Como Gizmo (el de Gremlins) soy un ser pequeñito, peludito (si no fuera por la cera tibia) y tranquilito siempre que se cumplan unas reglas (no muchas). La que nos interesa en este caso es la de no darme de beber alcohol por la mañana. ¿Qué puede pasar si nos la saltamos? Esta es la historia.

Sábado, 20 de febrero, 11:30 de la madrugada. Aun con la leche con Colacao en el estómago llegué puntual (sí, papá, puntual) al Restaurante Bardot Bistrot de Enric Granados de Barcelona. #AtrápaloAsap (“Actividad Singular para Atrapar Pronto”) ofrecía una experiencia única y exclusiva (porque se programaba solo una vez y no la volvían a repetir). El título era sugerente: 7 vinos + 7 platos + 7 bailes de swing.

Fui convencida de que a estas horas de la mañana meteríamos la nariz dentro de la copa, daríamos un sorbito, haríamos un poco de gárgaras, escupiríamos y disimularía mi ignorancia afirmando que había notado el aroma de flor de cerezo japonés bañado en barrica de madera de nogal fabricada por duendecillos de los Alpes suizos. No fue así. Qalidès, una asociación de bodegas de vinos ecológicos y biodinámicos del Penedès, me había tendido una trampa.

Empezamos bien, el sommelier Jordi Carrascosa nos hizo una explicación fantástica del primer vino y el primer plato. Jana Grulichová y Ricard Reig de Swingmaniacs nos introdujeron e interpretaron el primer baile. Qué bien se movían. Qué fácil lo hacían. Todo maridaba, todo era muy bueno, todo era perfecto. Los comensales estábamos sentados en mesas largas y redondas deslumbrados por las copas vacías y relucientes. “Está tierno este pulpo” “Qué bonito es el charleston”. De aquí no pasamos. Cada uno (o cada pareja) a lo suyo, no nos conocíamos.

Un vídeo publicado por Eva Rosell (@evarosellsolano) el

Pero cayó el segundo vino, el segundo plato y la segunda demostración de baile y después, el tercero. “¿Nos puede llenar de nuevo la copa, por favor?” Y el cuarto. “Me llamo Mireia” “Yo soy Ester y él es Lolo”. Y, el quinto, y… Y terminamos repitiendo un vino negro que nos encantó y otro blanco porque la gamba del arroz mar y montaña se merecía otra ronda y uno que no recuerdo cuál era porque antes que nos sirvieran la bomba de ragout de jabalí ya nos lo habíamos bebido y uno más para coger fuerzas (que ya no necesitaba) para salir a bailar un blues con Paco, el de la camisa de cuadros que había venido con su amigo Edu.

Porque sí, bailé y hasta llegué a oír los duendecillos fabricando la barrica de nogal de los Aples suizos de uno de los vinos. Y a las dos del mediodía nos despedíamos casi abrazados como si nos conociéramos de toda la vida y nos prometíamos estar atentos al siguiente #AtrápaloAsap. Porque lo de pasar un sábado por la mañana comiendo, bebiendo y bailando eran un buen plan que teníamos que repetir.

Ya en la calle, el sol de un día primaveral que disimulaba que estábamos en pleno invierno cegaba los ojos de un gremlin desencadenado. Pero esta ya es otra historia.    

Aquí tenéis la lista de platos, vinos y bailes que maridamos:

Charleston – Pulpo a la Brava. Buñuelos de Verduras con Masala y crema de Yogur – Vino: Fransola de Bodegas Miguel Torres.
Jazz Steps – Calamares Plancha con Judías de Santa Pau y Menta – Vino: Blanc Tradició de Can Feixes.
Balboa – Crujiente de Mascarpone, Pesto y Tomate seco. Vino: Petrea Merlot de Mas Comtal.
Shag – El Arroz Mar i Montaña de Bardot – Vino: El Blanc XXV de Albet i Noya.
Boogie Woogie – Caza Bomba de Ragout de Jabalí. Vino: Turó de les Abelles de Finca Viladellops.
Blues – Rabo de Toro a la manera de Bardot. Vino: Trajanvs de Avgvstvs Forvm.
Lindy Hop – Torrija con Helado de Canela. Vino: Vi de Glass Gewürztraminer de Gramona.

Sábado, 20 de febrero, 11:30 de la madrugada. Aun con la leche con Colacao en el estómago llegué puntual (sí, papá, puntual) al Restaurante Bardot Bistrot de Enric Granados de Barcelona. #AtrápaloAsap (“Actividad Singular para Atrapar Pronto”) ofrecía una experiencia única y exclusiva (porque se programaba solo una vez y no la volvían a repetir). El título era sugerente: 7 vinos + 7 platos + 7 bailes de swing.

Fui convencida de que a estas horas de la mañana meteríamos la nariz dentro de la copa, daríamos un sorbito, haríamos un poco de gárgaras, escupiríamos y disimularía mi ignorancia afirmando que había notado el aroma de flor de cerezo japonés bañado en barrica de madera de nogal fabricada por duendecillos de los Alpes suizos. No fue así. Qalidès, una asociación de bodegas de vinos ecológicos y biodinámicos del Penedès, me había tendido una trampa.

Empezamos bien, el sommelier Jordi Carrascosa nos hizo una explicación fantástica del primer vino y el primer plato. Jana Grulichová y Ricard Reig de Swingmaniacs nos introdujeron e interpretaron el primer baile. Qué bien se movían. Qué fácil lo hacían. Todo maridaba, todo era muy bueno, todo era perfecto. Los comensales estábamos sentados en mesas largas y redondas deslumbrados por las copas vacías y relucientes. “Está tierno este pulpo” “Qué bonito es el charleston”. De aquí no pasamos. Cada uno (o cada pareja) a lo suyo, no nos conocíamos.

Un vídeo publicado por Eva Rosell (@evarosellsolano) el

Pero cayó el segundo vino, el segundo plato y la segunda demostración de baile y después, el tercero. “¿Nos puede llenar de nuevo la copa, por favor?” Y el cuarto. “Me llamo Mireia” “Yo soy Ester y él es Lolo”. Y, el quinto, y… Y terminamos repitiendo un vino negro que nos encantó y otro blanco porque la gamba del arroz mar y montaña se merecía otra ronda y uno que no recuerdo cuál era porque antes que nos sirvieran la bomba de ragout de jabalí ya nos lo habíamos bebido y uno más para coger fuerzas (que ya no necesitaba) para salir a bailar un blues con Paco, el de la camisa de cuadros que había venido con su amigo Edu.

Porque sí, bailé y hasta llegué a oír los duendecillos fabricando la barrica de nogal de los Aples suizos de uno de los vinos. Y a las dos del mediodía nos despedíamos casi abrazados como si nos conociéramos de toda la vida y nos prometíamos estar atentos al siguiente #AtrápaloAsap. Porque lo de pasar un sábado por la mañana comiendo, bebiendo y bailando eran un buen plan que teníamos que repetir.

Ya en la calle, el sol de un día primaveral que disimulaba que estábamos en pleno invierno cegaba los ojos de un gremlin desencadenado. Pero esta ya es otra historia.    

Aquí tenéis la lista de platos, vinos y bailes que maridamos:

Charleston – Pulpo a la Brava. Buñuelos de Verduras con Masala y crema de Yogur – Vino: Fransola de Bodegas Miguel Torres.
Jazz Steps – Calamares Plancha con Judías de Santa Pau y Menta – Vino: Blanc Tradició de Can Feixes.
Balboa – Crujiente de Mascarpone, Pesto y Tomate seco. Vino: Petrea Merlot de Mas Comtal.
Shag – El Arroz Mar i Montaña de Bardot – Vino: El Blanc XXV de Albet i Noya.
Boogie Woogie – Caza Bomba de Ragout de Jabalí. Vino: Turó de les Abelles de Finca Viladellops.
Blues – Rabo de Toro a la manera de Bardot. Vino: Trajanvs de Avgvstvs Forvm.
Lindy Hop – Torrija con Helado de Canela. Vino: Vi de Glass Gewürztraminer de Gramona.

mm
Solo llego puntal cuando voy al cine, no sé resistirme a un mal plan y soy tan inútil orientándome que me perdería en mi propio museo. Espero que algún día declaren las patatas chips pilar de la dieta mediterránea. Me acompaña un ratón vaquero de nombre Cowmouse.