Aunque se te dan peor los idiomas que a Trump hacer amigos, sabes decir ‘cerveza’ en diez lenguas distintas. ¿Casualidad? Yo no lo creo…

Te acompañó en tu graduación, te arrancó unas cuantas risas el día que tu primer novio salió por la puerta para no volver jamás y ha sido una gran aliada en no pocos cumpleaños, tardes con los amigos y noches de despiporre. Rubia o negra, con un punto amargo, con sus dos dedos de espuma y siempre bien fresquita, la cerveza lleva años a tu lado, tantos que te cuesta imaginar la vida sin ella. Y no tienes por qué hacerlo, mucho menos cuando aún os quedan infinidad de momentos por compartir. Por ejemplo, una jornada en el Oktoberfest. ¿Te apetece? Vamos, que esto no ha hecho más que empezar.

cerveza alemana

Primera parada: Oktoberfest

Aunque llamándose Oktoberfest hubieras apostado un brazo a que esta fiesta empezaba en octubre, es en septiembre cuando arranca la más importante celebración cervecera de Alemania, convirtiendo Múnich en el place to be para cualquiera que suspire por una caña bien fresquita. Vamos, que si no has comprado ya los billetes vas un poco tarde, que esto está al caer.

En el recinto del evento, por el que correrán unos seis millones de litros de cerveza, tampoco faltarán la música bávara, la comida en cantidades ingentes, las atracciones de feria, los asistentes con trajes regionales típicos de la zona y, por supuesto, la diversión sin límites. ¿Que ahora mismo no te va demasiado bien pasarte por Alemania? No está todo perdido. Deseosos de acercar la fiesta hasta nuestro país, en ciudades como Madrid o Barcelona hace años que decidieron apropiarse del Oktoberfest que, siguiendo la tradición alemana, se da por inaugurado con la apertura de barril.

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Pero esta no será la única oportunidad que tengas de encontrarte y brindar con otros amantes de la cerveza. El año está salpicado de eventos como el Beermad, el Olvera Beer Festival o el Carpe Birrem, todos con un denominador común: el dorado líquido como absoluto y rotundo protagonista.

Ha llegado el momento de probar algo nuevo

Un amante de las categorizaciones con pocas ganas de devanarse los sesos te diría que en el mundo hay dos tipos de personas: las que detestan tanto los cambios que siguen usando la misma colonia de cuando tenían ocho años y aquellos para los que probar cosas nuevas es tan vital como respirar.

Si eres de los primeros, solo te diré que sigas disfrutando de tu cerveza de siempre en el bar de siempre con los colegas de siempre; para los demás tengo una buena noticia: hay un universo de birras aún desconocido que está esperando para refrescar tu boca, descender por tu esófago, aposentarse en tu estómago y, de paso, alegrarte un poquito más la existencia. ¿Te apetece descubrirlo? Paciencia, que a eso iba.

En el mundo de las cervezas, como en la viña del señor, hay de todo; y aunque aún no hayas probado más que cuatro o cinco tipos distintos, debes saber que existen un montón de variedades. Las hay, por ejemplo, con ligeros toques de pizza, con un punto picante, con sabor a galleta e incluso procedentes del universo de la ficción.

Ahí precisamente es donde nació la cerveza de mantequilla, un brebaje que regaba siempre los banquetes de Hogwarts y que ya está disponible para muggles en el parque temático de Harry Potter. En el mercado también es posible encontrar la Duff que tantas alegrías ha dado a Homer Simpson, la Dharma Beer de la serie ‘Lost’ e incluso cerveza de jengibre, la favorita de los protagonistas de la serie de libros de ‘Los Cinco’. ¿Por cuál quieres empezar?

 

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Descubre cómo se elabora la cerveza… desde dentro

¿Cómo? ¿Que la cerveza no sale del cervecero? Te acabas de quedar a cuadros, ¿verdad? Te entiendo: hasta hace muy poco yo misma hubiera jurado que algo tan exquisito no podía ser obra de un vulgar ser humano, pero resulta que me equivocaba y que, en su elaboración, no había intervención divina alguna.

Para que puedas comprobarlo con tus propios ojos, marcas como  Ebora, La Sagra, Enigma o San Miguel suelen abrir sus puertas a todo el que quiera conocer de cerca cómo se fabrica este producto. Durante las visitas te revelarán cuál es el proceso completo, desde que se elige la materia prima hasta que esta bebida llega a la mesa de nuestro bar favorito.

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Conviértete en un auténtico maestro cervecero

Como consecuencia de haber declarado tu particular guerra a los productos envasados, pasas más horas en la cocina que una abuela con ocho nietos el día de Navidad. Lo positivo de cuidar tanto tu alimentación es que tienes una salud de hierro; lo malo, que hace años que no entra una lata de cerveza en tu casa y, como (desoladora) consecuencia, ya ni recuerdas cuándo fue la última vez que te tomaste una birra sentado en el sofá.

Pero, oye, si haces pan con masa madre, te pasas la tarde horneando magdalenas y hasta preparas tu propio yogur, ¿por qué no haces lo mismo con tu bebida favorita? No, no es tan complicado como puede parecer y ya hay tiendas en las que comprar todos los cachivaches necesarios para montar tu propia fábrica en casa. Si no sabes por dónde empezar, anímate a hacer algúnn curso de elaboración de cervezas, que los que saben de esto sabrán guiarte mejor que nadie.

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©License CC0

Y esto no acaba aquí…

Otro día te diría que te buscaras la vida, que yo ya había hecho bastante por ti, pero mira tú por donde que hoy me siento generosa, así que, como bonus track, te voy a hacer alguna propuesta más. Si amas esta bebida por encima de todas las cosas, también podrás hacer catas, aprender a maridar o bañarte en cerveza en un beer spa. Aplicada sobre el cuerpo, este delicioso brebaje también regenerará tu piel, te ayudará a combatir la flacidez y te relajará más que pasarte el día explotando burbujas de plástico. Con tanto que es capaz de ofrecerte, ¿cómo no va a gustarte la cerveza?

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Lo primero que hago al llegar a la playa es buscar el punto más elevado al que huir en caso de tsunami. Soy así de previsora. Cuando no estoy buscando salidas de emergencia o comprando conservas para llenar la despensa del búnker, voy al cine, leo, duermo y finjo ser normal.