Puede parecer que si te pasas el día hablando de viajes es muy fácil elegir las vacaciones de verano, pero aseguro que no lo es… Todo el día subiendo en la web ofertas y más ofertas, desde paraísos exóticos a destinos clásicos: hay tantos lugares encantadores que ¡era imposible escoger!
Buscando un destino tranquilo, para desconectar de la vida de ciudad, bonito pero sencillo, algo no explotado turísticamente que nos permitiera desestresarnos, de pronto nos surgió la idea ¡Cabo Verde! Me enteré de que el lema de la Isla de Sal es “No stress” y pensé “¡ya lo tengo!”.

Y así fue cómo acabamos en la Isla de Sal. Nos alojamos en el Hotel Oasis Novorizonte 4*, en el pueblo de Santa María, en el Sur de la isla.
La fórmula era un todo incluido. Nada de preocuparse de qué cocinar con esa comida espectacular: platos de pescado fresco y mucha variedad de fruta y postres caseros ¡óptimos!

agosto_31_pescador
@Foto: propia

El Hotel está formado por bungalows de decoración sencilla y magnífico aire acondicionado. La playa en frente al complejo es limpia, sus tumbonas y sombrillas evitan que te quemes bajo el sol africano y el viento de mar.
Nuestros días transcurrieron entre la playa y la piscina del hotel, en compañía de los libros que nos habíamos traído. Mi novio además se sacó el PADI en un centro de buceo cercano.

agosto_31_playa
@Foto: propia

La Isla es pequeña y pudimos verla con un recorrido en un pick-up de un día entero. Lo que más sorprende es el paisaje desértico y los pocos árboles moldeados por el viento, ese que sopla constantemente todo el año.

agosto_31_iglesia
@Foto: propia

En ese tour también pudimos ver a pocos metros de nuestros pies unos tiburones gato: se suelen acercar a las orillas de bahías tranquilas en búsqueda de comida y la presencia del hombre no les molesta, así que se han convertido en una de las atracciones de la isla.

Pero lo más emocionante fue sin duda la excursión nocturna para ver las tortugas en época de reproducción.
Una ONG local, apoyada por el Gobierno de Cabo Verde, tiene el objetivo de salvaguardar las tortugas que entre junio y septiembre ponen huevos en la costa sur de la isla.
Asistimos de esta manera a la deposición de huevos de una tortuga de 86 cm de largo y fue un acontecimiento conmovedor: estábamos a pocos centímetros de ella y esto se debe a que cuando la tortuga empieza a poner los huevos entra en un estado de trance, con lo cual se queda tranquila y no se asusta por la presencia del hombre.

Tortugas, tiburones gato, grandes y vacías playas, un paisaje desértico y la mejor fruta y pescado que hayas probado nunca es tan sólo un poco de lo que te espera en un viaje a Cabo Verde. Yo repetiré.

Puede parecer que si te pasas el día hablando de viajes es muy fácil elegir las vacaciones de verano, pero aseguro que no lo es… Todo el día subiendo en la web ofertas y más ofertas, desde paraísos exóticos a destinos clásicos: hay tantos lugares encantadores que ¡era imposible escoger!
Buscando un destino tranquilo, para desconectar de la vida de ciudad, bonito pero sencillo, algo no explotado turísticamente que nos permitiera desestresarnos, de pronto nos surgió la idea ¡Cabo Verde! Me enteré de que el lema de la Isla de Sal es “No stress” y pensé “¡ya lo tengo!”.

Y así fue cómo acabamos en la Isla de Sal. Nos alojamos en el Hotel Oasis Novorizonte 4*, en el pueblo de Santa María, en el Sur de la isla.
La fórmula era un todo incluido. Nada de preocuparse de qué cocinar con esa comida espectacular: platos de pescado fresco y mucha variedad de fruta y postres caseros ¡óptimos!

agosto_31_pescador
@Foto: propia

El Hotel está formado por bungalows de decoración sencilla y magnífico aire acondicionado. La playa en frente al complejo es limpia, sus tumbonas y sombrillas evitan que te quemes bajo el sol africano y el viento de mar.
Nuestros días transcurrieron entre la playa y la piscina del hotel, en compañía de los libros que nos habíamos traído. Mi novio además se sacó el PADI en un centro de buceo cercano.

agosto_31_playa
@Foto: propia

La Isla es pequeña y pudimos verla con un recorrido en un pick-up de un día entero. Lo que más sorprende es el paisaje desértico y los pocos árboles moldeados por el viento, ese que sopla constantemente todo el año.

agosto_31_iglesia
@Foto: propia

En ese tour también pudimos ver a pocos metros de nuestros pies unos tiburones gato: se suelen acercar a las orillas de bahías tranquilas en búsqueda de comida y la presencia del hombre no les molesta, así que se han convertido en una de las atracciones de la isla.

Pero lo más emocionante fue sin duda la excursión nocturna para ver las tortugas en época de reproducción.
Una ONG local, apoyada por el Gobierno de Cabo Verde, tiene el objetivo de salvaguardar las tortugas que entre junio y septiembre ponen huevos en la costa sur de la isla.
Asistimos de esta manera a la deposición de huevos de una tortuga de 86 cm de largo y fue un acontecimiento conmovedor: estábamos a pocos centímetros de ella y esto se debe a que cuando la tortuga empieza a poner los huevos entra en un estado de trance, con lo cual se queda tranquila y no se asusta por la presencia del hombre.

Tortugas, tiburones gato, grandes y vacías playas, un paisaje desértico y la mejor fruta y pescado que hayas probado nunca es tan sólo un poco de lo que te espera en un viaje a Cabo Verde. Yo repetiré.