La semana pasada publicamos un concurso en Facebook en el que pedíamos -a cambio de un par de billetes de avión a Berlín de ida y vuelta para el ganador (cortesía de Lufthansa, que  desde hace muy poquito ofrece vuelos directos desde España a la capital alemana)-, que imaginarais que os trasladabais allí por un día y que  nos contaráis qué haríais allí.

Sara Toga von Doral, ha sido la persona que ha logrado trasladarnos allí a la perfección, como si mientras leyeramos lo que nos cuenta estuviéramos viendo una peli, con pedida de mano en el Zoólogico incluida. ;)

Primero me iría con mi acompañante a desayunar a Cupcake en el barrio de Friedrichshain (y me haría un montón de fotos con cientos de tartitas de coloooooreeees) :) Más tarde me iría a la puerta de Brandemburgo y daría un mitin (en mi perfecto alemán) a favor de la paz y el amor.

Luego correría (para no perder ni un segundo de mis 24 horas) a  la avenida Kastaninen Alle y me empaparía de las últimas tendencias en moda (entraré como la pueblerina que soy y saldré como un bello…, digo…, una prin…, bueno: yo vestida un poco mona). Después mi acompañante y yo comeríamos en Kochhaus, un restaurante donde puedes cocinar tu propia comida y aprender nuevas recetas (o en mi caso, aprender al menos a encender la vitro aunque sea).

A la hora de la siesta… ¡Increíble!¡No habría siesta! Me iría corriendo como gacela veloz con mi réflex a retratarme en el Reichtag, en la Iglesia de San Nicolás, en el muro de Berlín (con un cartel de “Regalo abrazos”), la plaza de los Gendarmes, el Berlíner Dom y la avenida de Carlos Marx y Alexander Platz (entre otros).

Cuando empezara a oscurecer arrastraría a mi pareja al Jardín Zoológico y allí por sorpresa le pediría matrimonio (en un entorno en el que se sienta agusto, como con su familia). Tras esto, cuando me haya dicho que si, y sabiendo que soy la mujer de su vida, me invitará a cenar en el Romantic de Innsbrucker Platz 3.

Y después de un bonito y aprovechado día iríamos a tomar unas cervezas (solo por ser típica eh…) en algunos pubs típicos de la capital Germana, y por qué no, disfrutar de un concierto de buena música. Por la mañana, antes de volver a León, mi ciudad, lloraría un poco (para que la ciudad vea que la aprecio de corazón), y luego montaría al avión con una sonrisa de oreja a oreja, así: :D.

¡Muchas felicidades Sara! Y a todos los demás muchas gracias por compartir con nosotros vuestro día perfecto en Berlín.

La semana pasada publicamos un concurso en Facebook en el que pedíamos -a cambio de un par de billetes de avión a Berlín de ida y vuelta para el ganador (cortesía de Lufthansa, que  desde hace muy poquito ofrece vuelos directos desde España a la capital alemana)-, que imaginarais que os trasladabais allí por un día y que  nos contaráis qué haríais allí.

Sara Toga von Doral, ha sido la persona que ha logrado trasladarnos allí a la perfección, como si mientras leyeramos lo que nos cuenta estuviéramos viendo una peli, con pedida de mano en el Zoólogico incluida. ;)

Primero me iría con mi acompañante a desayunar a Cupcake en el barrio de Friedrichshain (y me haría un montón de fotos con cientos de tartitas de coloooooreeees) :) Más tarde me iría a la puerta de Brandemburgo y daría un mitin (en mi perfecto alemán) a favor de la paz y el amor.

Luego correría (para no perder ni un segundo de mis 24 horas) a  la avenida Kastaninen Alle y me empaparía de las últimas tendencias en moda (entraré como la pueblerina que soy y saldré como un bello…, digo…, una prin…, bueno: yo vestida un poco mona). Después mi acompañante y yo comeríamos en Kochhaus, un restaurante donde puedes cocinar tu propia comida y aprender nuevas recetas (o en mi caso, aprender al menos a encender la vitro aunque sea).

A la hora de la siesta… ¡Increíble!¡No habría siesta! Me iría corriendo como gacela veloz con mi réflex a retratarme en el Reichtag, en la Iglesia de San Nicolás, en el muro de Berlín (con un cartel de “Regalo abrazos”), la plaza de los Gendarmes, el Berlíner Dom y la avenida de Carlos Marx y Alexander Platz (entre otros).

Cuando empezara a oscurecer arrastraría a mi pareja al Jardín Zoológico y allí por sorpresa le pediría matrimonio (en un entorno en el que se sienta agusto, como con su familia). Tras esto, cuando me haya dicho que si, y sabiendo que soy la mujer de su vida, me invitará a cenar en el Romantic de Innsbrucker Platz 3.

Y después de un bonito y aprovechado día iríamos a tomar unas cervezas (solo por ser típica eh…) en algunos pubs típicos de la capital Germana, y por qué no, disfrutar de un concierto de buena música. Por la mañana, antes de volver a León, mi ciudad, lloraría un poco (para que la ciudad vea que la aprecio de corazón), y luego montaría al avión con una sonrisa de oreja a oreja, así: :D.

¡Muchas felicidades Sara! Y a todos los demás muchas gracias por compartir con nosotros vuestro día perfecto en Berlín.