Un viaje en coche se mide por la lista de Spotify que escojas, y por la compañía que tengas a tu derecha. Tu copiloto es fundamental para que lleguéis al fin del mundo, pero también existe aquel que hiperventila con un atasco.

Con el buen tiempo, los fines de semana modo Netflix han pasado a mejor vida. El sol te invita a que cojas el coche y te escapes. A un pueblo de la costa, a la montaña o a otra ciudad. Donde sea, lo importante es que recuperes un poquito la vida social que has perdido durante el invierno. Tras varias llamadas, tus amigos con churri te dejan en la cuneta. Lo que te queda es un grupo como tú, una especie de dobles de la Volkswagen Combi de Pequeña Miss Sunshine.

De viajes anteriores, recordarás cómo se han comportado a tu lado derecho. Pero siempre hay una persona que será el copiloto de tu vida. Fuera del coche, le amamos con sus virtudes y sus defectos, pero puede convertirse en otro ser nada más pisar la alfombrilla. Consultando a varios amigos y por experiencias propias, podríamos clasificar a los copilotos en cinco categorías. ¿Identificarías en alguna a tu compañero de fechorías?

Bendiciones y buenas noches

El primer perfil lo adjudicamos a aquella persona que se queda roque nada más sentarse. No importa si en el coche suena AC/DC o Mónica Naranjo. Para tu copilotozzz todo será como una dulce nana. Empieza con unas leves respiraciones parecidas al sonido de las moscas tsé  tsé, pero acaba evolucionando en unos ronquidos que no te explicas. Te montas en el drama, le despiertas, y le acusas de insolidario. De maleducado incluso, al quedarse frito mientras tú llevas horas conduciendo. Posiblemente utilice alguna excusa barata de que ha madrugado más que tú, y volverá  a quedarse dormido. Pero la venganza es un plato que se sirve frío, y las fotos que tienes que se le ve hasta la campanilla puede dilapidar su cuenta de Instagram.

Te fías más de la brújula de Jack Sparrow

Se le podría llamar copilost. Un auténtico negado a los viajes por carretera. Su sentido de la orientación se colapsa nada más abrir el mapa, y cree que el GPS es un invento del demonio. Seguramente haya tenido más que algún encontronazo con Siri y le acuse de que terminéis en medio de la nada. Permanentemente angustiado y desorientado, le da pánico preguntar a los lugareños que os encontréis. No obstante, tu compañero siempre está ahí cuando pierdes el norte. Y aquello que parece un periplo sin sentido, se convertirá en una odisea para recordar.

Paseando a Miss Daisy

La definición es cargante. El copicalla es experto en tocar las narices. Y hablando de narices, su olfato es muy sensible al ambientador del coche. Además de toquetearte las presintonías de la radio, el copicalla es como un disco rayado. El “falta mucho” sale repetidamente de su boca y lo intercala con su monólogo intermitente. La tercera ruptura con su ex, el pique con un compañero de piso son temas interminables. La puntillita te la suelta al decirte que te habría salido más barato comprar el coche en Alemania. No calla. Incluso le cuenta su vida al trabajador de la cabina de peaje. Necesita parar cada dos por tres en un área de descanso. Un trayecto de quince minutos que se puede convertir en toda la película de Paseando a Miss Daisy. Sin embargo. también hay que reconocer que sabe escuchar, pero has de aprovechar que se le seque la boca para intervenir.

Contigo al fin del mundo

El copiloto definitivo, el coprotagonista de tu road movie. Se os vienen a la cabeza escenas de películas que cruzan la Ruta 66, aunque vayáis del centro comercial a la gasolinera. Pero os sentís como la generación beat de On the road, que levantáis la arena como en Mad Max, que simplemente voláis como Harry y Ron en vuestro Ford Anglia. Junto a tu fiel compañero, recorréis las carreteras más inexploradas que os da una sensación de total libertad. Con las ventanillas bajadas, descubrís que el clímax de la vida se encontraba en el modelo de Thelma y Louise. Aunque puede ser que a alguno se le vaya de madre y terminéis como los niños de The end of the f*cking world.

Prácticamente perfecto en todo

Por último está el perfil que tu madre querría para ti. El copiloto ideal, el sueño de Carlos Sainz o Dani Sordo. No despega un segundo la mirada de la carretera, se adelanta a las rutas del GPS y te descubre nuevos atajos que no aparecen en los mapas. Su maleta es como el bolsillo mágico de Doraemon, lleva todo lo necesario por si hubiera algún percance, y cosas que no te explicarás hasta que llegue el momento. Sabe dónde están las carreteras que se mezclan con los paisajes más espectaculares, y los paradores con los mejores menús. Desde que Han Solo y Chewbacca aparecieran hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, nadie había conocido un dreamteam como el vuestro.

Seguro que alguno de estos cinco perfiles es el copiloto de tu vida. Tu media naranja con la que entras en pánico al pasaros la salida de la autopista. O por el contrario, aquel que echa mano del refranero popular: todos los caminos llegan a Roma. Tú tira recto.  

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Corista atarantado, periodista y coleccionista. Ilustrado de la caja tonta de los noventa, amante de los G5 Belts y escéptico del queso. Tráeme patatas fritas un jueves, Cuéntame hará el resto.