Hay dos tipos de personas en el mundo: los que lloran cuando reciben una invitación de bodas recreándose en el (nuevo) triunfo del amor y los que lloran —de forma algo más contenida— al pensar en lo que se les viene encima. Y es que somos muchos los que pensamos que por muy tierna que sea la ceremonia, por muy divertida que resulte la celebración, estar invitado a una boda puede ser una verdadera faena.

Elige el vestuario. Recapacita sobre si el traje azul ya te lo pusiste en la boda de tu prima o si lo llevaste para la de aquel compañero de trabajo, porque no quieres repetir. Elige acompañante, comprueba si los novios permiten que lleves a los niños o si necesitas reservar una habitación para pasar la noche. Prepáralo todo menos el regalo. De eso ya me he encargado yo.

Llegas a casa y encuentras sobre la mesa un sobre grande de papel cremoso. Ni logotipos ni sellos, sólo tu nombre con letra cursiva en el anverso. No es el comienzo de ninguna película de terror pero podría. Acabas de ser invitado a una boda.

Dependiendo de quiénes sean los contrayentes, la trama se resolverá con mayor o menor dificultad pero una cosa está clara. De elegir y comprar un regalo no hay quien te libre.

La pareja desconocida

Ni un nombre ni otro te dicen nada. De hecho ni siquiera sabías que conocías a alguien llamado Goku  (¿cómo podrías olvidar algo así?) hasta que llega tu madre y te dice que sí. Que el que se casa es el hijo de aquella compañera de trabajo que te supervisaba cuando entraste de prácticas. Claro. Te acaban de fastidiar el fin de semana y el Goku este, según su Facebook, no se digna ni a peinarse el pelo de punta para hacer la gracia.

Comprar un regalo de bodas en esta situación es muy complicado. Podrías ser el centro de la ceremonia si apareces con un perrito llamado Gohan pero no te quieres arriesgar. ¡Pues no hay nada malo en ir a lo fácil!: este vale puede convertirse en lo que la pareja quiera. Sí, incluidas clases de artes marciales.

El compañero de trabajo

Pasáis más de ocho horas pegados cada día y aún no se ha enterado de lo más importante: que las bodas no te terminan de gustar. Pero ahí lo ves, tan ilusionado. Te ha pasado el sobre en secreto como si te fuera a invitar a una reunión de los Canteros y ahora no puedes decirle que no a esos ojitos brillantes rodeados de ojeras.

Entre el trabajo y la organización del evento el tío está que no para. Incluso la luna de miel se le hace cuesta arriba cuando recuerda que aún no ha renovado el pasaporte y que se le han acabado las fotos de carnet que le hicieron en primero de carrera.

Necesita un descanso. Necesita paz. En este sentido, regalar una sesión de relax puede hacer más por la pareja que todos esos centros florales de peonías rosa palo.

Familiar lejano

Tenías entradas para un festival y te llega la noticia (por el grupo de WhatsApp de la familia, por supuesto) de que se va a casar tu prima. Y no cualquier prima. Es la prima con la que pasabas los veranos, la que se ligó al socorrista de la piscina pero que ahora hace diez años que no ves y que tiene una novia a la que ni siquiera has llegado a conocer en persona.

“Tita, ¿tienen ya la casa preparada?” escribes frenéticamente, ya en privado, a la madre. Cuando te dice que sí, que llevan ya cuatro años en Londres se te cae el alma a los pies. Lo de la tostadora no es una opción, pero por suerte tienes un as en la manga.

Londres es muy grande. Londres está rebosante de cultura y ¿hay algo más sofisticado que regalar unas entradas para el espectáculo de moda?

La típica pareja

Llevan tanto tiempo juntos que no recuerdas si alguna vez has pronunciado sus nombres por separado. LucíayJose se ha convertido en una sola palabra y es que ellos son la parejita del grupo, la que existe sólo para recordaros a los demás que hay unas cuotas de felicidad en el mundo y que en esta vida no os ha tocado a vosotros. Porque el amor existe, míralos, es sólo que ellos lo están acaparando en su totalidad.

La típica pareja ya vive junta, de hecho, su casa es el referente en cuanto a veladas de tranquileo. La típica pareja ya ha viajado como todas esas fotos en el Instagram (compartido) pueden atestiguar.

Una publicación compartida de Bunn DJ Company (@bunndjco) el

Quizás el mejor regalo en una situación como esta sea un ataque a su rutina. Si les gustan las mismas películas, salen a los mismos sitios y tienen una lista de restaurantes favoritos, nada como abrirles la mente y forzarlos (siempre desde el cariño) a probar cosas nuevas. Una invitación al Delhi más moderno o al café más romántico puede convertirse en una aventura.

La boda de tu mejor amiga

Ves una y otra vez las fotos de tu mejor amiga porque hace meses que no tiene tiempo para quedar en persona. La boda, que en un principio te ilusionó, se ha convertido en la razón por lo que os perdisteis el estreno de Wonder Woman y ahora quedan semanas hasta que todo vuelva a ser como antes. La ceremonia, el viaje y la mudanza al nuevo piso va a manteros separadas, pero tarde o temprano llegará el momento en el que ella vuelva a ser libre.

Por eso no está mal que en esta ocasión peques de egoísmo ¿el regalo para tu mejor colega? ¡Una experiencia juntas!

Sinceramente, el amor puede ser (o no) para toda la vida, pero la sesión de rafting o el vermut en alta mar no os lo quita nadie.

Llegas a casa y encuentras sobre la mesa un sobre grande de papel cremoso. Ni logotipos ni sellos, sólo tu nombre con letra cursiva en el anverso. No es el comienzo de ninguna película de terror pero podría. Acabas de ser invitado a una boda.

Dependiendo de quiénes sean los contrayentes, la trama se resolverá con mayor o menor dificultad pero una cosa está clara. De elegir y comprar un regalo no hay quien te libre.

La pareja desconocida

Ni un nombre ni otro te dicen nada. De hecho ni siquiera sabías que conocías a alguien llamado Goku  (¿cómo podrías olvidar algo así?) hasta que llega tu madre y te dice que sí. Que el que se casa es el hijo de aquella compañera de trabajo que te supervisaba cuando entraste de prácticas. Claro. Te acaban de fastidiar el fin de semana y el Goku este, según su Facebook, no se digna ni a peinarse el pelo de punta para hacer la gracia.

Comprar un regalo de bodas en esta situación es muy complicado. Podrías ser el centro de la ceremonia si apareces con un perrito llamado Gohan pero no te quieres arriesgar. ¡Pues no hay nada malo en ir a lo fácil!: este vale puede convertirse en lo que la pareja quiera. Sí, incluidas clases de artes marciales.

El compañero de trabajo

Pasáis más de ocho horas pegados cada día y aún no se ha enterado de lo más importante: que las bodas no te terminan de gustar. Pero ahí lo ves, tan ilusionado. Te ha pasado el sobre en secreto como si te fuera a invitar a una reunión de los Canteros y ahora no puedes decirle que no a esos ojitos brillantes rodeados de ojeras.

Entre el trabajo y la organización del evento el tío está que no para. Incluso la luna de miel se le hace cuesta arriba cuando recuerda que aún no ha renovado el pasaporte y que se le han acabado las fotos de carnet que le hicieron en primero de carrera.

Necesita un descanso. Necesita paz. En este sentido, regalar una sesión de relax puede hacer más por la pareja que todos esos centros florales de peonías rosa palo.

Familiar lejano

Tenías entradas para un festival y te llega la noticia (por el grupo de WhatsApp de la familia, por supuesto) de que se va a casar tu prima. Y no cualquier prima. Es la prima con la que pasabas los veranos, la que se ligó al socorrista de la piscina pero que ahora hace diez años que no ves y que tiene una novia a la que ni siquiera has llegado a conocer en persona.

“Tita, ¿tienen ya la casa preparada?” escribes frenéticamente, ya en privado, a la madre. Cuando te dice que sí, que llevan ya cuatro años en Londres se te cae el alma a los pies. Lo de la tostadora no es una opción, pero por suerte tienes un as en la manga.

Londres es muy grande. Londres está rebosante de cultura y ¿hay algo más sofisticado que regalar unas entradas para el espectáculo de moda?

La típica pareja

Llevan tanto tiempo juntos que no recuerdas si alguna vez has pronunciado sus nombres por separado. LucíayJose se ha convertido en una sola palabra y es que ellos son la parejita del grupo, la que existe sólo para recordaros a los demás que hay unas cuotas de felicidad en el mundo y que en esta vida no os ha tocado a vosotros. Porque el amor existe, míralos, es sólo que ellos lo están acaparando en su totalidad.

La típica pareja ya vive junta, de hecho, su casa es el referente en cuanto a veladas de tranquileo. La típica pareja ya ha viajado como todas esas fotos en el Instagram (compartido) pueden atestiguar.

Una publicación compartida de Bunn DJ Company (@bunndjco) el

Quizás el mejor regalo en una situación como esta sea un ataque a su rutina. Si les gustan las mismas películas, salen a los mismos sitios y tienen una lista de restaurantes favoritos, nada como abrirles la mente y forzarlos (siempre desde el cariño) a probar cosas nuevas. Una invitación al Delhi más moderno o al café más romántico puede convertirse en una aventura.

La boda de tu mejor amiga

Ves una y otra vez las fotos de tu mejor amiga porque hace meses que no tiene tiempo para quedar en persona. La boda, que en un principio te ilusionó, se ha convertido en la razón por lo que os perdisteis el estreno de Wonder Woman y ahora quedan semanas hasta que todo vuelva a ser como antes. La ceremonia, el viaje y la mudanza al nuevo piso va a manteros separadas, pero tarde o temprano llegará el momento en el que ella vuelva a ser libre.

Por eso no está mal que en esta ocasión peques de egoísmo ¿el regalo para tu mejor colega? ¡Una experiencia juntas!

Sinceramente, el amor puede ser (o no) para toda la vida, pero la sesión de rafting o el vermut en alta mar no os lo quita nadie.

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Soy el tipo de chica que va tarareando Grease en el supermercado.