Cuidado. Si sigues leyendo corres el enorme riesgo de salir corriendo y plantarte en Aragón. :-)

1. El aire puro

¿Cuánto hace que no llenas los pulmones de algo que no sea humo de autobús? En el los valles del Pirineo, como el de Benasque te volverás a encontrar de la naturaleza en estado puro. Recomendamos llevarse un potecito para traerte aire puro de vuelta a la ciudad.

Benasque

 

2. Las nieves perpetuas

Si en verano despides a tu pareja para enamorarte del ventilador, que sepas que en los picos más altos del Parque Natural de Posets-Maladeta hay nieve perpetua ;).

3. La longaniza de Graus

La auténtica longaniza de este precioso pueblo está tan rica que hasta tiene un día propio: El Día de la Longaniza, convertido en Fiesta de Interés Turístico Regional, en la que reparten más de 10.000 raciones de este producto. Además, en 1997 consiguieron el Record Guinnes de la parrillada más grande del mundo. Aragoneses de pura cepa.

4. Los pueblecitos

Hay muchísimos y con mucho encanto, pero Aínsa sobresale por encima de los demás. En la confluencia de dos ríos domina todo el valle con su encanto medieval. Sentarse en la Plaza Mayor de su casco antiguo es retroceder en el tiempo unos 1000 años, perfecto para encantarse imaginando cuántas batallas, historias y amores han visto las piedras de estas calles.

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Foto de Ignacio Ferrando/Abaco Digital.

 

5. La ternera del Valle de Broto

¿Quieres saber cómo sabía la comida antes de la tecnología? La ternera del Valle de Broto es auténtica, y sabe a campo, a naturaleza y tradición. Pruébala en Oto, un pequeño pueblo que aún conserva el encanto de las villas de pastores.

6. Las joyas medievales

De las muchísimas que se esconden en los valles pirenaicos destacamos el espectacular Monasterio de San Juan de la peña. Los orígenes de este monasterio se pierden en la oscuridad de la época altomedieval, pero se lo considera la cuna del Reino de Aragón. Y que sepas que más de uno se ha perdido por el Monasterio buscando el Santo Grial, ¿tendría suerte?

sanjuanpena

 

7. Los miradores

Si a ti también te encanta subir las cuestas, llegar hasta lo más alto y disfrutar de las vistas mientras pones los brazos en jarra (este último paso es obligatorio) en el Pirineo Aragonés disfrutarás como un niño. En cualquier o estación de esquí como Cerler o la Sierra de Itxia las vistas te dejarán sin respiración, asegurado.

8. El Recau de Benasque

Y cuando la temperatura baja de los 10 grados nada mejor que recalentarse con un fantástico Recau, una olla tradicional, antiguamente hecha con las sobras que hoy en día suele llevar patata, judía verde, garbanzos, col, cordero y longaniza.

 9. Los ríos

Las aguas que caen en los Pirineos bajan con fuerza creando espectaculares cañones y barrancos, perfectos para practicar piragüismo, descenso, pesca de río y cualquier otra actividad acuática que te puedas imaginar. Pero si prefieres algo más tradicional, una vez al año se organizan las jornadas de descenso en navatas tradicionales (de madera y atadas con cuerdas) por el Río Gállego.

10. Les estaciones de esquí

Las 5 estaciones de esquí de los Pirineos Aragoneses Astún, Candanchú, Cerler, Formigal y Panticosa no solo tienen la nieve perfecta en invierno, también son ideales para pasear o ir en Mountain Bike en verano.

 

Formigal en verano.
Formigal en verano.

 

Y si aún no estás convencido, mira, mira:

Cuidado. Si sigues leyendo corres el enorme riesgo de salir corriendo y plantarte en Aragón. :-)

1. El aire puro

¿Cuánto hace que no llenas los pulmones de algo que no sea humo de autobús? En el los valles del Pirineo, como el de Benasque te volverás a encontrar de la naturaleza en estado puro. Recomendamos llevarse un potecito para traerte aire puro de vuelta a la ciudad.

Benasque

 

2. Las nieves perpetuas

Si en verano despides a tu pareja para enamorarte del ventilador, que sepas que en los picos más altos del Parque Natural de Posets-Maladeta hay nieve perpetua ;).

3. La longaniza de Graus

La auténtica longaniza de este precioso pueblo está tan rica que hasta tiene un día propio: El Día de la Longaniza, convertido en Fiesta de Interés Turístico Regional, en la que reparten más de 10.000 raciones de este producto. Además, en 1997 consiguieron el Record Guinnes de la parrillada más grande del mundo. Aragoneses de pura cepa.

4. Los pueblecitos

Hay muchísimos y con mucho encanto, pero Aínsa sobresale por encima de los demás. En la confluencia de dos ríos domina todo el valle con su encanto medieval. Sentarse en la Plaza Mayor de su casco antiguo es retroceder en el tiempo unos 1000 años, perfecto para encantarse imaginando cuántas batallas, historias y amores han visto las piedras de estas calles.

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Foto de Ignacio Ferrando/Abaco Digital.

 

5. La ternera del Valle de Broto

¿Quieres saber cómo sabía la comida antes de la tecnología? La ternera del Valle de Broto es auténtica, y sabe a campo, a naturaleza y tradición. Pruébala en Oto, un pequeño pueblo que aún conserva el encanto de las villas de pastores.

6. Las joyas medievales

De las muchísimas que se esconden en los valles pirenaicos destacamos el espectacular Monasterio de San Juan de la peña. Los orígenes de este monasterio se pierden en la oscuridad de la época altomedieval, pero se lo considera la cuna del Reino de Aragón. Y que sepas que más de uno se ha perdido por el Monasterio buscando el Santo Grial, ¿tendría suerte?

sanjuanpena

 

7. Los miradores

Si a ti también te encanta subir las cuestas, llegar hasta lo más alto y disfrutar de las vistas mientras pones los brazos en jarra (este último paso es obligatorio) en el Pirineo Aragonés disfrutarás como un niño. En cualquier o estación de esquí como Cerler o la Sierra de Itxia las vistas te dejarán sin respiración, asegurado.

8. El Recau de Benasque

Y cuando la temperatura baja de los 10 grados nada mejor que recalentarse con un fantástico Recau, una olla tradicional, antiguamente hecha con las sobras que hoy en día suele llevar patata, judía verde, garbanzos, col, cordero y longaniza.

 9. Los ríos

Las aguas que caen en los Pirineos bajan con fuerza creando espectaculares cañones y barrancos, perfectos para practicar piragüismo, descenso, pesca de río y cualquier otra actividad acuática que te puedas imaginar. Pero si prefieres algo más tradicional, una vez al año se organizan las jornadas de descenso en navatas tradicionales (de madera y atadas con cuerdas) por el Río Gállego.

10. Les estaciones de esquí

Las 5 estaciones de esquí de los Pirineos Aragoneses Astún, Candanchú, Cerler, Formigal y Panticosa no solo tienen la nieve perfecta en invierno, también son ideales para pasear o ir en Mountain Bike en verano.

 

Formigal en verano.
Formigal en verano.

 

Y si aún no estás convencido, mira, mira: