Este año olvídate de las clásicas vacaciones de playa o montaña: aquí tienes una lista con 7 maravillas que no deberías dejar de conocer. Ha llegado el momento de liarse la manta a la cabeza y descubrir lugares que ni siquiera parecen de este mundo.

Por increíble que parezca, la Semana Santa y el ansiado verano están a la vuelta de la esquina, y si no quieres verte atrapado de nuevo en el clásico plan de playa o montaña, ha llegado el momento de ponerse a manos a la obra para disfrutar de unas merecidas vacaciones que nunca olvidarás.

La Gran Muralla, China

Que la Gran Muralla china puede verse desde el espacio es una leyenda urbana desmentida en 2004 por la NASA, pero sigue siendo uno de los lugares más impresionantes del mundo.  Aunque está muy deteriorada en algunas zonas, en sus más de 21.000 kilómetros aún quedan torres de vigilancia y almenas casi intactas (otras han tenido que pasar por reconstrucciones). Pero lo más espectacular sigue siendo ver cómo la muralla se pierda entre las montañas: es imposible que esa imagen no se te quede grabada en la mente de por vida.

La Gran Muralla China

El Salar de Uyuni, Bolivia

Es imposible ver imágenes del Salar de Uyuni si preguntarse si no se trata todo de un efecto de Photoshop. Con una extensión de más de 10.000 kilómetros, el mayor desierto salino del mundo permite además disfrutar de las estrellas sin contaminación lumínica alguna  y de excursiones a la cercana selva de Amboró o al desierto chileno de Atacama. Cuando te veas inmerso en esos paisajes que no parecen siquiera de este mundo, seguro que no lamentarás haberte quedado sin playa.

Salar de Uyumi

Las cataratas de Iguazú, Argentina, Brasil y Paraguay

Olvídate de Niágara: las mejores cataratas que puedes ver en el continente americano son las de Iguazú en la frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. Aquí lo único que te distraerá es el ruido del agua cayendo  sobre la desembocadura del río Paraná, un ruido tan ensordecedor como espectacular son las cataratas. Es posible disfrutarlas gracias a las pasarelas que las recorren y que llegan hasta la Garganta del Diablo. Se puede llegar a ellas desde Argentina, Paraguay o Brasil, aunque el 80% de las cataratas están en el lado argentino. Si eres de los que disfruta de vacaciones de montaña,  puedes quedarte unos días más y disfrutar de las rutas de senderismo que ofrece el parque nacional.

Iguazú

Machu Picchu, Perú

Antes de que el tren llegara a Machu Picchu, la única forma de acceder a la antigua ciudad inca era con una caminata de tres días. Si ése es el esfuerzo necesario sólo para visitarla, el que hubo que realizar para construirla es casi imposible de imaginar. Templos, terrazas y casas se edificaron sin adobo o amalgama alguna, simplemente encajando las piedras al milímetro. Si eso no te impresiona, entonces lo hará su paisaje andino y la nada desdeñable altura (más de 2.500 m de media). Eso sí, tendrás que comprar la entrada con tanta antelación como el vuelo, ya que el número de visitantes diarios está limitado para que el turismo de masas no arruine lo que no ha podido destruir el paso del tiempo.

La Alhambra, España

No hace falta irse a la otra punta del planeta para disfrutar de uno de los palacios más espectaculares del mundo. La Alhambra es uno de esos sitios del que no te crees todo lo que te cuentan hasta que no lo ves: en el momento en que cruzas la puerta es imposible no trasladarte a los mundos de las “Mil y Una Noches” entre tanta filigrana, tanta fuente, tanto mirador y tanto jardín. La Alhambra cuenta además con un atractivo nada desdeñable: es uno de los pocos sitios de Granada en los que el calor se hace llevadero.

Alhambra

Desierto rojo, Australia

De todos los desiertos de Australia, el rojo es uno de los más fascinantes. En él se esconde el monte Uluru,considerado sagrado por los aborígenes y que se vuelve de un intenso color rojo al atardecer.  Otro aliciente son las llamadas canicas del diablo (unas gigantes rocas redondas de granito)  o los doce cráteres provocados por la caída de un meteorito. Las altas temperaturas del Desierto Rojo valen la pena a cambio de disfrutar de un paisaje que bien podría ser Marte.

Desierto rojo
Glaciar Perito Moreno, Argentina

Aunque hay lenguas glaciares incluso en los Alpes y en los Pirineos, cuanto más cerca de los polos, más impresionantes son, como el argentino Perito Moreno, declarado incluso Patrimonio de la Humanidad. Aunque basta con enfrentarse a una gran mole de hielo para sentirse insignificante no hay nada como calzarse unos crampones y caminar sobre su angulosa superficie: es lo más parecido que vas a vivir a pisar la luna sin ser astronauta.

Glaciar Perito Moreno

Por increíble que parezca, la Semana Santa y el ansiado verano están a la vuelta de la esquina, y si no quieres verte atrapado de nuevo en el clásico plan de playa o montaña, ha llegado el momento de ponerse a manos a la obra para disfrutar de unas merecidas vacaciones que nunca olvidarás.

La Gran Muralla, China

Que la Gran Muralla china puede verse desde el espacio es una leyenda urbana desmentida en 2004 por la NASA, pero sigue siendo uno de los lugares más impresionantes del mundo.  Aunque está muy deteriorada en algunas zonas, en sus más de 21.000 kilómetros aún quedan torres de vigilancia y almenas casi intactas (otras han tenido que pasar por reconstrucciones). Pero lo más espectacular sigue siendo ver cómo la muralla se pierda entre las montañas: es imposible que esa imagen no se te quede grabada en la mente de por vida.

La Gran Muralla China

El Salar de Uyuni, Bolivia

Es imposible ver imágenes del Salar de Uyuni si preguntarse si no se trata todo de un efecto de Photoshop. Con una extensión de más de 10.000 kilómetros, el mayor desierto salino del mundo permite además disfrutar de las estrellas sin contaminación lumínica alguna  y de excursiones a la cercana selva de Amboró o al desierto chileno de Atacama. Cuando te veas inmerso en esos paisajes que no parecen siquiera de este mundo, seguro que no lamentarás haberte quedado sin playa.

Salar de Uyumi

Las cataratas de Iguazú, Argentina, Brasil y Paraguay

Olvídate de Niágara: las mejores cataratas que puedes ver en el continente americano son las de Iguazú en la frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. Aquí lo único que te distraerá es el ruido del agua cayendo  sobre la desembocadura del río Paraná, un ruido tan ensordecedor como espectacular son las cataratas. Es posible disfrutarlas gracias a las pasarelas que las recorren y que llegan hasta la Garganta del Diablo. Se puede llegar a ellas desde Argentina, Paraguay o Brasil, aunque el 80% de las cataratas están en el lado argentino. Si eres de los que disfruta de vacaciones de montaña,  puedes quedarte unos días más y disfrutar de las rutas de senderismo que ofrece el parque nacional.

Iguazú

Machu Picchu, Perú

Antes de que el tren llegara a Machu Picchu, la única forma de acceder a la antigua ciudad inca era con una caminata de tres días. Si ése es el esfuerzo necesario sólo para visitarla, el que hubo que realizar para construirla es casi imposible de imaginar. Templos, terrazas y casas se edificaron sin adobo o amalgama alguna, simplemente encajando las piedras al milímetro. Si eso no te impresiona, entonces lo hará su paisaje andino y la nada desdeñable altura (más de 2.500 m de media). Eso sí, tendrás que comprar la entrada con tanta antelación como el vuelo, ya que el número de visitantes diarios está limitado para que el turismo de masas no arruine lo que no ha podido destruir el paso del tiempo.

La Alhambra, España

No hace falta irse a la otra punta del planeta para disfrutar de uno de los palacios más espectaculares del mundo. La Alhambra es uno de esos sitios del que no te crees todo lo que te cuentan hasta que no lo ves: en el momento en que cruzas la puerta es imposible no trasladarte a los mundos de las “Mil y Una Noches” entre tanta filigrana, tanta fuente, tanto mirador y tanto jardín. La Alhambra cuenta además con un atractivo nada desdeñable: es uno de los pocos sitios de Granada en los que el calor se hace llevadero.

Alhambra

Desierto rojo, Australia

De todos los desiertos de Australia, el rojo es uno de los más fascinantes. En él se esconde el monte Uluru,considerado sagrado por los aborígenes y que se vuelve de un intenso color rojo al atardecer.  Otro aliciente son las llamadas canicas del diablo (unas gigantes rocas redondas de granito)  o los doce cráteres provocados por la caída de un meteorito. Las altas temperaturas del Desierto Rojo valen la pena a cambio de disfrutar de un paisaje que bien podría ser Marte.

Desierto rojo
Glaciar Perito Moreno, Argentina

Aunque hay lenguas glaciares incluso en los Alpes y en los Pirineos, cuanto más cerca de los polos, más impresionantes son, como el argentino Perito Moreno, declarado incluso Patrimonio de la Humanidad. Aunque basta con enfrentarse a una gran mole de hielo para sentirse insignificante no hay nada como calzarse unos crampones y caminar sobre su angulosa superficie: es lo más parecido que vas a vivir a pisar la luna sin ser astronauta.

Glaciar Perito Moreno

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