Se acerca el Día del Padre y estás más agobiado que el subtitulador del programa de Cárdenas. ¿Qué le regalas? ¿Su corbata 17.463? ¿Otro recopilatorio de Sinatra? ¿Un Oscar “al mejor papá”? No sufras: he hablado con progenitores influencers y estos son sus consejos.

Que sí, que quieres mucho a tu padre, pero una cosa es reconocerle sus incontables méritos en tareas progenitoras y otra, muy distinta, demostrárselo cada año por estas fechas con un regalo… ¡y no repetirte nunca! Tirando de agenda VIP, me he puesto en contacto con lo más granado del panorama paterno universal, les he preguntado a bocajarro qué les gustaría recibir de su descendencia el próximo 19 de marzo y he recopilado sus deseos en forma de inventario. ¿Lo mejor? ¡Que puedes triunfar sin salir de casa!

Un pack de relax para dos, el regalo ideal para papá y, de rebote, para mamá

Mucha diversión… y algo de relax

Los milagros del 4G hicieron que, a pesar de estar en una galaxia muy, muy lejana, la voz metalizada de un famoso padre de mellizos me llegara con claridad. “Le corté la mano a Luke y casi me cargo al novio de Leia, pero ni con esas se olvidan de este díame cuenta el señor Vader mientras de fondo me parece oír una siniestra marcha imperial que me resulta familiar, algo así como “tan tan tan tatatán tatataaaaaaán”A pesar de su evidente maldad (uno no llega a megavillano interplanetario siendo un blandengue), reconoce que sus hijos siempre la clavan con sus regalos “porque conocen al hombre que se esconde bajo la máscara. El año pasado me sorprendieron con un escape room; al final tuve que usar mis poderes Sith para salir”. Y añade un deseo, que dice pedir “con mucha Fuerza: quiero probar la realidad virtual. Le oí a uno de mis comandantes que incluso puedes pilotar una nave y luchar con espadas láser. A eso, nadie me gana”. Me despido de él con la promesa de quedar un día de estos (me quiere contar no sé qué de unirme al Lado Oscuro) y la satisfacción de estrenar mi lista… a lo grande.  

Siguiente pater familias: un profesor de Química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, llamado Walter White. Se disculpa por el poco tiempo que tiene para mí —“Lo siento, es que estoy cocinando, ¡ja ja ja!” —, pero aún así me confiesa con qué le gustaría que le sorprendiese su hijo Walter Jr.: “Con una noche en un hotel de lujo para poder pasar un rato agradable con Skyler, mi mujer. Últimamente estoy muy liado con el trabajo en el laboratorio, paso más tiempo con mi ayudante Jesse que con ella”. Cuelgo con la sensación de que White esconde algo —“llámame Heisenberg”, me suelta amenazador antes de despedirse, pero su propuesta, a la que añado la opción de relax para dos, va directa a lo más alto de mi Excel “Cosas Molonas Para Regalar a Papá (y, de Rebote, a Mamá).xls”.

Ante todo, mucha cata

“Eeeeemmmm… ¿una caja de donuts gigante? ¿Una tele gigante? ¿Un pack de cervezas gigante?”. Tengo que apretar un poco a mi entrevistado para sonsacarle algo más. “Señor Simpson”, insisto, “¿seguro que no desea otra cosa?”Desde la distancia casi puedo escuchar los engranajes cerebrales del padre de Bart, Lisa y Maggie girando a todo trapo. “¡Mosquis!”, me grita al oído, “¡sería chachi una ruta por Munich!” Ante mi perplejidad, se explica: “Tienen una de las boleras más grandes de Europa, y además, allí las jarras de cerveza son… ¡gigantes!” Visto lo visto, pienso en comentarle a mi amarillo interlocutor que también le podría interesar una cata de birras artesanales o una visita a una fábrica del espumoso brebaje, pero al otro lado de la línea escucho unos ronquidos. Sospecho que he forzado demasiado los límites de su atención.

Nada más descolgar, el siguiente padre de mi megalista, que se hace llamar Dr. Maligno, me hace saber (a gritos) que su hijo no merece llevar su apellidoEstoy convencido de que cambiaría de opinión si Scott Maligno (así se llama el chaval) le mandase un vale regalo rubricado con alguna frase más emocionante que el final de Armageddon (del tipo Te quiero mucho, pero no se lo digas a nadie), pero la voz nasal del supervillano alopécico corta mis devaneos: “¡Ya lo tengo! Me encantaría ir con Mini-yo a un karting. ¡Sería taaaaaaaan divertido verlo en uno de esos cochecitos, dando vueeeeltas como una peonza… qué monada!”. Le comento la opción de añadir a la tanda de conducción una sesión de bowling y unas partidas de laser-tag, y su risa estridente me permite intuir que la idea le gusta. Anotado.

Sigo con mi lista. La voz que me responde ahora es casi un susurro.“¿El mejor presente que le pueden hacer a un padre? La lealtad a la famiglia… ah, la famiglia…” Vale, signore Corleone, entendido, pero, ¿no le agradaría recibir algo… diferente? Temo por mi vida ante el silencio tenso de don Vito, pero respiro aliviado cuando finalmente habla: “Hace tanto que no visito la mia patria… Si Santino y los chicos me llevaran a la mamma y a mí de viaje a Sicilia me harían feliz”. Nota mental: añadir a mi lista (que ya empieza a ser más cañera que la de Uma Thurman en Kill Bill) una cata de vinos y quesos italianos premium; triunfo asegurado para papás gourmets.

Última llamada

Busco en la N de Novia, Padre de la. Me responde un tal George Banks, un tipo que, por lo que veo en la foto que acompaña al contacto, es sorprendentemente parecido al actor Steve Martin. “Perdona que no pueda estar mucho por ti, mi hija Annie y su esposo se han ido de finde (a lo mejor, de escapada enoturísticay nos han dejado de canguros de George; ¡entre él y Megan, nuestra pequeñina, esta casa parece una guardería!”.

Detecto cierto agobio en él (sobre todo cuando vocifera sin tapar el auricular: “Cariño, ¿¿sabes dónde están las toallitas??”), así que cuando le pregunto qué es lo que más desearía recibir el Día del Padre, no duda ni un instante: “¡Tiempo con mi mujer! ¡Pero sin hijos ni nietos!” Me dispongo a comentarle que una estancia en un hotel romanticón o en un spa de lujo pueden ser lo más, pero una serenata de lloros infantiles al otro lado de la línea pone un abrupto fin a la conversación. Eso sí, me doy por satisfecho: he conseguido una recopilación de ideas de lo más completa. Lo sé: el Pulitzer a la Mejor Lista de 2018 no se me escapa. Por cierto, ahora que lo pienso… ¿¡qué le regalo yo a mi padre!? ¡¡Arrrg!!

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Bípedo humano miope y contraalopécico. Alma de rockero y cuerpo de oficinista. Hipocondríaco pasivo y airguitarrista activo. Juntador de palabras profesional y leedor de palabras vocacional. Todavía no sé qué quiero ser de mayor; mientras tanto, cotizo. Por lo demás todo bien, gracias.