El teatro es un arte en alza. Cada año abren nuevas salas donde obras de todo tipo, desde lo tradicional a lo vanguardista, logran atraer cada vez a un público más amplio. Por si aún no te has dejado seducir, cinco profesionales: actores, directores, escritores y productores, te cuentan los motivos por los que debes dejarlo todo y correr a disfrutar de tu obra más cercana.

Pedro Gómez

(Autor, guionista y profesor universitario. Su obra de éxito internacional ‘La curva de la felicidad’ se representa actualmente en el teatro Quevedo)

Para guionistas y escritores, el teatro es un espacio de libertad que te permite probar fórmulas o entrar a fondo en asuntos aparentemente poco demandados por la sociedad y que posiblemente no te encargarían, ni te aceptarían jamás en otros medios. Siento que en el teatro actúas de dentro a fuera, por un impulso vital, no bajo demanda. No significa esto que valga todo, ni mucho menos, tiene sus exigencias que son aún, en muchos aspectos, mayores que las de las industrias audiovisuales, pero poner en marcha algo sobre el papel y saber si interesa o no, me resulta mucho más fácil en el teatro que en cualquier otra arte escénica. En cine y televisión se pierde mucho tiempo en traer y llevar, son muchos los que opinan y se guarda escaso respeto al autor. En el teatro, el trabajo va directo al director y los actores que son los que rápidamente perciben la viabilidad de una idea sin marear mucho. Sus aportaciones no son – casi nunca – una falta de respeto, sino al contrario, una manera de dar sentido al texto en cada nuevo montaje, enriqueciéndolo.

Para un público no aficionado, incluso para el que nunca haya pisado un espectáculo teatral, asistir a una representación le puede descubrir un elemento mágico que sólo se da aquí, la conexión entre los actores y el público, completamente interactiva, lo que le da una enorme vigencia como medio de expresión: un ataque de tos, el sonido de un móvil (ojalá no) o el quedarse en blanco sobre las tablas, hará de aquellos momentos algo irrepetible. Y la posibilidad de saludar a los actores al final, que va implícita y que casi nunca se tiene presente, es un privilegio que sólo te lo permite el teatro.

Mar Abascal

(Actriz en ‘Burundanga’ una comedia indispensable que puede verse en el teatro Lara)

El teatro me aporta una sensación de inmediatez y de realidad en directo que ningún otro medio puede aportar. Tanto al actor como al espectador. Es un momento para los dos que no se va a volver a repetir nunca más. Puede ser parecido, pero jamás es el mismo y te lo digo después de haber hecho, por ejemplo, Burundanga más de 5 años. He hecho otras funciones y muchas zarzuelas y jamás cantas o dices una frase igual a la otra. El teatro me provoca la sensación de vértigo de saltar sin red. En el teatro no hay más tomas. Hay un plano secuencia de principio  a final de obra y tiene que salir bien. Creo que el hecho de que el espectador en su butaca sepa que lo que está pasando es real y en tiempo real, por muy disparatada que sea la historia, convierte a ambos en cómplices de una misma mentira que los dos necesitamos y queremos creer. Yo para representarla y él o ella para disfrutarla desde su butaca.

Haciendo teatro estamos fabricando una historia sobre la marcha que ocurre en un tiempo real. Acudo al teatro todo lo que puedo cuando no soy yo la que está en el escenario y veo muchísima gente joven. El teatro ya no es público de laca.  Da gusto ver los teatros llenos. Hay mucha gente haciendo buen teatro en salas grandes, medianas y pequeñas. Hay muchas maneras de crear y creer. Y no deja de sorprenderme que hay quien se me acerca después de una función y me dice: “Nunca había ido al teatro y me ha encantado”. Pues eso es lo que hace falta. Que se acerquen aunque sea solo una vez porque no será la última y es que el Teatro engancha. Si yo pudiera pedir un deseo pediría ver teatro por la calle… voy a ponerme a soñar porque es gratis… teatro del bueno. En Madrid creo que no se hace nada parecido. Sería  genial sacar las butacas a las calles por un día y llevar el teatro a los barrios. A mí no me parecería ninguna locura.

Victor Nanclares

(Actor al que pudimos ver hasta hace muy poco en la renovada versión de ‘El perro del hortelano’ en el teatro Lara’)

A mí el teatro me ha formado no sólo como artista sino como persona. Me hace mirar a la realidad que hay delante, con todo lo que conlleva y me permite mirar el mundo desde distintas perspectivas. Después de haberme metido en este mundo vería muy aburrido (por no decir imposible) ver la sociedad únicamente desde mi ombligo. El teatro siempre me aporta que la verdad nunca es una. Además te permite descansar de tu “yo”, que ves cada día y del que a veces puedes llegar a cansarte para coger las riendas de otro y tratar de manejarte con sus circunstancias.

Aitor Tejada

(Tras años de trabajar como actor decidió probar suerte en la producción con Kamikaze Producciones. En este momento su obra ‘Misántropo’, galardonada con el premio Ceres al mejor espectáculo en 2014, puede verse en el Pavón teatro Kamikaze)

El teatro no es sólo mi forma de vida, además es mi pasión. Tras 20 años de carrera como actor, junto a Miguel del Arco constituimos Kamikaze Producciones. Y “La función por hacer”, nuestro primer espectáculo, cambió mi vida.​ Me pasé al otro lado, la producción. Esa parte tan poco conocida del proceso teatral pero igual de apasionante. Y no puedo estar más contento porque hemos levantado otros proyectos como Veraneantes, Juicio a una zorra, Misántropo, Hamlet… El último, quedarnos con la gestión de El Pavón Teatro Kamikaze junto a Israel Elejalde y Jordi Buxó. Un proyecto ilusionante al que estamos entregados en cuerpo y alma.

Nacho Redondo

(Actor con amplia experiencia en teatro y microteatro, ha trabajado en ‘Una noche como aquella’ y actualmente sustituye a Gorka Otxoa en ‘Bajo terapia’ en el teatro Marquina)

El teatro es el aquí y el ahora, lo que pasa en ese preciso momento, sin vuelta a atrás y teniendo que lidiar con lo que venga. Me gusta que cada función sea distinta, a diferencia del audiovisual, hay algo (mucho, diría yo) de excitación en todo esto, en lo que pasa en ese justo momento encima del escenario. Como actor hay que estar continuamente alerta, que la cosa no caiga, de atrapar al público y que viva, contigo de la mano, lo que tú estás sintiendo en cada momento. Me gusta, como me dijo una vez un maestro, no ponérselo fácil al compañero, que en cada función sintamos que no nos lo hemos puesto fácil para conseguir el objetivo que el personaje persigue. El audiovisual, por supuesto, que tiene otras cosas que el teatro no tiene, pero… es el día del teatro, ¿no? Celebrémoslo.

Pedro Gómez

(Autor, guionista y profesor universitario. Su obra de éxito internacional ‘La curva de la felicidad’ se representa actualmente en el teatro Quevedo)

Para guionistas y escritores, el teatro es un espacio de libertad que te permite probar fórmulas o entrar a fondo en asuntos aparentemente poco demandados por la sociedad y que posiblemente no te encargarían, ni te aceptarían jamás en otros medios. Siento que en el teatro actúas de dentro a fuera, por un impulso vital, no bajo demanda. No significa esto que valga todo, ni mucho menos, tiene sus exigencias que son aún, en muchos aspectos, mayores que las de las industrias audiovisuales, pero poner en marcha algo sobre el papel y saber si interesa o no, me resulta mucho más fácil en el teatro que en cualquier otra arte escénica. En cine y televisión se pierde mucho tiempo en traer y llevar, son muchos los que opinan y se guarda escaso respeto al autor. En el teatro, el trabajo va directo al director y los actores que son los que rápidamente perciben la viabilidad de una idea sin marear mucho. Sus aportaciones no son – casi nunca – una falta de respeto, sino al contrario, una manera de dar sentido al texto en cada nuevo montaje, enriqueciéndolo.

Para un público no aficionado, incluso para el que nunca haya pisado un espectáculo teatral, asistir a una representación le puede descubrir un elemento mágico que sólo se da aquí, la conexión entre los actores y el público, completamente interactiva, lo que le da una enorme vigencia como medio de expresión: un ataque de tos, el sonido de un móvil (ojalá no) o el quedarse en blanco sobre las tablas, hará de aquellos momentos algo irrepetible. Y la posibilidad de saludar a los actores al final, que va implícita y que casi nunca se tiene presente, es un privilegio que sólo te lo permite el teatro.

Mar Abascal

(Actriz en ‘Burundanga’ una comedia indispensable que puede verse en el teatro Lara)

El teatro me aporta una sensación de inmediatez y de realidad en directo que ningún otro medio puede aportar. Tanto al actor como al espectador. Es un momento para los dos que no se va a volver a repetir nunca más. Puede ser parecido, pero jamás es el mismo y te lo digo después de haber hecho, por ejemplo, Burundanga más de 5 años. He hecho otras funciones y muchas zarzuelas y jamás cantas o dices una frase igual a la otra. El teatro me provoca la sensación de vértigo de saltar sin red. En el teatro no hay más tomas. Hay un plano secuencia de principio  a final de obra y tiene que salir bien. Creo que el hecho de que el espectador en su butaca sepa que lo que está pasando es real y en tiempo real, por muy disparatada que sea la historia, convierte a ambos en cómplices de una misma mentira que los dos necesitamos y queremos creer. Yo para representarla y él o ella para disfrutarla desde su butaca.

Haciendo teatro estamos fabricando una historia sobre la marcha que ocurre en un tiempo real. Acudo al teatro todo lo que puedo cuando no soy yo la que está en el escenario y veo muchísima gente joven. El teatro ya no es público de laca.  Da gusto ver los teatros llenos. Hay mucha gente haciendo buen teatro en salas grandes, medianas y pequeñas. Hay muchas maneras de crear y creer. Y no deja de sorprenderme que hay quien se me acerca después de una función y me dice: “Nunca había ido al teatro y me ha encantado”. Pues eso es lo que hace falta. Que se acerquen aunque sea solo una vez porque no será la última y es que el Teatro engancha. Si yo pudiera pedir un deseo pediría ver teatro por la calle… voy a ponerme a soñar porque es gratis… teatro del bueno. En Madrid creo que no se hace nada parecido. Sería  genial sacar las butacas a las calles por un día y llevar el teatro a los barrios. A mí no me parecería ninguna locura.

Victor Nanclares

(Actor al que pudimos ver hasta hace muy poco en la renovada versión de ‘El perro del hortelano’ en el teatro Lara’)

A mí el teatro me ha formado no sólo como artista sino como persona. Me hace mirar a la realidad que hay delante, con todo lo que conlleva y me permite mirar el mundo desde distintas perspectivas. Después de haberme metido en este mundo vería muy aburrido (por no decir imposible) ver la sociedad únicamente desde mi ombligo. El teatro siempre me aporta que la verdad nunca es una. Además te permite descansar de tu “yo”, que ves cada día y del que a veces puedes llegar a cansarte para coger las riendas de otro y tratar de manejarte con sus circunstancias.

Aitor Tejada

(Tras años de trabajar como actor decidió probar suerte en la producción con Kamikaze Producciones. En este momento su obra ‘Misántropo’, galardonada con el premio Ceres al mejor espectáculo en 2014, puede verse en el Pavón teatro Kamikaze)

El teatro no es sólo mi forma de vida, además es mi pasión. Tras 20 años de carrera como actor, junto a Miguel del Arco constituimos Kamikaze Producciones. Y “La función por hacer”, nuestro primer espectáculo, cambió mi vida.​ Me pasé al otro lado, la producción. Esa parte tan poco conocida del proceso teatral pero igual de apasionante. Y no puedo estar más contento porque hemos levantado otros proyectos como Veraneantes, Juicio a una zorra, Misántropo, Hamlet… El último, quedarnos con la gestión de El Pavón Teatro Kamikaze junto a Israel Elejalde y Jordi Buxó. Un proyecto ilusionante al que estamos entregados en cuerpo y alma.

Nacho Redondo

(Actor con amplia experiencia en teatro y microteatro, ha trabajado en ‘Una noche como aquella’ y actualmente sustituye a Gorka Otxoa en ‘Bajo terapia’ en el teatro Marquina)

El teatro es el aquí y el ahora, lo que pasa en ese preciso momento, sin vuelta a atrás y teniendo que lidiar con lo que venga. Me gusta que cada función sea distinta, a diferencia del audiovisual, hay algo (mucho, diría yo) de excitación en todo esto, en lo que pasa en ese justo momento encima del escenario. Como actor hay que estar continuamente alerta, que la cosa no caiga, de atrapar al público y que viva, contigo de la mano, lo que tú estás sintiendo en cada momento. Me gusta, como me dijo una vez un maestro, no ponérselo fácil al compañero, que en cada función sintamos que no nos lo hemos puesto fácil para conseguir el objetivo que el personaje persigue. El audiovisual, por supuesto, que tiene otras cosas que el teatro no tiene, pero… es el día del teatro, ¿no? Celebrémoslo.

mm
Soy el tipo de chica que va tarareando Grease en el supermercado.