Dejarse sorprender. Bajar las defensas y despojarse de ideas preconcebidas.

¿Cuándo fue la última vez que acudiste a un concierto, a una obra de teatro o incluso al cine sin saber absolutamente nada acerca de lo que ibas a ver?

Vivimos planificando, anticipando, creándonos expectativas, y aunque eso es bueno en general, nos roba de algo tan preciado como es la capacidad de asombrarnos.

Asombro, emoción contenida y esa rara sensación de conectar de una manera especial con alguien a través de la música es lo que sentimos apenas una treintena de personas (privilegiados en el sentido menos elitista) con la miniactuación de Zahara.

“Esa rara sensación de conectar de una manera especial con alguien a través de la música” (Fotos de Natalia Cristiano)

Por todo esto, tras la experiencia del primer Atrápalo en Directo, me decidí a apuntarme de nuevo a sus miniconciertos privados sin conocer apenas nada de ella.

Es mi culpa (discúlpame, Zahara)… pero también fue mi suerte.

YouTube, Spotify y MySpace están muy bien para descubrir artistas, pero ninguna de éstas es comparable a la experiencia de descubrir la música y la persona en vivo.

La persona, el personaje, y lo que une a la primera con el segundo, la magia que lo envuelve todo, una guitarra y una voz imponiendo sobre unos extraños el silencio, el asombro y ese curioso sentimiento de comunión con una persona que no has visto en tu vida.

“Zahara se muestra simpática, cercana, risueña, ingeniosa, alocada, reflexiva, inspirada, coqueta, decidida, dulce…

Aunque sea en el comedor de una oficina convertido en escenario para la ocasión.

Todo esto, me dicen, puede verse aquí mismo, un poco más abajo, o más arriba, no sé… En el canal de Atrápalo en Youtube, vamos.

Así como un pequeño pero muy revelador cuestionario en el que Zahara se muestra simpática, cercana, risueña, ingeniosa, alocada, reflexiva, inspirada, coqueta, decidida, dulce

Lo podréis ver, sí, pero insisto, no podéis experimentar lo que es tenerla a escasos dos metros. Los privilegiados fuimos nosotros.

Por ejemplo, sólo quienes allí estuvimos podemos responder a la siguiente pregunta: ¿Puede alguien, por exigencias de una filmación, cantar dos veces con la misma intensidad una canción como Camino a L.A., y provocar el deseo de escucharla una vez más?

Gracias, Zahara, por dejarte conocer.

“Los privilegiados fuimos nosotros

Dejarse sorprender. Bajar las defensas y despojarse de ideas preconcebidas.

¿Cuándo fue la última vez que acudiste a un concierto, a una obra de teatro o incluso al cine sin saber absolutamente nada acerca de lo que ibas a ver?

Vivimos planificando, anticipando, creándonos expectativas, y aunque eso es bueno en general, nos roba de algo tan preciado como es la capacidad de asombrarnos.

Asombro, emoción contenida y esa rara sensación de conectar de una manera especial con alguien a través de la música es lo que sentimos apenas una treintena de personas (privilegiados en el sentido menos elitista) con la miniactuación de Zahara.

“Esa rara sensación de conectar de una manera especial con alguien a través de la música” (Fotos de Natalia Cristiano)

Por todo esto, tras la experiencia del primer Atrápalo en Directo, me decidí a apuntarme de nuevo a sus miniconciertos privados sin conocer apenas nada de ella.

Es mi culpa (discúlpame, Zahara)… pero también fue mi suerte.

YouTube, Spotify y MySpace están muy bien para descubrir artistas, pero ninguna de éstas es comparable a la experiencia de descubrir la música y la persona en vivo.

La persona, el personaje, y lo que une a la primera con el segundo, la magia que lo envuelve todo, una guitarra y una voz imponiendo sobre unos extraños el silencio, el asombro y ese curioso sentimiento de comunión con una persona que no has visto en tu vida.

“Zahara se muestra simpática, cercana, risueña, ingeniosa, alocada, reflexiva, inspirada, coqueta, decidida, dulce…

Aunque sea en el comedor de una oficina convertido en escenario para la ocasión.

Todo esto, me dicen, puede verse aquí mismo, un poco más abajo, o más arriba, no sé… En el canal de Atrápalo en Youtube, vamos.

Así como un pequeño pero muy revelador cuestionario en el que Zahara se muestra simpática, cercana, risueña, ingeniosa, alocada, reflexiva, inspirada, coqueta, decidida, dulce

Lo podréis ver, sí, pero insisto, no podéis experimentar lo que es tenerla a escasos dos metros. Los privilegiados fuimos nosotros.

Por ejemplo, sólo quienes allí estuvimos podemos responder a la siguiente pregunta: ¿Puede alguien, por exigencias de una filmación, cantar dos veces con la misma intensidad una canción como Camino a L.A., y provocar el deseo de escucharla una vez más?

Gracias, Zahara, por dejarte conocer.

“Los privilegiados fuimos nosotros