? Pues vamos a ser exigentes. Hay playas y PLAYAS. No nos vale cualquier extensión de arena para ligar ‘bronce’, marcarnos un Ursula Andress saliendo como sirenas del mar, estrenar nuestro traje de baño nuevo y hacer la primera foto de pies del verano.

A un suspiro de Barcelona, encontrarás unas playas de arena dorada, con carácter y menos saturadas. Tranquilidad, olas, actividades acuáticas, chiringuitos con solera y todo lo que necesites para vivir el verano intensamente. Tú solo pide, que El Prat, Viladecans, Gavà y Castelldefels te lo dan.

El Prat

Destierra la idea de que a El Prat solo se va a coger el avión. Allí también podrás ser la protagonista de esa historia que te mueres por vivir y que tan bien describieron esas almas ‘preclaras’ y científicas de Sonia y Selena: cuando llega el calor los chicos se enamoran, es la brisa y el sol.

Una publicación compartida de Cristina (@cristina_csol) el

Esta localidad de la comarca del Baix Llobregat es el auténtico y merecido ‘hype’ de la provincia de Barcelona. Todo aquel que se precie de conocer los rincones más especiales de la costa catalana, sabe que El Prat tiene duende. Ese yo qué sé, que qué se yo en la memoria que te llama para que repitas. Los esfuerzos que se han realizado para recuperar la riqueza salvaje de los espacios naturales del Delta del Llobregat han creado un paraje de impresionante belleza, y no encontrarás a nadie que hable mal de su gran extensión de dunas semivírgenes. El Prat se ha convertido en el destino ideal para pasar un día completo de diversión y desconexión.

Una publicación compartida de Jorge ✈ (@jorgemedinabcn) el


Deja el coche para otra ocasión, porque llegar hasta ella a través de su agradable sendero es el primer regalo de la fantástica jornada que te espera. Podrás bajarte de la vida por un día, libro en mano y sobre tu toalla, o exprimir las horas visitando el CRAM, un centro de recuperación de animales marinos, o haciendo alguna de las actividades acuáticas que ofrece el Centro Municipal de Vela. Patín catalán, catamarán, windsurf, paddle surf, kayak, surf… ¡Una actividad para cada día! Después de darlo todo pillando olas o navegando, te habrás ganado no el cielo, ¡mejor aún! Unas fantásticas tapas y una birra helada en alguno de sus chiringuitos, el mejor invento de la humanidad desde la rueda. Recuerda estas sabias palabras cuando camines por la arena convertida en brasa para barbacoa en pleno 15 de agosto. El Maravillas, El Duna, El Calamar… Ninguno defrauda, palabra de ‘chiringuitera’.

Y por si todo esto fuera poco, ¿cuántos lugares pueden presumir de tener un mirador desde el que disfrutar del espectáculo electrizante de ver aterrizar y despegar aviones? Situálo en tu mente: el cielo encendido en el fuego del atardecer, mientras sobrevuelan por encima de tu cabeza y te hacen sentir toda la vibración de los motores en tu estómago. Una experiencia alucinante que engancha, bien lo saben los ‘spotters’ (aficionados a la fotografía aeronáutica).

Foto: Mirador de los aviones (Turisme Baix Llobregat)

Viladecans

Coge tu estilosa pamela y póntela, porque justo al lado encontramos el rincón más natural de la zona. Se trata de una playa recogida y con poca afluencia entre la desembocadura del Remolar y el estanque de la Murtra, que en 2015 fue elegida por los bañistas como la mejor de la provincia de Barcelona. ¡Viladecans es canela fina!

Pero lo que de verdad agradecerás mucho más es su frondosa pineda en la que podrás protegerte del sol y dormitar a gusto. Y, cómo no, El Mosquito, un chiringuito con mucho rollo donde te dará la sensación de que se detiene el tiempo.

Una publicación compartida de LluisMoreno (@lluismorenoh) el

Y si después del bañito te apetece ir de shopping, en Viladecans ha abierto sus puertas Viladecans The Style Outlets, con una amplia oferta de tiendas de primeras marcas, donde puedes comprar ese bikini -a juego con el pareo y las chanclas, por supuesto- para lucir palmito este verano, o cenar porque la playa siempre da hambre. ¿O solo me pasa a mí?

Gavà

¡Ay! Aquí tienes kilómetros y kilómetros para posar tu piel morena sobre la arena, nadar como una sirena o escribir tu nombre hasta que las olas se lo lleven al olvido. ¿Poético y romántico, verdad? La playa de Gavà es poesía y arte desde su agua refrescante, deliciosa y cristalina, hasta su paseo marítimo, que ha sido distinguido con el premio FAD de arquitectura exterior. Uno de los lugares con más ‘charming’ y animados, donde no vale aburrirse. En su litoral de cuatro kilómetros dividido en dos arenales, podrás acariciar la desconexión alquilando una tumbona o dejándote llevar por los muchos estímulos que encontrarás en sus numerosos espacios de ocio y locales, todos integrados con armonía en una playa con servicios de primera, pero que mantiene su idiosincrasia natural y agreste.

Esta playa cuenta con restaurantes junto al mar como Les Marines, donde sus deliciosas elaboraciones y las fascinantes vistas al Mediterráneo no tienen precio. ¡Y qué a gusto te encontrarás, ‘chiringuiteando’ a pie de playa y olvidándote de la rutina! Porque comprobarás que hay pocas cosas mejor que ver el horizonte estallar en miles de colores desde la Iguana, el Aloha o el restaurante Kauai, que toma su nombre de una isla del Pacífico. En lengua polinesia significa “isla jardín”. ¿Puede haber algo más evocador? Pues sí, sus estupendos platos que podrás degustar en un ambiente hawaiano retro que es lo más. ¡Te sentirás como si hubieran creado para ti un auténtico Paraíso en la Tierra!

Castelldefels

La más popular y sorprendente de estas ‘fab four’, para el final. Está coronada por su imponente castillo, cuya silueta recortada en el cielo en esas noches de verano con olor a lavanda ya es una razón de peso para que te enamore. Si este espectáculo visual no es suficiente, también es el marco de una fiesta mensual y otras de carácter medieval que coincide con los solsticios de invierno y verano.

La playa de Castelldefels es una de las preferidas de los bañistas de la zona que quieren poner distancia con la jungla de asfalto. Y está justificadísimo. Es amplia, larga y su excelente y moderna equipación la convierten en una de las alternativas de mayor confort de la costa barcelonesa. Pero no cabe duda de que también toca la fibra nostálgica en el visitante autóctono. Se ha ganado (y se sigue ganando) un rincón pituso en nuestro corazoncito, pero también cautiva y atrae por la capacidad que ha demostrado para renovarse cada nueva temporada de baño. Sí, el verano es más verano si disfrutas de Castelldefels.


Pasar una mañana de esas que dejan buen sabor de boca, jugando con tus amigos en las instalaciones deportivas distribuidas en toda su extensión. Voley playa, fútbol, korfbal… hasta que caiga el sol y vosotros rendidos. O, si lo prefieres, ponte en forma a la vez que te refrescas con las actividades que ofrece su imponente, completo y puntero Canal Olímpico. Desde remo, piragüismo, paddle surf, cable ski, golf y un larguísimo etcétera.

Una publicación compartida de Belén (@belenriado) el

Mucha fijación con California, pero si los Beach Boys hubiesen frecuentado Castelldefels sabrían de verdad lo que son las ‘buenas vibraciones’. Y mucho más si se hubiesen pasado esos días de verano sofocante por el Carita Morena, enamorándose mojito en mano de alguna belleza en biquini a rayas. Y para un plan más sofisticado, no dudéis en reservar en el Casanovas Beach Club o el Fosbury, con su ambientación ‘chill out’ mediterránea y su gastronomía de matrícula, regadas con delicioso vino. Todo esto no lo saltarían ni los Beach Boys. Alma de cántaro, ¿te lo vas a saltar tú?

El Prat

Destierra la idea de que a El Prat solo se va a coger el avión. Allí también podrás ser la protagonista de esa historia que te mueres por vivir y que tan bien describieron esas almas ‘preclaras’ y científicas de Sonia y Selena: cuando llega el calor los chicos se enamoran, es la brisa y el sol.

Una publicación compartida de Cristina (@cristina_csol) el

Esta localidad de la comarca del Baix Llobregat es el auténtico y merecido ‘hype’ de la provincia de Barcelona. Todo aquel que se precie de conocer los rincones más especiales de la costa catalana, sabe que El Prat tiene duende. Ese yo qué sé, que qué se yo en la memoria que te llama para que repitas. Los esfuerzos que se han realizado para recuperar la riqueza salvaje de los espacios naturales del Delta del Llobregat han creado un paraje de impresionante belleza, y no encontrarás a nadie que hable mal de su gran extensión de dunas semivírgenes. El Prat se ha convertido en el destino ideal para pasar un día completo de diversión y desconexión.

Una publicación compartida de Jorge ✈ (@jorgemedinabcn) el


Deja el coche para otra ocasión, porque llegar hasta ella a través de su agradable sendero es el primer regalo de la fantástica jornada que te espera. Podrás bajarte de la vida por un día, libro en mano y sobre tu toalla, o exprimir las horas visitando el CRAM, un centro de recuperación de animales marinos, o haciendo alguna de las actividades acuáticas que ofrece el Centro Municipal de Vela. Patín catalán, catamarán, windsurf, paddle surf, kayak, surf… ¡Una actividad para cada día! Después de darlo todo pillando olas o navegando, te habrás ganado no el cielo, ¡mejor aún! Unas fantásticas tapas y una birra helada en alguno de sus chiringuitos, el mejor invento de la humanidad desde la rueda. Recuerda estas sabias palabras cuando camines por la arena convertida en brasa para barbacoa en pleno 15 de agosto. El Maravillas, El Duna, El Calamar… Ninguno defrauda, palabra de ‘chiringuitera’.

Y por si todo esto fuera poco, ¿cuántos lugares pueden presumir de tener un mirador desde el que disfrutar del espectáculo electrizante de ver aterrizar y despegar aviones? Situálo en tu mente: el cielo encendido en el fuego del atardecer, mientras sobrevuelan por encima de tu cabeza y te hacen sentir toda la vibración de los motores en tu estómago. Una experiencia alucinante que engancha, bien lo saben los ‘spotters’ (aficionados a la fotografía aeronáutica).

Foto: Mirador de los aviones (Turisme Baix Llobregat)

Viladecans

Coge tu estilosa pamela y póntela, porque justo al lado encontramos el rincón más natural de la zona. Se trata de una playa recogida y con poca afluencia entre la desembocadura del Remolar y el estanque de la Murtra, que en 2015 fue elegida por los bañistas como la mejor de la provincia de Barcelona. ¡Viladecans es canela fina!

Pero lo que de verdad agradecerás mucho más es su frondosa pineda en la que podrás protegerte del sol y dormitar a gusto. Y, cómo no, El Mosquito, un chiringuito con mucho rollo donde te dará la sensación de que se detiene el tiempo.

Una publicación compartida de LluisMoreno (@lluismorenoh) el

Y si después del bañito te apetece ir de shopping, en Viladecans ha abierto sus puertas Viladecans The Style Outlets, con una amplia oferta de tiendas de primeras marcas, donde puedes comprar ese bikini -a juego con el pareo y las chanclas, por supuesto- para lucir palmito este verano, o cenar porque la playa siempre da hambre. ¿O solo me pasa a mí?

Gavà

¡Ay! Aquí tienes kilómetros y kilómetros para posar tu piel morena sobre la arena, nadar como una sirena o escribir tu nombre hasta que las olas se lo lleven al olvido. ¿Poético y romántico, verdad? La playa de Gavà es poesía y arte desde su agua refrescante, deliciosa y cristalina, hasta su paseo marítimo, que ha sido distinguido con el premio FAD de arquitectura exterior. Uno de los lugares con más ‘charming’ y animados, donde no vale aburrirse. En su litoral de cuatro kilómetros dividido en dos arenales, podrás acariciar la desconexión alquilando una tumbona o dejándote llevar por los muchos estímulos que encontrarás en sus numerosos espacios de ocio y locales, todos integrados con armonía en una playa con servicios de primera, pero que mantiene su idiosincrasia natural y agreste.

Esta playa cuenta con restaurantes junto al mar como Les Marines, donde sus deliciosas elaboraciones y las fascinantes vistas al Mediterráneo no tienen precio. ¡Y qué a gusto te encontrarás, ‘chiringuiteando’ a pie de playa y olvidándote de la rutina! Porque comprobarás que hay pocas cosas mejor que ver el horizonte estallar en miles de colores desde la Iguana, el Aloha o el restaurante Kauai, que toma su nombre de una isla del Pacífico. En lengua polinesia significa “isla jardín”. ¿Puede haber algo más evocador? Pues sí, sus estupendos platos que podrás degustar en un ambiente hawaiano retro que es lo más. ¡Te sentirás como si hubieran creado para ti un auténtico Paraíso en la Tierra!

Castelldefels

La más popular y sorprendente de estas ‘fab four’, para el final. Está coronada por su imponente castillo, cuya silueta recortada en el cielo en esas noches de verano con olor a lavanda ya es una razón de peso para que te enamore. Si este espectáculo visual no es suficiente, también es el marco de una fiesta mensual y otras de carácter medieval que coincide con los solsticios de invierno y verano.

La playa de Castelldefels es una de las preferidas de los bañistas de la zona que quieren poner distancia con la jungla de asfalto. Y está justificadísimo. Es amplia, larga y su excelente y moderna equipación la convierten en una de las alternativas de mayor confort de la costa barcelonesa. Pero no cabe duda de que también toca la fibra nostálgica en el visitante autóctono. Se ha ganado (y se sigue ganando) un rincón pituso en nuestro corazoncito, pero también cautiva y atrae por la capacidad que ha demostrado para renovarse cada nueva temporada de baño. Sí, el verano es más verano si disfrutas de Castelldefels.


Pasar una mañana de esas que dejan buen sabor de boca, jugando con tus amigos en las instalaciones deportivas distribuidas en toda su extensión. Voley playa, fútbol, korfbal… hasta que caiga el sol y vosotros rendidos. O, si lo prefieres, ponte en forma a la vez que te refrescas con las actividades que ofrece su imponente, completo y puntero Canal Olímpico. Desde remo, piragüismo, paddle surf, cable ski, golf y un larguísimo etcétera.

Una publicación compartida de Belén (@belenriado) el

Mucha fijación con California, pero si los Beach Boys hubiesen frecuentado Castelldefels sabrían de verdad lo que son las ‘buenas vibraciones’. Y mucho más si se hubiesen pasado esos días de verano sofocante por el Carita Morena, enamorándose mojito en mano de alguna belleza en biquini a rayas. Y para un plan más sofisticado, no dudéis en reservar en el Casanovas Beach Club o el Fosbury, con su ambientación ‘chill out’ mediterránea y su gastronomía de matrícula, regadas con delicioso vino. Todo esto no lo saltarían ni los Beach Boys. Alma de cántaro, ¿te lo vas a saltar tú?

mm
Lisérgica y de culo inquieto. De pequeña, pedí aprender a dibujar y me apuntaron a natación, porque "es más útil en caso de desastre natural, hija". Tengo el superpoder de iniciar congas. Nunca fui reina del baile en el instituto. Mientras urdo mi venganza, escribo.