Como tantas otras veces, la actualidad se lo puso fácil a Javier Crudo. Pero Noguera es harina de otro costal.

Pensaba (iluso de mí) que ninguna noticia podría tapar el hecho de que se había dictado sentencia y que Iñaki Urdangarín, miembro de la Casa Real, iba a estar una temporada en la sombra. Cuando sorpresivamente, sale la noticia de que Màxim Huerta había defraudado a Hacienda en el pasado y que no le quedaba más remedio que dimitir. Seis días con la cartera de Cultura y Deporte. Todo un récord, Màxim El Breve. Y cuando creía que ya lo había visto todo en un día, sale a la luz la destitución de Julen Lopetegui, seleccionador nacional, justo un día antes de empezar el Mundial. Cada día que pasa, España se parece más a una película de Berlanga.

Todos estos antecedentes hacían presagiar un programa de toma pan y moja. Empezamos.

Casa Corona tropical

Llego a Casa Corona, en la zona noble de la capital, y de pronto parece que acabo de entrar en el Caribe. O al menos, en un festival veraniego patrocinado por alguna marca de cerveza ligera. El sitio es espectacular. Palmeras, césped, bombillas al aire, decoración cuqui, gente sentada en el suelo, camisas hawaianas y ambiente afterwork. Parece que el programa que voy a ver se llamase Copacabana y fuera a actuar algún grupo indie ‘tipo Izal’. Me mimetizo con el ambiente, pido una birra (estoy cerca de pedirme un mojito, pero eso sería ir demasiado lejos en la mimetización), me siento en el suelo y espero impaciente a que empiece el show.

Empieza el show

Aparece Javier Crudo a presentar el programa, momento que yo esperaba con fervor, deseoso de que repartiera a diestro y siniestro. Con el contexto sociopolítico a su favor, la actualidad le sirve en bandeja un festín de noticias para destripar carne, pescado, huevo y todo lo que se le ponga por delante. Me dejo llevar por la imaginación y veo todas esas camisas hawaianas del público salpicadas de sangre por la verborrea del presentador. Vuelvo en mí, porque se acerca el plato fuerte de la noche y no me quiero perder nada.

Miguel Noguera y el poeta argentino

De entre las palmeras aparece el invitado estrella, el mago de las ideas, el gran Miguel Noguera. ¡Éramos pocos y parió la abuela! Viene a presentar su última monografía ‘Clon de Kant’, a la que se refiere como su peor obra. Que el editor jefe de Blackie Books dice que es un gran libro, pero que él no está de acuerdo. Eso sí que es una anti-campaña de marketing, decir que tu última publicación, la que vienes a presentar, es infumable. Ole tú, Miguel. Honestidad brutal.

La entrevista se desarrolla como tenía que desarrollarse: surrealista y absurda. Javier le hace una ristra de preguntas que tenía preparadas para Pedro Duque (reciente ministro de ciencia y astronauta de toda la vida), del tipo: ¿Qué se siente al ser el español que ha llegado más alto? A lo que Noguera responde como si fuera un ‘Pedro Duque esquizofrénico’ que tan pronto dice cosas inconexas como se lo toma muy en serio. Todo muy loco. Todo muy Noguera.

Miguel se anima a presentar algunas de sus últimas ideas, inéditas. La más loca es la tumba esférica de Roger Federer en el aeropuerto de Dubai. A Noguera hay que verlo en directo, porque así escrito no le vas a encontrar la gracia. Pero lo voy a intentar. La idea: Roger Federer ha muerto (joven) y está embalsamado en cristal, dentro de una esfera, dando vueltas en el aeropuerto de Dubai hasta el infinito. Esa es la idea. Ya os dije que era mejor escuchárselo a él.

De pronto, el absurdo llega a cotas desconocidas por el hombre cuando Noguera imita a un poeta argentino inventado y recita poemas (improvisados, obviamente) sobre una boina, el mar y un conflicto paterno-filial. Esto que debería aburrir a las ovejas, parece despertar al gentío, y los que estábamos atentos desde el principio nos damos cuenta de que lo que está sucediendo es un giro loco de guión que nadie podía prever. Javier Crudo no puede aguantar la risa ante el espectáculo tan grotesco y cómico que acaba de producirse. Noguera estira el chicle del poeta argentino hasta límites insospechados y con un tímido aplauso por parte del respetable, parece evaporarse en el escenario como si fuera parte de un truco de escapismo.

Marem Ladson, el descubrimiento

Sobre el escenario aparece Marem Ladson con una guitarra y aspecto inocente. De pronto, su voz envuelve todo el recinto y la canción nos hace viajar muy lejos de allí. Me sorprendo a mí mismo pensando en mi infancia en un pueblo de Castilla. Termina la canción y hasta a los más despistados, que se han quedado hipnotizados por las palmeras de Casa Corona, no les queda más remedio que aplaudir.

Bajo la apariencia de hija de Aretha Franklyn, se encuentra una chica tímida que habla con acento gallego. Según cuenta, su padre fue jugador de baloncesto en un equipo gallego y su madre periodista deportiva. Y la niña va y sale cantante, ¡y qué cantante! Me encanta descubrir las historias que hay detrás de cada persona, y la historia detrás de Ladson es de las que merece ser contada (y cantada).

Debatuiter y a casa

El show de la actualidad vuelve con la energía de Virginia Riezu y las salvajes respuestas del resto del equipo de Debatuiter que retuercen la realidad hasta conseguir que te partas la caja.

© Carne Cruda

Esto está tocando a su fin. Bueno, está tocando a su fin para mí y el equipo de Carne Cruda. Porque la radio en realidad nunca se acaba, y quién sabe si este podcast lo escucha alguien esta noche. Una persona que se ponga unas zapatillas y un pantalón corto, salga a correr por la ciudad bajo la luz de las farolas y en sus flamantes auriculares inalámbricos escuche este programa de Carne Cruda. La magia de las ondas.

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Lo que más me gusta del siglo XXI es que todavía seguimos usando un palo metálico que pone El Siguiente para distinguir nuestra compra de la de los demás en el supermercado.