1. Infinity Pool del Marina Bay Sands Hotel (Malasia)

En la era de Instagram no importa lo que visitas, sino el lugar en el que quieres ser visto. Y uno de los escenarios que más aparecen en la red social es la infinity pool del hotel Marina Bay Sands, en Malasia. Un espectáculo desde el que contemplar el paseo marítimo de la ciudad aunque solo te des un baño de 30 segundos mientras el aforo se dispara.

2. Auschwitch (Polonia)

Una fotografía de Instagram puede no provocar cambios en la estructura de un lugar del mundo, pero sí  de la moralidad ligada al mismo. Este es el caso del antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz, donde las imágenes poco apropiadas (desde sesiones de modelos hasta selfies sonrientes frente a una pila de cabelleras cercenadas) han llevado a la propia organización a emitir un comunicado en el que pide “el cese de fotografías frívolas en un lugar donde murió hasta un millón de personas”.

3. Cuevas Batu (Malasia)

A 13 kilómetros de la ciudad de Kuala Lumpur se encuentra el complejo hindú más famoso fuera de India: las Cuevas Batu, un patrimonio custodiado por una estatua de 42 metros de Murugan, dios de la guerra, al que siguen 272 escalones que conducen hasta la cueva principal. El problema era que estas escaleras de tono ocre natural fueron recientemente pintadas de colores a espaldas del Departamento de Turismo, desembocando en el doble de fotografías de Instagram. Una polémica que clama por  “priorizar en el patrimonio cultural antes que en la explotación turística”.

4. Sheikh Zayed Bin Sultan Al Nahyan (Abu Dhabi)

Considerada como una de las mezquitas más bonitas del mundo, la de Abu Dhabi lleva años siendo toda una sensación en Instagram para quienes visitan la ciudad árabe o realizan una escala. Un festín de columnas blancas y dorados exóticos en los que hasta Rihanna o Kendall Jenner se han enfundado un hiyab para sucumbir a una sesión chic mientras los fieles entran a orar. Por supuesto, la comunidad musulmana no tardó en protestar.

5. Laguna Rosa de Torrevieja (Alicante)

Durante el pasado año, diferentes fotos de instagrammers bañándose en una laguna de color rosa chicle desató las alarmas acerca de una nueva meca del postureo. Ubicada en el Parque Natural de las Salinas de Torrevieja, esta laguna debe su color a un tipo de alga autóctona que ha provocado la llegada de cientos de visitantes. El problema llegó hace unas semanas cuando se prohibió acceder al recinto a fin de permitir la correcta circulación de los barcos encargados de extraer la sal de la laguna.

Instagram ha revolucionado por completo un panorama turístico en el que tomar esa preciada foto nos ha hecho olvidarnos de la moralidad y consecuencias de nuestros actos.

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Alicantino de nacimiento, amante de cualquier lugar con mínimas de 25ºC. Mi debilidad es escribir en cafés secretos, tengo curry en las venas y una palmera tatuada (tiene su miga, aunque no lo parezca). Una vez gané un premio en Japón.